Capítulo 60.

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Estaba muy tranquilo, desayunando con los tres chicos, cuando de pronto, el timbre de la casa sonó. Christopher se levantó para abrir y volvió a sonar, y luego fue timbrado con desesperación hasta que el castaño abrió, un poco enojado, encontrándose con el rostro de Richard muy serio y con los ojos rojizos.

—¡Erick, te buscan! —gritó y mientras esperaban, analizó al moreno, se le ocurrió que jamás habían cruzado palabras y, no pensó en algo más que una estúpida broma— Deberías dejar de fumar.

Le comentó señalando sus ojos, y soltó una risita. Pero claramente al chico no le hizo gracia.

—¡Vete a la mierda!

Y Erick ya estaba ahí, escuchando su frase, así que abrió la boca, sorprendido.

—Richard, ¿Qué pasa? —además estaba nervioso, porque jamás él debía presentarse en la puerta de aquella casa, y ahora que lo hacía tenía miedo—. ¿Por qué hablas así?

El moreno suspiró, sintiendo un cosquilleo recorrer todo su cuerpo, eran esos malditos celos de nuevo, pero simplemente no podía evitarlos. Sus manos se empuñaron mientras respiraba hondo, cerrando los ojos para no hacer algo que no quería, lo cual no pasó desapercibido por Christopher, que cubrió con su cuerpo el de Erick.

—¿Me puedes decir a qué estás jugando? -preguntó por fin y el pelinegro abrió los ojos como plato— Erick, llevas días sin llegar a casa, no respondes mensajes ni llamadas... No sabes lo preocupados que nos tienes.

—Él está bien —se metió Christopher—. Siempre que esté conmigo lo estará.

Como pocas veces, Richard rió, burlándose del castaño.

—Bueno, creo que por eso tuvo que huir de tí —suspiró—. Si es así, espero que no necesite más de nosotros.

Christopher lo miró confundido y luego se ofendió.

—Créeme que de tí no necesita nada, ni de Melissa ni de nadie, porque me tiene a mí y yo soy más que suficiente.

—¡Christopher! —regañó Erick, pero sus nervios se pusieron a flor de piel, cuando su novio –el real– respondió.

-Bien, pues realmente deseo que sea así, y que no intente huir de tí de nuevo, porque tendrá que buscar muy lejos de aquí un refugio.

—¿Me estás abandonando? —preguntó el ojiverde cuando Richard comenzó a caminar a su auto.

—¡No creo siquiera que quisiera buscar refugio con personas controladoras como ustedes! —gritó Christopher y Erick lo miró con molestia.

—Ya lo creo &susurró Richard para sí mismo, cuando subió al auto—. Cada quien busca lo mejor para sí mismo y para los que quiere, pero el a nosotros no nos quiere.

Apenas la camioneta se alejó, Christopher plantó un gran beso en los labios del ojiverde, pero este lo alejó, poniendo las manos en su pecho.

—No quiero estar contigo Christopher.

Un dolor atravesó su pecho al escucharlo, y con miedo, tomó sus manos.

—¿Qué?

—Es decir, te quiero demasiado pero no es justo que hayas dicho esas cosas, Richard es parte de mi familia y ha llevado mi vida por una buena dirección -suspiró—. Voy a recoger mis cosas y me voy, luego vengo.

—Él fue quien comenzó con la discusión, yo jamás dije nada.

—Ni siquiera me dejaste hablar a mí —se quejó—. Metiste a Mel en esto, y uff, esos dos son inseparables.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora