Capítulo 84.

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—Aquí están... ¡los pequeñines!

Christopher aplaudió ante la presentación del ojiverde con los niños, quienes se lanzaron a besarle las mejillas mucho antes que siquiera Erick intentara acercarse.

El castaño comenzó a reír.

No sabía que aquellos dos, a pesar de no ser nada suyo y casi no conocerlo –sobre todo la niña–, iban a ser así de cálidos con él.

Pero realmente lo agradecía.

Eran niños muy lindos y, ya sólo esperaba el momento para poder adoptar los suyos con Erick, aunque para eso primero debían casarse y, para casarse, primero debían confirmar que estaban en una relación.

¿O no?

¿Aquí aplicaba aquello de; el orden de los factores no altera el producto?

—Hola niños.

—Hola papi —la primera en saludar fue Aaliyah, que lo sorprendió con aquello.

Sólo abrió su boca y miró al ojiverde, que se encogió de hombros.

—¡Me dijo papi! —chilló con emoción y Erick rió bajito, enternecido por su actitud— Vamos Alonsito, ¿tú también me..?

—Sí papi...

El ojiverde rió al verlo emocionado, sacudiéndose con las manos en el rostro.

—Bueno ya, vamos a comprar algo que muero de hambre —habló el ojiverde, recibiendo una mala mirada del mayor, que se detuvo al instante—. ¿Qué pasa?

—Me cortas la emoción de ser padre primerizo —murmuró dolido, llevándose una mano al pecho y con los ojos entrecerrados.

Mr. Drama, debería llamarse el castaño.

Erick rodó los ojos y, con expresión "triste", preguntó:

—¿No quieres comer?

—Por supollo —se levantó casi corriendo, olvidando que le habían arruinado su momento y cargó a ambos niños—. ¡Vamos allá!

Erick rió.

Definitivamente se habían enamorado por tener algo en común.

Eran muy infantiles.

Lo siguió corriendo también.

Agradecía que él fuese quien cargara a los niños, porque a pesar que no eran mucho peso, se movían mucho y eso le molestaba.

Llegaron a comer y mientras esperaban, Christopher miraba a los niños con atención.

—Deberíamos juntarlos con Thiago algún día —propuso para el ojiverde, que pareció pensarlo un momento y al final asintió—. Seguro se llevarían bien.

—¿Quién es ese? —preguntó Alonsito, frunciendo el ceño— No quiero que vea mucho a mi Aali...

Advirtió moviendo su dedito de un lado al otro y la pequeña morenita sólo escondió el rostro en sus manos, avergonzada, por lo que los chicos sonrieron divertidos.

—Vaya hermano celoso —se burló el castaño—. Pero entonces a tí tampoco te pueden ver las niñas.

El niño se encogió de hombros, sin tomarle mucha importancia.

—¿Te da igual? —preguntó Erick y el niño asintió— ¿Por qué?

—Porque José me mira y eso me basta.

Christopher, de nuevo abrió los labios con sorpresa.

¡¿José?!

—¿Quién es José?

—Papá, Jos es mi amigo de la primaria —comentó con una sonrisita boba—. Y es el más lindo —suspiró—. Me gusta que me mire mucho, porque veo como mueve sus pestañas gigantes.

Ambos sonrieron.

Ahí estaba su retoño.

Por supuesto que Melissa tuvo razón siempre. Ahora a Alonsito se le había hecho normal el gusto por los chicos, y por supuesto que lo era, pero su madre se iba a infartar apenas lo supiera.

—Ahora entiendo por que prefería a Joel que a Zabdi —comentó el castaño en un susurro y el chico lo miró.

—¿Por las pestañas?

—Sí —rió—. Bueno Alonsito, querémos conocer a ese niño —el pequeño asintió—. Y tranquilo, que si Thiago mira mucho a tu hermanita nosotros los vamos a vigilar, porque no querémos que se tomen las manos ¿verdad?

—Ni que se hablen.

Ambos rieron.

—Bien, bien.

Pasar la tarde con los niños fue agradable. Al final quedaron que para la siguiente vez llevarían a su sobrino con ellos, y quizá sus amigos también querrían acompañarlos.

Al final, ya no les preocupó mucho que los vieran juntos y, en el coche de Christopher, llevaron a los niños a su casa.

Afuera los recibió Richard, que al verlos juntos se quedó unos segundos completamente confundido.

Pensaban que diría algo negativo referente a ellos, pero finalmente sólo lo vieron sonreír con orgullo.

Erick había recuperado lo que le hacía feliz, entonces él también lo estaba.

Además, no estaba de más aceptar que estaba feliz porque el castaño estaba bien de salud, ya que era la primera vez que lo veía desde aquella noche tan fría.

Felices por el avance, subieron al auto y Christopher llevó al chico a su departamento, feliz por haberse pasado el día juntos.

—Te amo, bebé —plantó un beso en sus labios y lo abrazó con fuerza—. Siempre lo haré.

—Y yo a tí —sonrió el ojiverde—. Gracias por volver.

—Gracias por no irte.

Y entonces, después de un montón de despedidas y arrepentimiento de despedirse, el castaño se marchó a su casa.

Al llegar, Jonathan lo recibió con mala cara y, no entendía muy bien por qué.

—¿Estás molesto?

—Sí —admitió sin muchos rodeos.

—¿Qué hice?.

Su hermano soltó un largo suspiro y negó.

—No es contra tí, si no contra eso —señaló el computador en la mesa de centro de la sala—. Tienes un correo.

—¿De quién?

—Míralo tú mismo.

El castaño caminó hasta allá y lo primero que leyó fue el remitente.

@IsraelLove_09

Maldita su suerte.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora