La noche más fría || Chriserick.

Capítulo 71.

Erick caminaba animado, apenas habían pasado dos semanas desde que lo separaron de su pequeñito pero ya lo extrañaba demasiado.

Richard tenía razones para querer alejarse de él, después de todo, lo había lastimado.

Pero no lo culpaba de nada, es más, entendía que era lo mejor para ambos, estar separados. Cada uno con su vida, es lo que quiso desde que sus sentimientos por Christopher brotaron de nuevo, por eso mismo se había soltado de ambos.

Lo único malo era que ya no podía estar con quien más amaba, y Alonsito, su hijo, ya no estaría más cerca suyo.

Pero daba igual, no sería de sangre pero sería el padre responsable que le prometió a su amiga, apenas supieron que estaba embarazada y sola.

Sonrió recordando cómo era su pequeñito de ojos azules cuando bebé, hermoso.

Estaba tan orgulloso de él... ¡Ah! Y también de Aaliyah.

Sí, que fuese hija de su ex no quitaba el hecho de la adoraba también.

Pasó por una papelería, lo único que había encontrado abierto un sábado a las 08:00 a.m., pero era el sacrificio que tenía que hacer para pasar días enteros llenos de felicidad con los niños.

Aunque con ese ánimo, no le era nada difícil despertarse temprano.

Comprar peluches ya era la primera fase, de un padre que ha sido abandonado y el único amor que le importa no perder es el de sus hijos.

Y así era, lo más importante de su vida.

De nuevo, había perdido tiempo valioso con su estúpido intento de venganza, que al final sólo terminó rompiéndolo un poco más, pero era hora de recuperarse y recuperar lo que tanto amaba.

Al llegar al nuevo departamento de Richard y Mel tocó el timbre.

Rió para sí mismo, recordando que Melissa siempre decía que eran hermosos juntos, y ahora era a él a quien le tocaba verla con un chico genial.

Lo tuvo, pero desearía ahora tener su suerte.

Regresar el tiempo no se podía ¿no?
Entonces era mirar al frente y avanzar.

No estancarse en el mismo sentimiento y el mismo lugar.

—¡Hey! —saludó Melissa con una mueca de "felicidad", aunque era más que obvio que no le gustaba verlo ahí.

«Tranquila, no vengo por Richard», pensó.

—Hola Mel, ¿es muy temprano?

—Sí, un poco —respondió mirando el reloj de pared detrás de ella—. ¿Quieres pasar?

—No, gracias —sonrió—. Sólo vengo por los niños.

—¿Los? —ella se rió con burla y el ojiverde frunció el ceño, no entendía el motivo de su reacción— Aaliyah no tiene nada que hacer contigo, no tienen ningún parentesco.

«Ah, eso», negó bajando la mirada. «¿Tan mierda soy, que cree que voy a intentar llegar a Richard por su hija?».

Realmente le hacía sentir mal el saber que causaba aquella impresión.

—Bueno, sería feo sólo llevar a Alonso y dejar a la niña... —suspiró, de cualquier forma se repetía que él se lo había buscado, pero debía demostrar que no era así, que el que había estado esos últimos años no era él, porque él estaba escondido, refugiándose en la parte más impotente y oscura de sí mismo—. De todos modos irémos a lugares para niños, no creo que esté de más que ella esté. Puedo pedirle permiso a Richard, si es lo que te preocupa.