Te Vas A Enamorar De Él

Capítulo Cuarenta y Nueve

Agregué a Gerson al grupo donde estaba Laura y Karla, lo llamé incontables de veces hasta que vea mis mensajes, Gael ni siquiera se molesta en contestarme los mensajes no pude dormir toda la noche pensando en quien puede ser la responsable de ese mensaje, porque es lógico que es una mujer.

Recordé que cuando estábamos conversando llegaron tres chicos de primer año que conocían a Laura, pero ellos no saben quien soy, o eso creo. Pero no todos tiene el numero de Gael, así que debe ser alguien es líder, lo único que se me ocurre es pensar que Laryssa le haya dicho lo que conversábamos ayer y enredó la conversación, pero tampoco es factible, uno: en el screenshot leí que esa chica estaba en otra mesa, que no estaba cerca de nosotros y dos: no hay número dos.

—¿Dónde diablos está Gerson? —les pregunté a Karla, impaciente.

—A mi tampoco me contesta los mensajes, pero Laura está por salir de su revisión de examen, viene en camino —responde, la miro y aun examina el mensaje en la pantalla de su celular—. No sé con exactitud quien sería la dueña de los mensajes. Tampoco entiendo la falta de pantalones del profesor Matheson al no ser claro contigo, ¿Por qué te sigue ocultando los nombres? ¿Por qué los quiere proteger cuando ellos son la causa de la destrucción de su relación?

—Ni siquiera me lee —digo—, y sé que está aquí en la universidad, vi el auto cuando llegué.

—Él pudo intervenir enseguida sin hacer tanto escandalo todo esto —la miré con los brazos cruzado dejando de estar pendiente si venía Gerson o Laura a la cabaña donde siempre nos sabemos reunir—, él pudo decirle a esa chica que no quería saber del tema, y si tanto le gustaría ayudar y ser informante de algo... preguntarle quien comenzó con los inmaduros chismes que tratan de él y de ti. Pero no lo hizo, prefirió involucrarte a ti cuando eso ni siquiera el propio Gerson dijo su nombre. ¡Que manera de joder la vida de los demás!

—Tengo que solucionarlo —ella niega mordiéndose los labios por todo lo que se está conteniendo.

—Estoy aquí para apoyarte, pero tu no tienes que solucionar nada. Deja de arreglar las cosas que no rompes.

—Puede ser lo más inmaduro de mi parte, pero... sabía que algo así iba a suceder —trago duro impidiendo que el nudo se rompa en mi garganta—, me arriesgue sabiendo que todo iba a terminar mal con él. Porque es mi profesor, es una figura pública...

—No, no tienes la culpa y no es nada inmaduro de tu parte —se acercó a mi levantando mi mentón para que la mire—, de ser así las él también sabía que su relación no sería fácil, porque ante los ojos de todos eres su alumna, pero son personas libres, de vivir todo lo que vivieron juntos, solo que en este cuento, alguien rema más que el otro y, esa que está remando más, se está lastimando los brazos, el corazón, al ver que no llega a ningún lado, aunque dé todo su esfuerzo. Y esa eres tú. El profesor dejó de remar hace mucho, te dejó ir, debes hacer lo mismo. Explorar nuevos mares.

—Déjame hacer el último intento.

Decirle esas palabras fue escuchar mi corazón partirse más de todo lo lastimado que tiene encima, todas las remiendas que tiene están siendo disueltas, dando más heridas.

Una herida más no pasa nada.

Cuando voltee de nuevo, se acercaban Laura y Gerson casi corriendo con el celular en la mano.

—Sabemos quiénes fueron —habló Laura, intentaba recuperar el aire para calmar sus pulmones por venir corriendo—. Gerson... él revisó el celular y encontramos esto.

Señala el celular de Gerson, él lo extiende para ver la imagen que contenía; era yo, una fotografía reciente del día de ayer en la biblioteca. Karla se coloca detrás de mí para ver también que tiene que ver esa imagen con todo lo que está pasando. Claramente se ve a Laura y Karla a mi lado.