Capítulo 49.

309 26 76
                                    

Vidas distintas.
~~~~~~~~~~~~~~~~

Richard:

Erick se encontraba sentado en el suelo, colocando las esferas grandes en la parte baja del pino, mientras que la pequeña Aaliyah junto a Alonsito, parados sobre el sillón colocaban las del medio. Mel estaba fuera, comprando lo "más importante" de la noche. El pavo.

Todos ya estaban muy apurados, eran las 8:50 p.m., y ellos apenas se habían acordado de poner un pino y ordenar para la navidad.

- ¡Qué ganas de dejar todo a último momento, caray! -se rió Richard, al entrar a la casa y el ojiverde se giró para mirarlo con una sonrisa- Si eres así en la escuela, ya veo porque siempre llegas estresado al trabajo.

Se burló, hincándose detrás del chico que lo miraba con pena, para plantar un besito en su boca.

- Hola Rich.

- Hola mi amor -lo abrazó por la cintura y el chico acarició su mejilla-... ¿Necesitas que haga algo?

- Por favor -respondió, y el moreno asintió, esperando recibir una tarea-, sonríe mucho mucho esta noche, porque no conseguimos foquitos y seguro que si lo haces, la casa va a brillar...

Las cejas de Richard se elevaron, sintiendo de pronto el calor que aquella cursilería le había causado, sonrió con vergüenza y escuchó reír al niño, que los miraba atentamente.

- Mi papá es muy raro -ambos rieron-, no te juntes con él Richard, porque se pega lo raro.

Aún Alonso tenía una forma muy aniñada de hablar, pero definitivamente, estaba aprendiendo muy bien a hacerlo.

- ¿Quieres que te pegue lo raro? -preguntó Erick sonriendo ampliamente y el niño los ignoró después, volviendo a lo suyo.

- Tú puedes pegarme lo que quieras -respondió el moreno y el chico enarcó una ceja de forma pícara, haciéndolo reír-. Unos besotes, por ejemplo.

- Uhm, no estaría mal -se giró para quedar frente a frente y Richard se acercó a su rostro, atrapando sus labios en un beso un tanto apasionado.

Así pasaron unos cuantos besos más, ambos siguieron afirmando el árbol entre cosquillas y risas con los niños, alguno que otro pico y abrazos. Pero cada vez que se alejaban, al volver, las manos de Richard se aferraban a la cintura de su novio. No querían separarse ni un segundo.

En un momento, cuando casi estuvo listo, Richard empujó al chico contra la pared suavemente, acorralándolo y sosteniendo sus manos a la altura de su cabeza.

- La navidad te pone ansioso -susurró divertido el ojiverde y se estiró para darle un casto beso a sus labios-. ¿Qué planeas?

- Hoy te voy a amar más que siempre... -sonrió y soltó las manos de su novio, para acariciar su rostro, sintiendo como el otro se abrazaba a su torso, mirándose a los ojos- No sabes cuánto te necesito para ser feliz, y lo que me desespero cuando estás un poco lejos. Cambiaste mi vida y un abrir y cerrar de ojos, no imaginas lo mucho que te has metido en mi corazón, cariño. Ya no me veo sin tí.

- Richard...

Sonrió emocionado y los labios del moreno se posaron sobre los suyos, haciéndolo regocijarse con aquel contacto apasionado y cargado de amor. Con Richard había conocido lo que era realmente el amor, porque aunque antes se había enamorado, la sensación de satisfacción en cada momento no existía con aquella otra persona. Y sus labios, carajo, sus besos eran tan diferentes. Tan dulces, siempre con una conexión única, que un beso no le era suficiente, sí para hacerlo feliz, pero no para mantenerse quieto. Cuando recordaba los besos de antes, sentía amargura, la inseguridad lo invadía, asco era lo que quedó. Pero con Richard se sentía en el cielo, y nadie lo podía bajar de ahí. Es que con sólo escuchar su voz o sentir su mirada, sabía que era amado, por la persona que él amaba.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora