Capítulo 76.

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Suspiró.

Se sentía tan bien.

Volver a casa era lo mejor que podía hacer luego de cuatro meses fuera, en un país distinto, con personas irritantes y unas más muy lindas, pero que para nada se comparaban a lo cálido de su hogar.

Ah.

Se tiró sobre el sofá y, creía que tenía todo ya, para ser feliz. Pero apenas duró un par de minutos tranquilo, cuando ya se sentía vacío.

Lo necesitaba, era obvio, sin él la comodidad y compostura no existía, ni lejos de casa ni en ella.

Saltó de su lugar, comenzando a andar por todos lados.

Para su mala suerte, ni su madre ni sus hermanos o abuela estaban. Y ahora, no quería ni ver a sus amigos...

El timbre sonó de pronto y el chico giró los ojos, deseando que alguien de su familia hubiese olvidado las llaves.

Pero abrió la puerta y ahí estaban los chicos sonriendo ampliamente y, sin molestarse en preguntar o pedir permiso se adentraron al lugar, dirigiéndose directamente al sofá a sentarse.

Joel llevaba en las manos una tarjeta color vino con encaje dorado en el medio.

Ambos esperaron a que él fuera a sentarse enfrente suyo y, soltando un suspiro lo hizo.

—Hola —sonrió levemente, no entendía qué hacían ahí y él no tenía nada que decir—. No es por ser grosero pero, ¿qué hacen aquí?

—Te damos la bienvenida —respondió Joel como si nada, y el rubio pasó un brazo por su cintura, abrazándolo con ternura—. No te hemos visto y te extrañamos.

—Ah... —soltó, no sabía qué más decir, él también los extrañaba pero... no, estaba aún muy molesto—, gracias.

Zabdiel rió viendo su incomodidad.

Eso debía acabar.

—Tenemos una noticia —sonrió y el castaño lo miró atento—. Mientras tú estuviste fuera, nosotros estuvimos planeando nuestra boda y ya tenemos todo.

—¿Cómo?

Christopher elevó una ceja, estaba confundido pero le emocionaba aquella noticia.

Joel se estiró un poco y dejó la tarjeta que llevaba, en sus manos.

—Léela, es tu invitación.

El chico asintió con una sonrisa y la abrió, leyendo para él el contenido de aquello.

Sus ojos se abrieron, sorprendido, y los miró con una extensa sonrisa.

—Guau —soltó—, ¿dos días?

—Eso —sonrió Zabdiel—. Hicimos todo esto quizá apresurando un poco las cosas, pero justo he sido aceptado en una agencia de viajes y Joel estará muy cerca, sabemos ambos que esto es lo mejor, es el inicio de una nueva etapa llena de prosperidad y estamos decididos —tomó la mano del rizado y sonrió, mirando tambien sus ojos, aún sin dejar de dirigirse a Christopher—. Querémos un hijo, para poder adoptar necesitamos estar casados y hacer un montón de papeleo. Lo tenemos todo, a excepción del acta de matrimonio y el sello del juez, así que apenas pase esto de la boda irémos a dejar ese último requisito y el lunes vendrán a dejar a nuestro pequeño.

—¿Qué? —el castaño frunció el ceño— ¿Cómo?

—Nosotros —habló esta vez Joel—, ya hemos ido a visitar la casa hogar, estuvimos algunos días conviviendo con los niños, y estuvimos llevando al archivo los requisitos que necesitaban, el trabajo ya está, y gracias a eso y a que tenemos el departamento que papá compró para la universidad, nos han dado el permiso, con la condición de llevar el acta.

—¿Y e-el niño? —se confundió— ¿Ustedes lo vieron ya o, ellos traen a quien quieran?

—No, nosotros encontramos a un niño muy lindo y decidimos que lo queríamos con nosotros.

Zabdiel hablaba de él y parecía muy emocionado.

—¿Y cómo se llama?

—Thiago, tiene seis años.

Christopher sonrió.

Todo el mal humor que tenía y el enojo que había sentido con ellos ahora no lo recordaba, ellos parecían muy ilusionados y felices, y eso bastaba para que él estuviera bien también.

Los quería y no le gustaba que tuviesen obstáculos en lo que les parecía tan bueno.

Ahora también quería ya, conocer a ese niño.

Luego de algún rato más, su familia llegó a casa. Su mamá y su abuela inmediatamente comenzaron a cocinar, sus hermanitos pequeños corrieron a su habitación a jugar y Jonathan... él simplemente se sentó a ver televisión y a ratos reír con lo que lograba escuchar de su conversación, metiéndose a comentar en ocasiones.

—Y, chicos... —habló con lentitud, dejando el tema que tenían, mientras buscaba una buena forma de hablar del siguiente, ellos simplemente esperaron—. Quiero verlo, realmente quiero hacerlo y no importa si no me quieren ayudar o acercarse a él, pero sólo quiero saber algo.

Joel suspiró, le dió una rápida mirada su novio, que tenía la misma expresión de negación que la última vez que hablaron con el castaño por teléfono y, girándose de nuevo hacia el chico, asintió.

—Bueno, dilo.

—¿Ustedes saben algo de él? —ambos se quedaron callados y el castaño se mordió los labios, bastante ansioso por obtener una respuesta— ¿Lo han visto? Creo que podría ir a buscarlo a su casa.

—Él ya no vive ahí —le advirtió Zabdiel—, tampoco está con Richard, quizá tienes una oportunidad porque se fue sólo, ese chico era novio de su amiga y lo que pasó aquel día contigo sólo rompió sus lazos.

—Pero de cualquier forma —aumentó Joel—, ninguno vive ahí. Y aún si tuvieses oportunidad con él, quizá no puedas encontrarlo.

Un poco emocionado, pero en parte perdido, Christopher asintió, agradecido por aquella información, aunque a pesar de servirle mucho, no era suficiente.

—¿Saben donde vive? —ambos negaron— ¿Y cómo se enteraron de todo esto?

—Lo encontramos un par de veces, en el centro —mintió Joel—. Pero fue casi cuando te fuiste, y no lo hemos vuelto a ver.

—Oh —expresó con tristeza y su forzó una pequeña sonrisa—, bueno, igual gracias.

Asintieron aunque no estaban muy felices.

Verlo emocionado y luego triste de nuevo parecía ser su culpa. Pero, ¿debían decirle la verdad?

¿Debían dejar de temerle a Erick, y decirle a su amigo que el chico lo buscaba cada tercer día en su casa?

Quizá debían esperar un poco más, si se olvidaba de su interés por el ojiverde, ellos se quedarían con el secreto de que aún se querían. Pero si ambos seguían insistiendo, terminarían por dejar sus miedos de lado y no callar.

Más bien, ayudarlos a encontrarse.



























¡Hola!:v Comenten bebés.

Las y los amo.💖

♡Ristopherdiel🌈

🐒🐈🐥

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora