Capítulo 36.

302 31 9
                                    

Erick retrocedió, y Christopher avanzó más, así iban unos segundos. Los pasos que daba el castaño, el otro los retrocedía.

Sus amigos se miraron sin saber qué hacer.

- Christopher -Zabdiel intentó llamar su atención-, no molestes al niño.

Pero, fue ignorado.

Erick topó con pared, y soltó un chillido.

- Erick, yo... -comenzaba a acercarse de más.

Los brazos del castaño fueron a la cintura del menor, aprentádolo contra la pared.

- Christopher... -los labios del chico cortaron su negativa, y no hizo nada.

Ni siquiera correspondió aquel beso, porque sentía que de nuevo estaba jugando con él. Christopher subió una de sus manos hasta la mejilla del ojiverde, aún sin dejar de besarlo y, cuando decidió parar lo abrazó con fuerza.

- Erick, necesito que me perdones, te amo muchísimo y, si nunca frené esto, es porque yo tampoco puedo vivir sin tí.

- No te voy a perdonar, está mañana decidiste que no me amabas.

- Erick, yo no te dije eso, jamás podría decirlo -se alejó del abrazo para mirar su rostro y decidió acariciarlo-. Yo quiero estar contigo, hoy y siempre...

- ¿Y qué hay de tu padre? -ese seguía siendo el obstáculo, que por segundos, al ver tan vulnerable a su chico, había olvidado, entonces sólo calló- ¡Mientes! ¡¿Por qué siempre mientes?!

- Amor, se puede ir al carajo ese hombre...

- ¡No quiero nada de tí, suéltame ya! -sus lágrimas, habían vuelto a aparecer, quizá pronto serían de sangre, y esperaba que así fuera y morir desangrado- ¡Sólo buscas jugar conmigo, y estoy cansado! Literalmente he perdido mi dignidad contigo, pero no sólo por perdonar cada una de tus faltas, si no que esta mañana prácticamente me humillé ante tí y tú decidiste dejarme botado, y ahora que decido que todo va a acabar tú vienes y quieres que te crea que vamos a estar bien. ¿Siempre tiene que ser todo, cuando y como tú lo dices? ¿Por qué nunca puedes aceptar que no eres el único que tiene la razón? ¡Eres un imbécil que se cree dios y realmente eres un carajo insignificante!

- Lo sé -respondió Christopher bajando la mirada-, pero espero que recuerdes que te amo, y espero también que siga siendo suficiente para que me perdones y estemos juntos siempre.

- ¡Puedes irte al demonio! ¡Yo espero que no seas tan idiota para desperdiciar esto, y no tardes para besarme, estúpido!

Christopher se sorprendió, pero realmente no lo desperdició, así que sin esperar escuchar más gritos y reclamos, lo abrazó, para calmar su llanto histérico y lo besó con mucha dulzura.

Joel y Zabdiel miraban todo con confusión. Era obvio que lo que esos chicos tenían no era una relación, si no más bien era una esfera de toxicidad y masoquismo, causada por los miedos, el apego y el aferrarse al amor que creían tenerse.

¿Algo de ahí podría salir bien, algún día?

- ¿Esto significa que me perdonas? -preguntó Christopher y el ojiverde se aferró a su pecho, escondiéndose entre su cuello.

- Esto significa, que quiero que seas tú, porque no aguanto más sin tí, pero tampoco aguanto quebrarme más por tí... Quizá si hubieses aceptado cuando estuve rogando por tu amor, seguiría en pie el quebrar hasta la última astilla de mi corazón para mantener el tuyo, pero si fallas esta vez, juro que no habrá marcha atrás.

- Prometo que...

- No prometas -le interrumpió, y por un impulso mordió su hombro, simplemente estaba desesperado, lo soltó cuando lo escuchó chillar-. Tú mismo lo dijiste: No se trata de prometer cosas, que sabes que no vas a cumplir.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora