Capítulo 42.

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Joel llevó una mano a la barbilla de su novio y empujó su rostro.

- Amor, para ya, Christopher se fue.

- ¿Y eso nos preocupa? Porque creo que está muy chiquito para ver estas cosas -rió antes de volver a besarlo, pero de nuevo Joel lo empujó-. ¿Qué sucede?

- No estoy listo Zabdiel, no puedo hacerlo, tengo miedo.

El rizado observó un momento su rostro y luego de un largo suspiro, se sentó a un lado.

- No te voy a presionar, sólo recuerda que yo no te haré daño porque eres lo más bonito que tengo -Joel también se sentó frente a él, con las piernas cruzadas y Zabdiel acarició su mejilla-. ¿Sabes? Yo te cuidaré siempre siempre, porque si tú me faltas algún día no sabría cómo seguir con mi vida sin caer en un abismo. Así que, también te mí mismo te cuidaré, confía en mí.

Joel lo escuchaba atento, con sus miradas conectadas y sonrió levemente, pero luego se echó para atrás, haciendo que Zabdiel no pudiera tocar más su mejilla, confundiéndolo.

- Zabdiel, no quiero hablar sobre esto. Simplemente no estoy listo y punto, cuando lo esté yo mismo te avisaré sin ningún problema.

Zabdiel se levantó con dirección al baño sin mirar más al moreno, tomó algo del mueble junto a su cama y cerró.

Joel sólo se quedó mirando la puerta que acababa de cerrar, pensando qué hacer con esa situación. Era verdad que su novio no lo obligaba a nada y no lo presionaba -al menos, no a propósito-, pero aunque se negaba por su miedo, él también sentía la necesidad de poder tocar y besar su piel.

Estaba totalmente confundido con aquello.
Una parte de su ser decía sí, cuando la otra gritaba no.

El chico salió del baño con un pantalón de pijama blanco con líneas azules y una playera azul marino. Se acercó a él y enredó la mano en sus rulos, agachándose y besándolo suavemente.

Lo vió alejarse sonriendo.

- Lo que tú digas mi amor -entonces se sintió aliviado, Zabdiel no estaba enojado-. ¿Te quedas a dormir?

Asintió y el chico comenzó a buscar algo de ropa para darle.

- ¿Sí le hablamos a Chris temprano para ver Dora la exploradora? -escuchó a Zabdiel reír- En serio.

- Pues si me despiertas, te acompaño a hablarle.

- Bien.

Zabdiel se acercó con una camiseta roja y un pants negro.

- Levántate -sonrió y el moreno se puso de pie sobre la cama luego de quitar sus tennis.

El rizado tiró de su pantalón hasta dejarlo en sus tobillos y Joel lo sacó bien, mientras el chico tomaba el pants.

- Pierna -habló Zabdiel y el moreno levantó su pierna derecha para que metiese el pants-. La otra.

Y así lo hizo. Fue tomado por la cintura y luego volvió a estar sentado.

- Arriba brazos -indicó de nuevo Zabdiel, tomando los bordes de su camisa.

Obedeció y apenas su torso estuvo desnudo, su novio ya estaba poniéndole la camiseta. Besó su frente y lo cargó para meterlo bajo las sábanas, y luego de apagar la luz, se subió junto a él, rodeando con el brazo su cintura y acariciando su espalda.

- ¿No estás enojado, Zab? -preguntó mirando sus ojos, con la poca luz que entraba a través de las cortinas.

Zabdiel rozó sus narices y sonrió.

- Para nada -dejó un beso casto en sus labios y volvió a hablar-. Me basta con saber que puedo tenerte como ahora, y que en unos meses voy a dormir a tu lado cada noche. Es suficiente con estar seguro de que eres mío.

- Soy tuyo.

- Te amo Joey, jamás haré nada que no quieras -lo apretó a su cuerpo y el moreno hundió su rostro en el pecho del mayor-. ¿Tú me amas, cielo?

- Tanto como que quiero estar contigo el resto de mi vida.


- ¡Christopher! -gritó Zabdiel más fuerte al ver que el castaño no había salido con todos los gritos de su novio.

Jonathan abrió la puerta y los miró confundido, ya era un poco tarde y aún no estaban con el uniforme.

- Chicos, ¿No van a la escuela hoy?

- Sí, pero primero vamos a desayunar y queríamos invitar a tu hermano con nosotros.

- Oh niños, Chris se acaba de ir, dijo que iba a hacer algo importante... -se quedaron los tres en silencio, pensando en qué podía ser- Creí que él los vería a ustedes.

Ambos negaron mirándose.

- No sabemos que pudo ser eso importante -se encogió de hombros Zabdiel-. Bueno, gracias, no vemos en la tarde Jony.

- Suerte en la escuela chicos.

Ambos le sonrieron y se fueron, escuchando la puerta cerrarse.

- ¿Importante? -preguntó Joel confundido- En estos momentos lo más importante para él es Erick, pero no está aquí, así que no cuadra.

- Algún trabajo tendrá que entregar o algo.

Joel asintió un poco dudoso.



Sonrió al encontrar el número y se sentó en la barda del pequeño kiosco. ¿Cómo no se le había ocurrido desde antes? Había tenido que sufrir un mes completo sin Erick, teniendo ahí su número.

Se había levantado temprano porque en la noche se le había ocurrido hablar con él, y convencerlo de que, aún si no regresaba, lo amaría demasiado siempre. Pero esperaba tener una respuesta positiva.

Y la otra cosa, era que para tomar valor, había ido al lugar donde por primera vez habló de lo que sentía. Donde por primera vez Erick perdonó sus estupideces, porque estaba enamorado. Y donde pasó una de las mejores noches con el chico.

Aún recordaba aquellos besos y su cansancio al haber cargado a un Erick lastimado, pero estaba feliz, porque había valido la pena a cambio de su amor.

- ¿Hola? -se escuchó al otro lado una voz ronca y sonrió, a pesar de que un rechinido ensordecedor lastimaba levemente sus oídos- ¿Quién habla?

Frunció el ceño. ¿Por qué no sabía quién era? ¿Había eliminado su número o sólo aparentaba no recordarlo?

- Erick, soy yo amor, Christopher -escuchó la respiración fuerte del otro lado y su piel se erizó, pensando que el chico se estaba acelerado por escuchar su voz-. ¿Dónde estás amor? Te necesito como no te imaginas. Estoy cambiando por tí, no espero que quieras regresar ahora mismo, sólo quiero que sepas que cuando decidas volver, yo te recibiré con los brazos abiertos y te haré muy feliz, ya verás que soy otro.
Sólo amor, recuerda que te amo muchísimo y que sin importar nada, tú eres lo más importante de mi vida, que sólo contigo quiero vivir un romance y formar nuestra familia. Recuerda que prometí que llevaríamos una paternidad juntos, y no pienso fallarte -se escuchó un pequeño sollozo-... ¿Amor, todo bien?

- No más -escuchó un susurro casi inaudible y luego un pitido de su celular.

- ¿Erick, amor?

Miró la pantalla y bufó. La había cagado por llamarlo, seguro sólo le hacía daño al recordarle que existía. Comenzó a soltar lágrimas en completo silencio. Erick le había colgado, y obviamente, no quería escuchar todo lo que tenía que decir acerca de sus sentimientos.

Limpió sus lágrimas y sonrió.

Sería la mejor persona y, como había dicho, un gran empresario reconocido. Cuando Erick supiera de aquello, sabría que en realidad había cambiado y posiblemente, volvería.





















Corto, lo siento♡

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La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora