Someter a Storybrooke: Albert Spencer

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- ¡ESTÁIS DE LO MÁS PINTORESCO!

Regina abre los ojos sobresaltada.

¡¿Su madre está elogiando a voz en grito a Leopoldo?!

¡¿De qué va todo esto?!

Apresurada, se pone uno de los treinta vestidos que ha dejado su madre para ella en el armario.

Ni siquiera tiene autoridad para elegir su propia ropa.

Risas estridentes inundan toda la casa.

Baja corriendo las escaleras.

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- ¡No os reconocerá ni vuestra propia hija!

- ¡Madre! ¡¿Qué...

Regina irrumpe en la cocina, enmudeciendo de repente y haciendo girar a Cora.

Regina irrumpe en la cocina, enmudeciendo de repente y haciendo girar a Cora

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El panorama no puede ser más confuso.

Leopoldo realiza la misma acción, haciendo retroceder a la mujer.

Leopoldo realiza la misma acción, haciendo retroceder a la mujer

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- ¡¿Pero qué demonios?!

- ¿Sorprendida Regina? Tú madre y yo nos hemos esforzado mucho para parecernos a los habitantes de tu ciudad.

- Aunque es evidente que nunca tendrán nuestra clase.

Ambos están irreconocibles.

A pesar de que Cora ya había vestido así anteriormente, no deja de sorprenderla.

Y encima se siente ridicula con ese vestido.

"No os pareceriais a los habitantes de Storybrooke aunque os reconstruyerais toda la cara"

- Regina, ¿no piensas decir nada?

Todavía impactada, la reina pretende devolver el golpe a su esposo

- ¿Acaso tengo que decir algo?

- Nuestra intención es movernos por el pueblo sin llamar mucho la atención. Por eso queremos saber tu opinión.

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora