Capítulo 79.

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-Voy a llamarle -espetó con una gran sonrisa y Joel negó.

-Por supuesto que no -espetó el rizado, aturdido por tantas veces que había estado chillando con emoción, sin decir la razón.

-Le voy a llamar -Volvió a decir, sin tomarle mucha importancia y Zabdiel rodó los ojos.

-Que no, Christopher.

-Le voy a llamar -sentenció sin mucho interés, estirando su mano, porque realmente no les estaba preguntado, pero necesitaba algo que ahora mismo no sabía donde estaba.

- No, no y no.

-Lo voy a llamar -les dijo soltando un suspiro, sintiéndose explotar.

-No Christopher, y hazle como quieras, que no le vas a llamar.

Ya estaba cansado de escucharlos, llevaban varios minutos así, negándose q que le llamara al ojiverde, aún cuando ya sabían que tenía ganas y lo haría.

-Le...

-¡Cállate, que no le vas a marcar! -gritó Joel.

Entonces recordó aquella absurda pelea, años atrás, cuando apenas habían conocido al ojiverde y las cosas eran al revés.

Soltó una risita amarga y nego.

-¿Para que le pediste su número entonces? -el rizado se quedó en silencio, mirando a su pequeño que saltaba alrededor de ellos, sin poner mucha atención a lo que hacían- No es como que les esté pidiendo permiso.

-Entonces sólo márcale.

Miró a Zabdiel, que se encogía de hombros, entre una sonrisa burlona.

-Claro, pero dénme mi celular -pidió y los vió a ambos hacerse los desentendidos.

-Nosotros no...

Y entonces el pequeño Thiago se acercó sonriendo, para abrazarse a su pierna.

-¿Por qué buscas tu celular tío?

-Quieri hablarle al muchacho bonito -le respondió sonriendo y el niño comenzó a aplaudir dando saltitos de emoción.

-Oye, yo te ayudo a buscarlo tío, no estés triste.

El castaño asintió, acariciando su cabecita y el niño corrió hacia la cocina, comenzando a buscar ahí.

Levantándose, Joel tomó la mano de su esposo, ganándose la mirada de suplica del castaño.

-Mi celular -reprochó, alargando sus palabras-. De verdad que voy a terminar odiándolos.

El rizado se encogió de hombros, haciendo un gesto de inocencia.

-Nosotros no tenemos tu celular pequeñuelo -Zabdiel rió al escucharlo agudizando la voz y el castaño sólo le puso mala cara-. Mejor ayuda a tu sobrino a buscarlo, mientras nosotros vamos a comprar algo para comer.

-No, no, yo no necesito comida ahorita, lo que yo quier...

-Lo siento Chris -le dijo con sinceridad el rubio, tocándose la barriga-, yo sí tengo mucha hambre. Vamos rápido y volvemos para ayudarte también a buscar.

-Está bien -aceptó un tanto resignado.

Caminando con paciencia y bastante cuidado, los chicos salieron de ahí, para montarse en s coche y realmente ir a buscar comida.

Y era verdad, ellos no tenían el celular.

Thiago lo había estado jugando con supervisión del castaño y de un momento a otro, simplemente empezó a saltar por ahí sin él, y ninguno se percató de ello.

Ahora el niño y Christopher eran culpables de esa pérdida, no ellos, por lo que tenían que hacerse responsables y cumplir con su búsqueda.

Estaban seguros que no debía estar muy perdido.

De lo que sí tenían culpa, era de haberse olvidado dejarle el número a su amigo, por si llegaba a encontrarlo.

En la casa, Christopher se tumbó en el sofá, cansado de tanto buscar y miró a todas partes.

-¡Thiago! -gritó y a los segundo llegó corriendo el pequeño, todo empolvado, haciéndolo sorprenderse y sonreír con ternura- ¿Qué le pasó a tu ropa, pequeño?

El castañito sólo se encogió de hombros y se acercó para sentarse en sus piernas.

-Busqué bajo la cama.

El chico asintió. De verdad que el niño era un amor y, definitivamente confiaba mucho más en que él le ayudaría con Erick, que sus propios amigos.

-¿Lo encontraste?

-No -respondió en un susurro, y como si estuviese avergonzado por ello, bajó la cabeza negando.

-Está bien Thiago, ya lo encontrarémos.

Encendió la televisión en algún canal de música y comenzó a cantar lo que conocía, con la voz del pequeño haciéndole los matices lo mejor que podía.

Luego de algún rato se giró hacia el sillón, para tomar el control y cambiar a más música, pero entonces, entre los cojines del respaldo y del asiento, vió la esquina de algo rojo y se apresuró a tomarlo.

Ahí estaba su bendito celular.

Miró a Thiago y el niño a él. Pronto, ambos comenzaron a saltar felices.

-¿Le vas a hablar ya al muchacho bonito? -preguntó con una chillante voz de emoción y el chico asintió.

-Sí, sólo déjame... -buscó entre sus contactos algunas veces para asegurarse de que no se equivocaba con lo que estaba sucediendo y pronto soltó un suspiro de frustración- ¡Demonios, ¿y el número?!



Los chicos ya iban de regreso a su casa, caminaban de las manos con algunas bolsas de comida en sus manos, hasta que de pronto, a lo lejos vieron caminar a un chico delgado y alto, de piel canela. Parecía apagado, triste por su postura al caminar, con la cabeza gacha.

Veían su cabello oscuro pero no veían su rostro.

-Oye Zab -llamó Joel, tocando la pansita del rubio.

-Realmente ya lo ví -admitió y suspiró sonriendo-. ¿Todo tiene que parecer un dèjavú con la primera vez?

El rizado se encogió de hombros para luego abrazarse a su torso y dejar un pico en sus labios.

-Es el destino.

-Entonces no vamos a desperdiciar esta oportunidad, ¿no?

El rizado negó, y es que ya lo habían aceptado aunque intentaran negarlo, Erick debía volver con su amigo.

¡A como diera lugar!

Y de nuevo, como la primera vez, ambos se miraron a los ojos, como hablándose sin abrir la boca. Se entendían muy bien...

Cada uno sabía lo que tenía que hacer.

Joel por Christopher, y Zabdiel por Erick.























¡Hola!♡ Comenten bebés.

Las y los amo.💖

Posdata: Lamento haber tardado tanto:(. Ya estoy de vuelta.

♡Ristopherdiel🌈

🐒🐥🐈

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora