Capítulo 68.

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Esperar era lo único que hacían, llevaban ya algunos minutos que parecían ser una eternidad, en aquellas incómodas sillas de plástico en la sala de espera.

Joel se comía las uñas, estaba nervioso, pero lo ponía aún más inquieto ver a su novio casi sumergido en su llanto. No podía hacer nada para tranquilizarlo, ambos estaban muy preocupados por lo que pasaría con su amigo, simplemente sobaba su espalda intentando reconfortarlo.

Habían visto a una enfermera salir de la habitación y regresar luego de un rato con un carrito lleno de mantas.

No los habían dejado verlo aún.

Necesitaban esperar.

Dentro de aquella habitación, Christopher era cubierto por varias mantas tibias, una máscara de oxígeno le ayudaba a abrir sus vías respiratorias para aumentar su temperatura corporal, llenando sus pulmones con aire cálido, mientras que  estaba conectado una máquina de hemodiálisis, que calentaba su sangre y volvía a hacerla circular.

Los doctores estaban agradecidos, pues los chicos habían hecho lo correcto con Christopher, gracias a eso, estaba fuera de peligro.

Apenas el castaño estuvo estable, el doctor salió de la habitación hacia la sala de espera.

—Familiares de Christopher Bryant —Joel levantó la mirada, pero ni siquiera pudo levantar la mano, cuando Zabdiel ya había corrido hasta el doctor—. ¿Ustedes son familiares?

—N-no doctor, somos sus amig-os —respondió el rubio, hipando por el llanto contenido, el hombre de bata lo miró apenado al ver lo mal que estaba, y sonrió un poco para tranquilizarlo.

—Su familia no está aquí —aclaró Joel antes de que les impidieran verlo—, ellos están de viaje. Estábamos los tres pero él salió justo hoy y se quedó mucho tiempo fuera, congelándose.

El hombre asintió.

—Que bueno que lo han traído. Él está estable. El que lo hayan apartado del frío y quitaran lo mojado de su cuerpo ayudó bastante —sonrió—. Supongo que no intentaron frotar su cuerpo para calentarlo, ni acercarlo a un calor directo —ambos negaron, quizá asustados pero el doctor sonrió con orgullo—. Le han salvado la vida, hacer eso podría dañar su piel, o incluso provocar latidos irregulares del corazón tan graves, que podrían hacer que su corazón se detuviera. Podría ir desde un infarto "simple", hasta la muerte.

Zabdiel cubrió su boca, eso era demasiado, mucho más grave de lo que imaginaba.

—¿Pero él está bien? —preguntó Joel con intriga, al ver la reacción de su novio.

Por supuesto que estaba asustado por su amigo, pero debía estar controlado para ayudar mucho más en lo que se pudiera. Sabía que el castaño era fuerte, y debía recordárselo a Zabdiel.

—Sí, claro, ahora su temperatura está subiendo lentamente.

—¿Y qué es lo que tenía? —preguntó el rubio. Eso era lo primero que necesitaban saber.

—Tiene una hipotermia leve, por suerte su cuerpo fue trasladado rápido acá, y ha aceptado muy bien los tratamientos, deberá estar unos días bajo observación médica, pero apenas esté bien podrán llevárselo.

—¿No es grave?

—Por suerte no, chicos.

—¿Podemos verlo?

El doctor miró un momento a Zabdiel, pensando en su respuesta. Finalmente sonrió asintiendo.

—Ahora está dormido, esperen un momento, cuando esté conciente la enfermera les avisará para que pasen a verlo.

La noche más fría || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora