Capítulo Seis

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De acuerdo, creo que decir eso no era necesario. El rostro de Gael se muestra asombrado, lo ignoro y trato de seguir comiendo, pero es ineludible no sentir toda su mirada sobre mí.

—No se alarme tampoco —digo, alejando el silencio que está entre nosotros—, Fue en la secundaria, la ilusión de "enamorarse" de un profesor para mí ya pasó. No me fijaría en usted.

Termino de decir, estaba muy segura de eso, en cierta parte. No me puede pasar de nuevo.

La vida no puede ser tan mala conmigo.

Si, estaba segura de que no pasaría de nuevo.

Debe ser como la varicela, solo llegará una vez en la vida y luego tu cuerpo genera anticuerpos para cuando quiera regresar.

—Usted podría ser mi informante —lo miro, con el vaso de limonada entre mis labios—. No le diré a nadie. Puede persuadirme de los acercamientos de las estudiantes que lleguen a mí con otras intenciones.

—Si es así, comencemos —creí este momento nunca llegaría—. La primera de la lista es, la presidenta de la clase.

Me mira atónito.

—¿Darla?

—Cuando esté frente mío debe llamarla por el apellido —rueda los ojos sin dejar de sonreír.

—Presley —masculla—, tenia ciertos conocimientos de algunas de sus amigas, menos de ella.

—Eso que es la primera —confieso—. No puedo creer como no se dé cuenta las muchas veces que se ha acercado a su escritorio y, las muchas veces que coloca todos sus... —muevo mis dedos y manos tratando de que pueda entender lo que voy a decir—. pechonalidades ahí, solo para usted las mire. ¡Que frustración!

—Le aseguro que tendré mucho cuidado con ella.

La interpretación de sus palabras me dicen que no me cree del todo y que estoy siendo una lunática. 

—¿Piensa que es mentira?

—No —responde, mojando sus labios con la punta de su lengua, me fijo en sus movimientos, sus labios son demasiado perfectos, «al momento de crear a este hombre Dios se asesoró de todos los más perfectos detalles», por acto involuntario hago lo mismo sin quitar la vista de ellos—. ¿Tengo algo en los labios? —pregunta, con preocupación lleva su pulgar cerca de ellos para limpiar cualquier residuo.

—Si —miento—, pero ya se lo acaba de sacar.

El movimiento que se hizo cuando se tocaba el labio inferior con el pulgar, hizo que los latidos de mi corazón sean irregulares, una emoción extraña se filtra en mi sistema nervioso haciendo erizar cada vello de mi piel. Opto por tomar de nuevo mi vaso de limonada y beber apartando la vista.

Si no me controlo, voy a caer en sus encantos, y voy a estar llorando en el grupo de sus fans porque me ve como una hija; tampoco me apenaría tenerlo a él como papá.

¡Pero ese no es mi propósito!

Tengo que hacer una plana repitiendo que tengo que hacer que él se enamore de Laura. Y que nada juegue en mi contra. No me lo perdonaría. No podría y no quiero.

Sacudo mi cabeza despejando cualquier pensamiento prohibido que llegue ahora.

Estaba a punto de terminar sus tres hat tirck taco que había pedido mientras que de mi parte no estaba ni a la mitad de mi pequeña comida.

—¿Por qué no come papas? —pregunto.

Las papas estaban intactas, nadie las había comido, y estaba segura de que por tiempo que llevamos conversando ya deben estar frías.

Te Vas A Enamorar De ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora