Capítulo 21.

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Y ahí estaban otra vez, Christopher cargando a un Erick resfriado y lastimado de una pierna.

Ya habían pasado cuatro semanas desde su segundo beso, y unos días atrás a la actualidad al salir del trabajo Christopher persiguió a Erick para pedirle disculpas, pero como el ojiverde no quería hablarle iban corriendo...

"... - Ya no corras, te vas a caer. -

- ¡Aléjate, puberto! -

- Mi nombre es Chris, no puberto... -

- Me vale a mí también, lárgate que debo llegar a mi casa. -

- No me voy hasta que me escuches, Erick. -

- No... ¡Ah! -

Y el chico cayó a un pequeño río que no había visto, lastimándose una pierna con las piedras de ahí.

- ¡Erick! -

Chilló Christopher y corrió a ayudarlo.

Un rato después de haberlo llevado a su casa, lo hizo cenar y al terminar besó su frente.

- ¿Ahora me vas a perdonar? -

- Es que Chris, ¿Cómo puedes ser tan malo conmigo después de todo... El tiempo que pasamos juntos? -

- Lo siento Er, sólo sé que soy muy idiota y aunque no quisiera serlo no puedo cambiar de la noche a la mañana. Por favor perdóname, te compensaré e intentaré ser mejor ¿Vale? -

- Bien. -

- Bueno, entonces el domingo salgamos solos y luego vamos a mi casa con los chicos. -

El ojiverde asintió, y Christopher sonrió para levantarse de la mesa.

- Pues me tengo que ir, entonces. -

Erick estornudó, pues el haberse mojado estaba haciendo efecto.

- Quédate conmigo hoy. -

- Tenía que pedir permiso. -

- Yo pido por tí, sólo márcale a tus padres. -

Y esa noche se quedó a dormir con Erick, abrazándose toda la noche... "

Entonces terminaron así, era domingo y habían salido.

Erick tenía sus brazos enganchados al cuello de Christopher y las piernas a sus caderas, mientras el castaño lo sostenía de la cintura para que no fuese a caerse.

Erick se acurrucó sintiéndose muy cómodo en los brazos del castaño, era la primera vez que alguien lo cargaba así desde que cumplió los seis años y su mamá ya no quiso cargarlo porque pesaba.

Pasaron a comprar algunos churros y Erick se los llevó, esperando llegar al lugar donde los comerían.

Chris lo llevó a un pequeño quiosco que tenía iluminados sus pilares por diferentes colores. Estaba oscureciendo y aquello se veía hermoso.

- Te voy a sentar aquí y cuando nos vayamos con los chicos otra vez te cargo ¿Va? -

- Vale... -

Lo sentó en la bardita del quiosco y se colocó a su lado. Tomó los churros y metió uno a la boca de Erick. Ese día lo consentiría muchísimo para ser perdonado y además se sentía bien de esa forma.

Erick mordió el churro y comenzó a reír cuando el relleno se salió manchando sus labios. Iba a limpiarse pero antes miró a Chris, quien se mordía los labios viéndolo.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora