Capítulo 4.

646 60 3
                                    

- Y... ¿Qué te dijo? -preguntó Joel, observando el rostro de su amigo mientras se mordía los labios.

- Llevará a su novia e hijo con su familia.

- ¿Novia?

- Sí Joel -respondió serio, y Joel frunció el ceño-. Novia...

Lo escuchó decir con desgano, y seguido de eso, soltar un suspiro.

- Lo siento Chris.

- ¿Por qué? -lo miró confundido.

- Ya no podrás tener una relación con él.

Apartó la mirada cuando el castaño lo miró serio, y tomó algo.

- ¡Ay cállate! -le aventó un cojín que se encontraba a su lado- No me gusta.

- Sí, eso es lo que aseguras -Chris lo mira mal-. Zab hermoso, mi amor...

- ¿Qué pasa Joe? -preguntó levantando la mirada.

- ¿A Chris le gusta el pequeño de ojos verdes? -miró con burla al castaño y sonrió.

- Sí, eso se nota a kilómetros.

- No me gusta.

- Claro que sí -afirmó Zabdiel, creyendo firmemente en sus palabras.

- A ver Zabdiel, ¿Cómo me puede gustar alguien a quien acabo de conocer? Sobre todo si es chico.

- Pues fácil, lo ves, lo escuchas, lo saludas, se sonríen y te enamoras.

- Idiota, quiero algo real -bufó, tirándose sobre el sofá-. Tú hablas de "amor a primera vista", pero, eso no existe.

- ¡Claro que sí! -defendió frunciendo el ceño.

Christopher rodó los ojos y, levantando las manos mientras ponía boca de pato, soltó dudoso:

- No conozco a nadie con algo así...

- Estúpido, si mi Zab te lo dice es por algo.

Interrumpió Joel.

- Sí Chris, yo así conocí a mi Joe -suspiró, sonriendo por el recuerdo de ese día

- Pero somos vecinos, pendejos -se burló, soltando una risotada.

Zabdiel lo miró y rodó los ojos.

- Nos conocimos sin saber que éramos vecinos, además cuenta.

- Claro que sí mi amor.

Tomó a Zabdiel de las mejillas y comenzaron a hacerse cariños que incomodában a Chris.

Después de un rato de hacer cursilerías, Zabdiel pegó su cuerpo al de Joel y lo besó con el mayor amor que tenía, siendo correspondido por el moreno.

Chris los miraba con ternura y a su vez, con envidia. ¿Cómo era posible que él no pudiese tener una relación con alguien? ¿Cómo nunca, ninguna de sus novias había tenido algo tan fuerte y serio con él, como lo que tenían sus amigos? Raro.

Amaba la idea de que sus amigos se quisieran tanto y lo demostraran, pero también lo hacía sentir un poco mal, pues él estaba solo.

Aunque él no se iba a preocupar por eso, ya que sus amigos harían lo posible para que jamás estuviese solo, y ya se lo habían demostrado.

Así tuviera que vivir su vida de mal tercio, sería feliz. Aparte, que seguramente sería el tío favorito si Joel y Zabdiel llegaran a adoptar algún día.



















- ¿Qué te dijo? -preguntó la chica al ojiverde- ¿Quién era?

- Era Christopher -contestó aún extrañado

- ¿Cuál? -volvió a preguntar con curiosidad.

- El amigo de los chicos que se besaron frente a tu hijo -recordó lo que le habían dicho y tembló, asqueado por pensar que alguien gustaba de él-. Es el chico al que le gusto.

- Y... -insitó a que continuara y Erick, con un gesto de confusión, respondió.

- Me invitó a salir con sus amigos.

- ¿Entonces?

- Me negué -sonrió, orgulloso de sí mismo, creyendo que había hecho bien-. No es por nada pero no quiero gustarle, salir con él ni nada.

- ¿Por?

Nuevamente, estaba en un interrogatorio con su amiga, la curiosa.

- Me agradan los gays -admitió-, pero jamás me ha pasado por la mente salir con uno siendo hétero, y mucho menos, volverme para ese lado.

En realidad, tampoco quería salir con una fémina.

La chica rió.

- Entiendo, pero deberías salir con él -le insitó-. Sólo tienes quince, puede que esté confundido y no sea gay.

- Ni loco le serviré de experimento -respondió con los ojos muy abiertos por lo que había dicho su amiga, negando frenéticamente.

- ¿Y si te termina gustando? -preguntó elevando las cejas, una, otra, y otra vez de forma rápida y divertida.

Erick rió, pero rápidamente se puso serio al analizar sus palabras.

- No -espetó seguro, de manera seria-. Si salgo será también con sus amigos, solos no.

- Bien, has lo que quieras -soltó, confundida por la actitud de su amigo.

- No pensaba hacer otra cosa.

Hizo un gesto de obviedad y la chica lo miró con desaprobación.

- ¿Cuando saldrán entonces?

- Cuando me vuelva a marcar o me aburra y no tenga con quien salir.

- Bueno.

Guardaron silencio, sin saber qué más decir, hasta que Erick habló.

- Ahora ve y arregla tus cosas para mañana -sonrió, esperaba pasarlo bien.

- Primero -se levantó- las del niño.

- Son muy pocas. Ve, yo hago lo del bebé.

- ¿Y lo tuyo?

- Está completamente listo -informó y la chica asintió.

- Bien.

Caminó un poco y se detuvo al escuchar de nuevo la voz de Erick.

- Mi madre estará súper feliz.

La chica sonrió y se giró con una sonrisa.

- Eso espero.

- Lo estará.

- Entonces, yo también.

- Claro, eso me gustará.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora