Carta de Galia

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¿Por un café o por una papita frita?

Tal vez de esta forma fue que me empezaba a dar cuenta que algo especial me estaba pasando contigo. Una preocupación por no verte más en la facultad y más por ver como nos estábamos llevando tan bien y la pequeña confianza que comenzábamos a tener, era una nueva persona en tu vida, alguien que apenas conocías; sin embargo, me contabas las cosas por las cual pasabas y yo como siempre, todas las cosas que me pasaban día a día.

Créeme que eso no ha cambiado, siempre me pasa algo, así que, si un día estoy entre tus pensamientos, ten presente de que algo chistoso me está ocurriendo justo en ese instante. Al menos desde la distancia sabré que aun te hago sonreír por mis despistes.

Me gustaba en todo sentido conversar contigo, ya no me sentía tan gris, ya no era la misma cuando llegamos a conversar a diario, algo de lo cual no me daba cuenta; cambiaste mi vida para hacerla mejor, y escribo mejor, porque así fue, mejor.

Los largos temas que teníamos de tus «fans» y a la final, terminé siendo una de ellas, ¡que fuerte hechicería!

Aun sigo con la incógnita de saber ¿Cuándo fue el momento en que me enamoré de ti? Tal vez fue esa vez en que llegué a casa a sonreírle a mi celular y ver tu nombre entre mis notificaciones, o cuando revisaba nuestras conversaciones que ya habíamos tenido la noche anterior. No, tal vez fue cuando me preocupe el no volverte a verte por el recorte que le harían a la facultad. ¡Ya sé! Cuando te vi bailar en la máquina de «pump it up» no lo sé. Así que no me creas.

Lo que tenía presente era saber que mi mejor amiga se había fijado en ti y te lo confesé, solo querías que la vieras a ella. Me quería transformar en cupido y todo se puso en mi contra.

Y si... ¿Tal vez tu me gustabas y no lo quería aceptar? Recuerdo muy bien esa foto que me enviaste cuando pregunté si había alguien que te llamara la atención, tratando de ocultar lo que comenzaba a nacer en ti, porque siéndote sincera, al ver esa foto y saber que no era yo sentí una opresión en el pecho, que la única forma que tuve de reponerme era diciéndome que no sería lo mismo si hubiera visto la foto de mi amiga ahí, aseguraba mucho que no me verías distinta a lo que era, una alumna.

Tal vez y te pasa lo mismo que a mí; te gustaba y no lo querías aceptar.

Muy en el fondo sentía que era una locura mía, que mis sentimientos solo estarían reservados para mí y que no sería correspondida si lo llegara a confesar ¡es que era algo que no debería pasar!

Estoy siendo muy mala describiendo el momento en cómo me fije en ti. Tampoco tengo respuestas de las veces en que me sonrojaba al estar cerca de ti o al escucharte decir algo cuando tu mirada se cruzaba con la mía al finalizar la clase. Si, tal vez me gustaste desde mucho antes, pero no lo quería reconocer.

El tratar de convencerte para bailar en nuestra primera salida ¡fue un gran logro! ¿Quién hace bailar a un profesor en ese lugar? Pero sobre todo ¿Quién hace bailar al poderoso Químico Matheson?

Por un café fue el inicio del cambio que ibas a hacer en mí y, lo importante en que te estabas transformando.

Tu invitación a comer luego del fabuloso baile me sorprendió, aun más cuando te sentaste a mi lado ¡Estaba super intimidada! Por si no lo sabías, aunque creo que si lo sabías ¡en nivel mil! Me permitió conocerte más a fondo. También al revisar las conversaciones que teníamos encontré algo peculiar, que estoy segura de que no recuerdas; el hechizo que nos hicimos el "te vas a enamorar de mí" y mira, si que funcionó. Al menos en mí.

Porque yo si me enamoré de ti.

Hay muchos momentos en mi mente, unos más fuertes que otros, pero siempre hay un favorito, y espero también tengas uno. Tu aparición de repente cuando el cielo comenzaba a despertar ese es mi favorito, el que me hayas visto con un vestido azul y un delantal blanco, tu preocupación por que llegue bien a mi destino es lo que más me conmovió. El roce de nuestros labios, irónico, creí que lo había imaginado hasta que tu me lo confirmaste.

Hasta que llegó el día de ir al laboratorio, donde confirmé que teníamos las mismas ganas de unir nuestros labios, como me ayudabas a vestir para que no muera de frío, tenerte tan cerca y tu respiración casi en mi cuello solo causabas que me confundiera, desarrollando emociones y sensaciones que no podría explicártelo.

Si, también pensé que sería una tremenda locura el que dos personas distintas como nosotros se juntaran y comenzaran a crear un caos tan especial dejando atrás los dieciocho años de diferencia.

Nada fue un impedimento para el encuentro de nuestros labios ansiosos por estar unidos, algo que tampoco creí que llegaría a pasar. Tu aliento, tus movimientos eran totalmente fuera de lo común ¡Esta pensaba que estaba dando uno de mis peores besos! Me temblaba hasta el alma.

Siempre estabas ahí para mí, cuando tenía uno de mis peores días, estabas tú al finalizar la tarde para buscar cómo hacerme sonreír y lo chistoso que puedes convertirte con tal de lograrlo. Como en el zoológico.

¿Cómo explicar lo encantador que te ves conduciendo? Concentrado y con la mandíbula firme, resaltando tus facciones tan detalladamente. Contigo supe el concepto de "hacer todo lo posible para estar con la persona que amas" porque es lo que se hizo.

Pero así como hay un momento favorito, también hay un momento especial, cuando nuestros cuerpos se unieron en uno solo, las veces en que me quedaba mirándote al estar entre tus brazos, despertar y ahí a tu lado solo me impulsaban a confesarte lo que sentía hace mucho tiempo, el que te amaba, se el grado de peso que tiene esa palabra, de otra forma no lo hubiera dicho; que te amo, que estoy enamorada de ti. Que me gusta cuando estamos juntos, cuando te tengo cerca, cuando me miras...

Ahora solo te tengo que admirar y abrazar de lejos.

Muy curioso cuando te veía en los pasillos, mi alma temblaba llena de nerviosismo al saber que mis ojos te encontraban allí, el corazón se me alteraba y mis manos sudaban de solo verte.

Contigo nacieron ganas de vivirlo todo, a quien quería abrazar luego de un largo día, de esos pesados que siempre sabía tener, y se acomodaba cuando estaba a tu lado. Pero también sé que todos esos momentos no se van a repetir, que no podré ver tus «buenos días» y el rubor de mis mejillas al leerlo; si aparezco luego de mucho tiempo entre tus recuerdos solo espero obtener esos hoyuelos entre tus mejillas. Y si por cuestiones del destino apareces en mi vida, quiero que sepas que tendrás la más bella bienvenida.

¿Qué si duele? ¡Claro que sí! ¡claro que te extraño! pero si esto tengo que soportar para el bien de ambos, lo aceptaré y seguiré la instrucción al pie de la letra.

Me quedo con la tranquilidad de que todo lo que pasó... fue de buena intención, todo lo que di, fue realmente sincero, que lo que vivimos fue por amor y, no me arrepiento de nada.

Con toda certeza puedo decir que mi mejor lugar está a tu lado, que no importa cuanto tiempo pase o cuantas veces nos separemos.

Gracias, por llegar a mi vida y hacerme sentir la persona más feliz del planeta. Siempre serás una parte de mí, una historia que tendré presente, que no importa el final, sino todo lo bonito que vivimos.

A la final no sé porque fue... o por un café o por una papita frita.


Galia. 

Te Vas A Enamorar De ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora