La noche más fría || Chriserick.

Capítulo 31.

La situación era bastante incómoda, para él, y para la mujer. A ambos los había tomado completamente por sorpresa, y la maldición de Christopher se pasó al ojiverde en ese momento.

Su cara enrojeció de forma inmediata.
Podría decirse, que parecía Tinkerbell enojada.

Su madre parecía estar en shock, y realmente parecía muy serio. Erick creyó que no había sido bueno presionarlo tanto, pero ya no había tiempo de arrepentirse.

Ahora, sólo quedaba asumir las consecuencias.

La mujer miró a Erick y por segundos logró causarle nervios, hasta verlo temblar. Pero todo aquello paró cuando sintió la suavidad de su mano sobre su mejilla, mientras notaba una leve sonrisa en su rostro.

Era obvio que no se lo esperaba, porque estaba derramando lágrimas, pero definitivamente, sabía que no era una mala reacción.

Sólo, la sorpresa de tener un hijo gay.

-Erick, mi niño... -sollozó mirando sus ojos- Perdóname si no me estoy comportando de forma tranquila, pero debes saber que esto me ha tomado desprevenida.

-Le aseguro que a mí también.

Christopher soltó su mano, sólo para pasar el brazo por su cintura, pegándolo a él. Su otra mano, la colocó en el hombro de su madre.

-Perdón por decirlo tan de repente, pero Zabdiel... -sonrió mirando al menor- Erick se merece lo mejor, y Zabdiel tiene razón, no debo esconderlo.

-Mi amor, ninguna madre espera una noticia como esta jamás, pero ninguna madre es capaz, tampoco, de hacer a un lado a sus bebés por algo así.

-Mami, entonces...

-Zabdiel también tiene razón en que son muy jóvenes para amar, pero si este niño te hace feliz, te aseguro que yo soy feliz -sonrió y abrazó a ambos mientras soltaba lo último-. Bienvenido a la familia, Erick.

-G-Gracias...

Respondió al separarse y luego de una sonrisa, la mujer caminó hacia donde se encontraban las otras.

Christopher abrazó con fuerza a su novio y miró sus ojitos brillantes, feliz.

-¿Qué ha sido eso, Chris?

-Amor, eso ha sido mi declaración oficial de sentimientos -besó sus mejillas-. Te dije, prometí que intentaría cambiar por tí y es lo que ahora mismo estoy haciendo. Iré poco a poco, porque para mí es muy difícil todo esto, pero verás que en algún momento estaré totalmente listo para enfrentar al mundo, y todo gracias a que tú estás conmigo.
Por ahora, sólo hay que abstenernos de hacer demostraciones públicas de cariño, sabes que me hace sentir inseguro, pero voy a esforzarme para que todo vaya bien. Para que tú y yo podamos seguir juntos.

Erick se abrazó más a él y sonrió con la cara en el pecho del castaño.

-No me importan las demostraciones públicas, para eso dormimos juntos mucho tiempo, para abrazarnos y darnos besitos -suspiró-. Tú sabes que lo que yo quiero, es que no me niegues, porque eso me pone triste. Pero hoy, te amo más que antes, porque has tenido demasiado valor para hacer esto. El paso más grande para ser felices, es el que ahora has dado y sé que cuando vea a mi madre, yo también lo haré, así que iremos juntos.

-¿De verdad?

Asintió feliz.

-Sólo si no vas a llorar por tu mami los días que estemos lejos -se burló-. Hay cosas que te pueden asustar.

-Te crees gracioso ¿Eh?

Preguntó alzando repetidas veces las cejas y Erick rió.

-No me creo, soy.