Seremos una familia

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La gente empieza a acercarse poco a poco, intrigados por la escena que acaban de presenciar a lo lejos.

Las piernas de Regina han cedido en el momento en el que el peso muerto de su hijo se ha venido encima.

Está de rodillas, con Henry en el regazo. Aunque a diferencia de otras veces, en las que el cuerpo que yacía en sus brazos estaba totalmente inerte, el pecho de su hijo subía y bajaba de una forma casi imperceptible, haciendo que la mujer se temiese lo peor.

Un sentimiento muy fuerte de miedo, preocupación e ira la embarga por no ser capaz de combatir la magia de Cora.

Sin embargo su madre tiene otras preocupaciones. Si las descubren, el plan se irá al garete.

- Regina, tenemos que irnos.

Con la cara enrojecida y los ojos vidriosos, la nombrada eleva la mirada con desprecio y odio hacia su madre.

- ¡No pienso ir con vos a ningún lado! ¡Sois un monstruo!

- Como un monstruo es como te verán esas gentes que vienen corriendo hacia aquí.

La coge del brazo, pero Regina se aferra con todas sus fuerzas al cuerpo de su hijo.

- ¡Me da igual lo que piensen de mi! ¡ES MI HIJO Y NO LO ABANDONARÉ!

Cada vez están más cerca. A esa distancia seguro que ya pueden reconocerlas.

- ¡No vas a abandonarlo, Regina! ¡Si nos quedamos aquí, todo por lo que hemos luchado desaparecerá!

- Es vuestra lucha, madre, no la mía. Lo único que me importa es Henry, y pienso hacer todo lo que sea necesario para estar junto a él. Aunque tenga que pelear con el mismísimo Hades.

Por un segundo pasa fugazmente la idea de que Hades haya podido revivir con el hechizo.

No queda tiempo. Hay que actuar.

- ¡Mira, Regina, no voy a repetirlo dos veces! ¡Me conoces muy bien y sabes que yo nunca miento! ¡O nos marchamos de aquí ahora mismo, o esta habrá sido la última vez que has visto a Henry con vida!

Cora no es de las que se tiran un farol para conseguir lo que quiere. Si tiene que pasar por encima de Henry para conseguir lo que se propone, lo hará.

Y eso Regina lo sabe.

- ¡No puedo dejarlo aquí!

- No va a estar solo.  Todo el pueblo viene en su auxilio.

- ¡No quiero separarme de él, madre!

Sin mediar más palabra, tira del brazo de su hija, que esta vez deja a Henry en el suelo, no sin antes despedirse de su pequeño príncipe.

Las dos se ponen en pie y desaparecen antes de que el tumulto de gente empiece a rodear al pequeño Henry.

A lo lejos, una misteriosa figura se funde con las sombras del callejón contiguo a los recreativos.

*************************

Ya de vuelta en casa, Cora lleva a su hija hacia el interior de su habitación.

Ambas están fuera de si.

Pero Cora se lleva la palma.

- ¡¡ERES UNA INSENSATA!! ¡¡CÓMO SE TE OCURRE PONERNOS EN PELIGRO DE ESA MANERA!!

- ¡¡SE TRATA DE MI HIJO!! ¡¡NUNCA RESPETAIS A LAS PERSONAS QUE AMO!!

- ¡Porque siempre has tenido un don para elegir gente que no te conviene! ¡Eres una inconsciente!

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora