La Sombra de la Arena. (Shinki Y Tú)

28

-¡Suki, abre!-se escuchaban los llamados de preocupación de la pelirrosa.

Era la mañana siguiente, la azabache seguía algo hinchada de su rostro y adolorida. La tarde pasada al llegar a su hogar se encerró en la habitación de invitados para no ser molestada.

Su madre y hermana estaban preocupadas pues no había salido para nada.

-¡Suki, lo que sea que haya pasado en tu misión tienes que supersarlo y salir de ahí adentro!

La Uchiha lanzó un kunai a la pared practicando su puntería, el ruido se escuchó hasta fuera de la habitación lo que hizo que la madre de las gemelas tocara la puerta con enojo.

-jovencita, he tolerado suficiente. No puedes seguir preocupándome así.-siguió tocando la puerta.-y deja de hacerle daños a la pared que quien responderá por eso seré yo.

-habla quien destruyó nuestra antigua casa.-habló con fastidio y fue escuchada por su madre.

-me cansé.-habló Sarada.-me voy o llegaré tarde.-se escucharon sus pasos alejarse.

-¡abre la puerta, Suki! ¡no cenaste anoche y no quieres desayunar! ¡si no abres la puerta la tumbaré de un golpe y no estoy jugando!

-haz lo que quieras, de todas maneras tú serás quien responderá por los daños, ¿no?-rodó los ojos mientras ae recostaba en la cama.

Había un pensamiento en especial  que nos salía de su cabeza.

"mocosa, eres una lástima para tu clan.-fue tomada por el cuello hasta quedar frente a frente con el rubio.-tus parientes deben de estar revolcándose en su tumba al ver que ni un rasguño puedes hacerme."

-¡mierda!-lanzó otro kunai a la pared y este hizo un corte más profundo para después dejar que las lágrimas cayeran por su rostro.

-¡no toleraré ese lenguaje!-derribó la puerta con un golpe,al ver a su hija tapó su boca dejando salir un quejido.-cariño...

El verla golpeada y llorando le había roto el corazón, pues hacía ya bastante tiempo que no la veía llorando y menos con una mirada llena de tristeza e ira.

-¿qué fue lo que pasó en esa misión?-le preguntó al sentarse a su lado.

La Uchiha solo abrazó sus piernas para que no la viera llorar, pues le era imposible calmarse.

Sakura comenzó a acariciar su cabello y cuando notó que se había calmado la juntó a su pecho volviendo a preguntar.

-¿por qué aceptaste esa misión hace años?-su madre abrió los ojos sorprendida.

-yo... pensé que no lo recordarías.-bajó levemente la cabeza.

-¡no puedo olvidarlo, estos años no he dejado de pensar en lo que pasaría si ellos no hubieran muerto!-gritó haciendo que los ojos de la pelirrosa se rozaran.

-pero ellos ya...

-¡no, mamá!-la interrumpió.-¡si ibas a decir que ellos están muertos te equivocas!-se apuntó a ella misma.-¡quedé así y no fui lo suficientemente fuerte para defenderme!-las lágrimas volvieron a caer de sus ojos.-¡ahora me siento tan estúpida llorando y me duelen mis heridas!

-ven... déjame curarte.-levantó la vista un tanto decaída.

-no... quiero quedarme con esta lección...-sostuvo su cabeza.-me iré a entrenar, madre.-tomó su porta armas y salió de su hogar dejando a su madre.

Caminó por las calles de Konoha, no sabía que quería hacer en esos momentos exactamente. Se sentía desesperada por ir a entrenar pero a la vez se moría de hambre.

Varias miradas se posaron en ella al ver que caminaba con la mirada gacha y dando vueltas a un kunai.

"tus parientes deben de estar revolcándose en su tumba al ver que ni un rasguño puedes hacerme."

Ese momento no se iba de su cabeza haciendo que la sangre le hirviera, pues lo sentía cierto, había quedado como imbécil en su encuentro.

Fue liberada de sus pensamientos al chocar con una persona, para más específico con uno de sus amigos.

-Suki... ¿qué diablos te pasó?-la tomó de los hombros Shikadai.-y será mejor que guardes ese kunai, pareces loca.-rió mientras que Suki apenas levantaba la mirada.-ya veo, esto es serio...-se puso serio y soltó a la Uchiha.-emh... ¿quieres hablar?

-lo agradezco, Shikadai, pero no...

-que fastidio... no soy bueno en esto.-rascó su nuca.

-debes de estar ocupado, no pierdas tu tiempo conmigo y ve con tu equipo...-lo miró con las cejas arqueadas.-¿qué estás haciendo?

-tal vez lo necesitas.-tenía sus brazos extendidos en forma de abrazo.-como ya lo dije, no soy bueno en esto, pero...-dejó de hablar al sentir que la Uchiha ya se había recargado en su pecho así que se calló y solo la abrazó.

La azabache intentaba no sollozar, pero le fue imposible.

-lamento interrumpir, pero si que fue grave para que estés llorando...

-no pasó nada...-se calmó mientras se separaba de su amigo.-sabes, Shikadai... te lo agradezco.-le dio una pequeña sonrisa de lado.

-era algo que necesitaba para calmarme.

-seguro, Suki, pero estoy seguro de que tienes que hablar con Boruto, él es tu mejor amigo y mejor que nadie podría entenderte.

-odio que seas tan listo.-limpió el rastro de lágrimas mientras reía levemente.-lo haré, nos vemos.-se despidió y se fue al puesto de hamburguesas pues sabía que ahí encontraría a su amigo.

Al entrar, lo encontró con Mitsuki, pero no le importó y se sentó al lado de su amigo rubio.

-¡Suki-chan!-le dio una gran sonrisa a la azabache quien venía viendo hacia el suelo.

-Boruto...-habló mirándolo.

-¿qué te pasó?-la Uchiha se sentó a su lado.-¿qué no pasó?-recostó su cabeza en el hombro de su amigo a lo que Mitsuki y Boruto se miraron confundidos.

-¿quieres hablar?-preguntó el rubio y ella asintió.

Ella comenzó con el relato y era escuchada etentamente por sus amigos, al terminar Mitsuki colocó su mano en su mentón.

-esos nombres no me suenan para nada.

-tampoco a mí...

-pues ahora les sonarán familiares si es que los vuelven a escuchar.-se acomodó en su lugar mientras se comía las papas de Mitsuki.

-¡Suki-chan!-elevó la voz el Uzumaki mientras golpeaba su puño contra la palma de su mano.-encontraremos a esos hombres y ya verás. Lo pagarán.

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-Eurídice

¿Qué tal estuvo su regreso a clases?  ^^
El mío pues... no pude dormir y me tomé una bebida energética para no dormirme en clases. Parecía un zombie con demasiada energía.