Capítulo 85.

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La semana se pasó tranquila, simplemente Christopher disfrutó de lo que tenía, aunque no se le quitaba de la cabeza la idea de que las cosas se irían al caño en un dos por tres.

Tenía miedo.

No quería perder lo que con tanto esfuerzo había recuperado.

Su Erick estaba ahí y no quería que un maldito trabajo los separase definitivamente.

Ninguno se merecía eso.

Pensaba decirle, claro, pero la última vez las cosas se le habían salido de las manos por la misma razón.

Ahora simplemente esperaba que el ojiverde quisiera escuchar, y que no se fuera antes de dejarle terminar.

Pero entonces, sólo necesitaba aprovechar sus besos y cada caricia que compartían, incluso el par de noches que decidieron dormir juntos. La verdad es que había sido de lo mejor eso, abrazar su pequeña cintura y despertar con su bella carita frente a él.

Ah, lo más hermoso de la vida.

Cuando el fin de semana llegó, aunque estaba muy emocionado, también estaba nervioso.

El sábado iba a estar con sus amigos, el ojiverde y los tres niños, saliendo a algún parque de diversiones y a comer.

Pero el domingo... Ese día tenía que hablar con sus amigos y darles la noticia que tanto le estaba volviendo loco, después le diría al otro chico.

-Hola -saludó al ojiverde, tomándolo de la cintura y lo besó, sus amigos sólo miraron aquella escena con picardía-, ¿cómo estás, amor?

El ojiverde, que había tomado el cuello de su camisa, se alejó sonriendo coqueto.

-Yo estoy excelente, ¿tú?

-Mucho mejor, porque estás conmigo.

-Una pregunta -se metió Joel, como siempre, arruinando los bellos momentos, ambos rodaron los ojos y asintieron-. ¿Ya son novios o sólo..? Ya saben, ¿le pegan duro al colchón?

El ojiverde puso una expresión de susto por sus palabras y Christopher se sonrojó.

¿Joel no podía tener cuidado con su bocona?

Era penoso.

Es decir; claro que por supuesto que sí le ponían duro al colchón, pero él no tenía por qué preguntar eso.

¿Por qué no simplemente preguntaba cuál de los dos era el más romántico?

Bah.

Niño tonto.

-Amor, no les digas esas cosas enfrente de los niños.

Todos miraron a los tres durante un momento con atención.

El pequeño Thiago parecía hipnotizado con Aaliyah, quien miraba avergonzada y con las mejillas coloradas a su hermano, como intentando hacerle sentir tranquilo, y finalmente, Alonsito estaba que golpeaba con la mirada al pequeño castaño.

Guau.

Digno de una novela.

Joel inhaló profundo e hizo un sonido de suspenso, llamando la atención de los chicos y volviendo su mirada a ellos.

-Eh, sí, bueno -sonrió-. Creo que no les interesan nuestros asuntos y, aunque así fuera, no lo entenderían.

-Pues no -admitió el ojiverde-, no somos novios.

-Bueno, ¿y para cuándo? -se quejó, poniéndose en su modo diva, sacudiendo sus uñas- Nosotros no hicimos el trabajo de juntarlos para nada.

El rubio asintió, de acuerdo con su esposo.

-Es verdad, me tocó aguantar las miradas matadoras de Erick por engañarlo.

-¡Me veía feo! -reprochó y Joel rió bajito, con ternura, cuando el castaño se tiró sobre él para abrazarlo- Chris...

-Tú siempre estás perfecto -sonrió besando su hombro repetidas veces, y luego su mejilla, hasta que el pelinegro giró el rostro para mirarlo con emoción-. ¿Acaso no sabes que por eso me enamoraste, mi vida?

Los ojos del chico brillaron y sonrió.

-¿Sabes cómo yo me enamoré de tí?

El castaño negó, esperando escucharlo.

-Nunca me lo dijiste.

-La segunda vez que me besaste, en aquella cueva cuando nos escondíamos para que Joel no te atacara -mencionó con emoción por sus recuerdos, y sus amigos se sorprendieron, porque jamás se habían enterado de ello, y el castaño se sonrojó-. Fue la primera vez que sentí algo por tí y no me negué que me había gustado sentir tus labios. Aunque no me dí cuenta que era amor hasta tiempo después, con más besos y las noches que dormimos juntos.

-Jamás cambiaría esos recuerdos.

-Yo sólo uno -comentó y el castaño esperó a que lo dijera-. Cuando me fuiste a buscar al colegio y yo rompí tu cartel de disculpa.

-Me costó mucho -le dijo haciendo un puchero y Erick sonrió, plantando un pico en sus labios.

-Y yo lo amé, aunque no duró mucho tiempo en mis manos.

Y luego, los chicos interrumpieron sus cursilerías. No porque quisieran, sino porque Aaliyah estaba casi rogando con la mirada que le ayudaran a cambiar el ambiente con su hermanito y el otro niño.

La estaban poniendo incómoda.

Al final los llevaron a comer y, durante el transcurso de la tarde, poco a poco los dos varones comenzaron a tratarse bien y al término de la tarde, ya los tres niños estaban juntos y felices.

Entonces sólo quedaba pensar en la bendita noticia del día siguiente y las posibles reacciones.

Despidiéndose entre besos, Erick llevó a los niños a dormir con él en su departamento, y los otros tres chicos se fueron a sus propias casas, con el pequeño Thiago apunto de dormirse.

Pero Christopher y Erick eran felices.

Ahora el castaño, sólo esperaba que nada se arruinara.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora