Me siento nerviosa. Mi cuerpo no está reaccionando como debe. Me siento acorralada con este presentimiento de temor en mi pecho. Mis rodillas tiemblan y mis dedos cada minuto que transcurre se sienten aún más fríos.
Puedo notarlo en mis uñas por el color rosado intenso que están teniendo. Mi corazón late tan fuerte que temo que sea capaz de notarlo.
Agregando que me siento deshidratada como salida recién de un desierto y me urge el agua para seguir viviendo. Necesito pensar con más claridad. Necesito un chocolate. Necesito calmarme. Necesito que me escriba para saber en qué lugar está.
El nudo en mi estomago se aprieta más impidiéndome dar el primer paso para salir de las escaleras eléctricas. Cierro mi mano en un puño y tomo las fuerzas necesarias y salgo de allí, me encuentro con tanta gente a mi alrededor y trato de buscarlo entre estas.
Reviso de nuevo mi celular y estaba un mensaje de él.
La semana había transcurrido demasiado rápida para mi gusto. Y está bien. Amo los fines de semana, pero no podía huir de este día. Me había encontrado también con Laura los días anteriores a este, y no hace más que hablar de nuestro profesor y, de lo maravillosa que es ahora en el laboratorio gracias a mis apuntes del año pasado. Pero aún no consigo que él me hable de Laura, y eso es algo que sabré hoy.
Ese será mi trabajo.
Mis dedos casi congelados presionan las teclas de mi celular para responder al mensaje de Gael. Al mismo tiempo me quedo quieta entre la gente, mi corazón vuelve a su ritmo acelerado, todo mi sistema me grita que de media vuelta y regrese de nuevo a mi casa. Pero mi curiosidad es demasiado grande y pesa más que cualquier cosa.
Él estaba del otro lado del mall. Estaba diferente, lucia mucho más joven que como lo se ver en la universidad. Totalmente distinto. Se veía fresco y su cabello estaba un poco despeinado y ahora es más ondulado que otros días, su postura era la misma, erguida y su toque de elegancia no se la quitaba nadie. La forma incluso de inclinar y girar su cabeza llama mi total atención. Creo que me está buscando.
"¿Es usted el de gafas?" —envío.
Sabía que lo era, solo quise estar segura.
"Estoy cubriendo mis ojos verdes.
Espero no haya venido engalanada, yo estoy bien sencillo."
No era cierto lo de los ojos verdes, puesto que los suyos tienen un tono café intenso que sabe manejarlo muy bien cuando se lo propone.
Todos mis estándares de mis gustos los veo reflejados en él. Una parte de mi se sienta satisfecha por saber que hay hombres que se saben vestir como él, informal, para ciertos momentos, con aire de superioridad sin dejar la humildad a un lado.
Laura, será muy afortunada.
Logré también que llegue hasta aquí el día hoy. Sonrío y el sabor a victoria me llena de tranquilidad por este paso.
"No estoy engalanada. Créame"
"Creo que ya te vi"
Un desequilibrio interno, una vibración inexplicable es lo que sentí recorriendo toda mi espina dorsal. Me había visto y se dirige a donde estoy.
Trago saliva y me acomodo el cabello nerviosa.
Sonrió al verme, con miopía y todo, sus hoyuelos en cada mejilla se lo visualizan desde muy lejos. Se lo ve tan bien, tan atractivo y... tan alto.
—Hola —su voz era distinta, era más viva e incluso puedo sentir alegría en ella.
Sonreí. Y podía sentir como la sangre se posaba directamente en mis mejillas hasta mis oídos. Una vez más.
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Te Vas A Enamorar De Él
RomanceGalia es una estudiante de 20 años, espontánea y con un gran gusto por la lectura romántica juvenil, pero tiene un pequeño problema, su curiosidad, esta, la lleva a investigar a su nuevo profesor de la Universidad, luego de varios comentarios de alg...