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Suki emergió en la guarida de Code, con los ojos fijos en su entorno, su Sharingan parpadeando con intensidad. La tensión se apoderó de ella mientras evaluaba rápidamente la situación, adoptando una postura defensiva, lista para cualquier eventualidad.

Se encontró inesperadamente en lo que parecía una lujosa sala de estar, un entorno que contrastaba drásticamente con sus expectativas. La habitación, elegantemente decorada, emanaba un aire de sofisticación y confort, casi inapropiado para la situación en la que se encontraba. Sin embargo, su alerta no disminuyó.

Observó con detenimiento a su alrededor, su Sharingan activado, listo para cualquier eventualidad que pudiera presentarse. La sala estaba habitada por tres figuras: Code, Ada y un joven llamado Daemon, el hermano de Ada. También logró ver a Amado junto a ella, también retenido como rehén.

El contraste entre la atmósfera apacible de la habitación y la presencia de rehenes daba una sensación de desconcierto. Suki mantuvo su pose defensiva, aunque la apariencia tranquila del lugar contradecía la tensión palpable en su interior.

Code, con una mirada desafiante, y Ada, serena pero alerta, parecían observar con interés la reacción de Suki y Amado. Daemon, por otro lado, mostraba una actitud más inquietante, con una sonrisa sutil que denotaba un aire de misterio y posibles intenciones ocultas.

El ambiente sereno de la habitación se vio interrumpido abruptamente cuando Code, con un cambio repentino en su comportamiento, se abalanzó sobre Amado. Agarrándolo por el cuello, lo amenazó nuevamente, exigiéndole que quitara el limitador de su poder. La tensión en la sala se elevó rápidamente, y Suki se encontró en una encrucijada.

Con el Sharingan activado y los músculos tensos, evaluó la situación con rapidez. Sabía que enfrentarse a los tres enemigos era una tarea titánica, especialmente con Amado siendo tomado como rehén, y una confrontación directa sería imprudente y posiblemente inútil. Sin embargo, la incertidumbre sobre cómo proteger a Amado seguía latente en su mente.

Antes de que pudiera decidir, Daemon, el inquietante hermano de Ada, dio un paso adelante. A pesar de ser un niño, su presencia emanaba una extraña seriedad y advertencia. Se colocó frente a Suki, claramente advirtiéndole con un gesto sutil pero firme, indicando que no intentara ningún movimiento.

La advertencia de Daemon desconcertó a Suki. Aunque era consciente de la desigualdad de la situación, la amenaza implícita del niño agudizó su sensación de vulnerabilidad. La incertidumbre se mezclaba con la preocupación por Amado y la incógnita de las intenciones de aquel extraño grupo.

Daemon, con una curiosidad inusual, dio un paso adelante, aparentemente con la intención de examinar de cerca el Sharingan de Suki. Su actitud intrusiva e inquisitiva perturbó a Suki, quien se mantuvo en guardia ante la proximidad de aquel niño enigmático.

Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Ada intervino con una mezcla de autoridad y desdén en su tono. Regañó a su hermano, pidiéndole que se mantuviera alejado de Suki. La forma en que lo expresó, cargada de un resentimiento inexplicable hacia la joven Uchiha, desconcertó a Suki, quien se preguntaba por la razón detrás de aquel desagrado repentino.

Ada, con un tono frío y distante, rompió el silencio. Sus palabras resonaron en la sala, cargadas de una hostilidad inexplicable hacia Suki.

-El estúpido de Amado te arrastró por el portal, así que tu presencia aquí es un error.- declaró Ada, como si el mero hecho de la presencia de la joven Uchiha fuera una molestia para ella. Se acercó a Suki, manteniendo una distancia segura, pero su mirada era desafiante. -Si esperas regresar sana a tu aldea, no intentes nada.- advirtió Ada, enfatizando cada palabra con una frialdad amenazante. Sin embargo, sus siguientes palabras desconcertaron aún más a Suki. -No planeo matarte. Kawaki me odiaría si hago eso.

La Sombra de la Arena. (Shinki Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora