Pidiendo ayuda a Henry

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Regina cruza lo más rápido que le permiten sus piernas toda la avenida principal del pueblo, hasta los recreativos.

Aunque en apariencia Henry debería estar en el colegio, lo cierto es que la mayoría de chicos de su edad ya han empezado la Universidad o están preparándose para desempeñar un oficio.

Como en Storybrooke no pasa nunca el tiempo, los niños no crecen prácticamente y no hay necesidad de centros especializados.

- ¡Maldita sea!

Arremete ferozmente contra la persiana metálica de los recreativos.

Cerrado por motivos personales, reza un folio escrito con mala letra y de aspecto andrajoso pegado con cinta adhesiva al metal.

"Ya se yo cuáles son esos motivos personales: Se llaman Vodka y Whisky"

Si no está en los recreativos no se le ocurre ningún sitio donde pueda estar.

"Quizás esté con algún amigo. O tal vez haya ido a casa de Blanca"

Como lo más sencillo es probar en casa de Blanca, dirige sus pasos hacia allí. Ahora más serena.

- ¡Ey, mamá!

La nombrada vuelve la cabeza a su derecha.

Henry está sentado en un banco de un pequeño parquecito que pusieron los enanitos junto a los recreativos.

- ¡Henry! Iba a buscarte a casa de Blanca

- He salido a dar un paseo. El ambiente allí está muy tenso. ¿Quieres sentarte conmigo?

Conmovida por la actitud tan cariñosa de su hijo, corre a sentarse junto a él bajo la atenta mirada de dos sauces llorones.

- Lo primero de todo, quiero decirte que siento mucho lo que está pasando. Lo último que quería era separarte de tu nueva vida. Perdóname, cariño.

- No es culpa tuya, mamá. Es de tu madre.

"Madre..."

- Cariño, ¿te gusta el café?

La cara de Henry parece un signo de interrogación en sí misma

- No me gusta el café. ¿Por qué lo preguntas?

- Por nada. Cosas mías.

Necesitaba asegurarse de que no era otro de los engaños de Cora.

Sólo ella sabe que a Henry no le gusta el café.

Pactaron que sería su secreto cuando el chico vino un día llorando del colegio porque los demás niños se habían reído de él, que todavía tomaba cacao y batidos.

- Creo que vivir con tu madre está afectandote mucho.

Ambos ríen, aunque de diferente manera.

El de forma genuina, ante la ocurrencia que acaba de tener.

Ella de forma más amarga, reconociendo que la estadía junto a su madre está destrozándola por completo.

Una vez cesan las risas, llega el momento de ponerse un poco serios.

Con una leve sonrisa melancólica dibujada en los labios, Regina acaricia y alborota un poco el rebelde cabello de su hijo.

- Dime una cosa, cariño, ¿te trata bien Emma?

- Si, como siempre. Aunque anda un poco nerviosa buscando la manera de volver con Hope.

- Lo imaginaba. ¿Y Blanca y David? ¿Ellos se comportan igual que siempre?

- Si. Blanca está emocionada y triste a la vez por la aparición de su padre y la desaparición de Neal.

"Por mi como si le da un síncope y cae muerta por las escaleras"

- David se pasa el día averiguando cosas sobre su nuevo suegro. Para él es muy importante caer bien al Rey Leopoldo.

De repente le viene a la cabeza una pregunta de vital importancia.

- ¿Leopoldo? ¿Él te trata bien?

El chico parece meditarlo unos segundos.

Cualquier pequeño desliz le da luz verde para arremeter contra su esposo.

Nadie se mete con su príncipe.

- Si, no tenemos mucha relación. Creo que no acaba de entender que tú seas mi madre.

- ¿Y eso porqué?

- Supongo que es de la vieja escuela y no concibe la idea de adoptar a un niño.

"Viejo ignorante. No me consideras apta ni para ser madre. Ojalá te mueras"

- Bueno, si alguna vez te dijese algo inapropiado o hiciese algo que no te guste, dímelo, ¿de acuerdo?

- Emma también me protege, tranquila

"No me fiaría de Emma. Demasiados intereses en juego."

- Lo sé. Pero no te olvides de que siempre podrás contar conmigo. Puedes confiar en mi.

- Descuida. Y por cierto, hablando de confiar, ¿no tienes nada que contarme?

"Se me había olvidado"

- ¿Contarte?

- No habrás escapado de tu madre y de mi padrastro-bisabuelo sólo para venir a visitarme.

- No, claro que no. Es algo bastante delicado. Pero consideró que eres lo suficiente mayor como para saberlo

- ¿De qué se trata?

- Es de Storybrooke. Mi madre y Leopoldo planean atacar la ciudad y someterlos a todos

Henry se levanta de un salto, muy alarmado.

Regina hace lo propio

- ¡¿QUÉ?!

- He creído conveniente avisarte a ti porque de momento eres el único que no ha caido bajo la influencia de mi... de Leopoldo

El hecho de pensarse una mujer casada, le revuelve el estómago.

Con lo independiente que era antaño, su mente no logra concebir que está unida para siempre a ese espantoso ser.

- ¡Pero mama! ¡Hay que hacer algo!

- Ya lo sé, Henry, pero debemos tener cuidado porque mi madre...

- Aparece cuando menos te lo esperas.

Madre e hijo se sorprenden ante la inesperada llegada de Cora, que sale de uno de los sauces llorones.

- ¡Madre!

- ¡Abuela!

- Henry, cómo has crecido. Estás hecho todo un hombre

- ¡Aléjate de mi familia!

Regina rodea a su hijo con los brazos.

- Cuán osado es este niño. Si yo quisiera, este tugurio habría ardido hasta los cimientos.

- Madre, os ruego que dejéis a Henry al margen de todo esto. El no tiene la culpa de nada.

Henry, al contrario que Cora, no sabe qué responder ante el arranque de valentía por parte de una de sus madres.

- Tú sola lo has involucrado. Si no hubieras hecho esa insensatez, yo no tendría que hacer esto.

- ¡MADRE NO!

Sólo ha bastado un único  gesto con la mano para que Henry se desplome en los brazos de su madre.

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora