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Al detenerse para descansar por petición de ChoCho, ambas Uchiha miraron su entorno ya que la mayor estaba segura de que algo se acercaba, y la menor, al conocer perfectamente a su hermana, sabía que algo estaba mal.

La mayor alzó su brazo indicando que las dos chicas se quedaran detrás de ella. En un abrir y cerrar de ojos, sus ojos azabaches cambiaron a un tono rojizo con dos tomoes en ellos.

-eso parece un ajo... ¿o una cebolla?-se preguntó a sí misma mientras miraba a aquel niño albino que había aparecido delante de ellas.

-esos ojos...-habló seria la menor.- ¿quién eres?

-Uchiha Shin.-elevó su cara dejando ver su sharingan de tres tomoes, lo que dejó boquiabiertas a ambas Uchiha.

-nosotras al igual que papá deberíamos de ser los únicos del clan.- dijo Sarada con obvia confusión.

-vendrán conmigo.-aseguró él, sonando mas como amenaza.

-¿y si decimos que no?-ajustó sus gafas.

-padre dijo que las llevara. Lo obedeceré...

Sarada y ChoCho retrocedieron mientras que la mayor sonreía de lado.

El albino, sacó una Shuriken atado a una cadena con ayuda de un pergamino.

-las raptaré entonces.

El albino atacó a las chicas con su arma haciendo que ambas Uchiha  dieran un brinco. La menor arrojó varios Kunais y la mayor fue a atacarlo directamente.

Esquivó los kunais sin problema alguno y luchaba por mantener el ritmo de la chica de cabellos largos. Ambos al ser poseedores del Sharingan, les permitía seguir el paso del uno al otro.

El albino fue a atacar a la Akimichi, por lo que Suki iba a atravesarse en el ataque para bloquearlo, pero alguien mas apareció. Era el séptimo quien había rescatado a la Akimichi permitiendo que la Uchiha mandara a volar al albino de una patada. 

El albino regresó y dejó a la vista un patrón diferente en sus ojos, este se trataba del Manhekyo Sharingan lo cual hizo retroceder a la mayor de las Uchiha.

Si antes tenía fe de vencerlo, ya se había desvanecido, ante esos ojos no podría hacer nada.

Naruto también sabía que esos ojos eran poderosos, así que opto por usar el chakra del Kyubi, tornándose de un color amarillo/dorado y de él salieran nueve brazos asimilando las colas.

Atacó al albino, pero este seguía en su nivel esquivando los ataques del Hokage. Se posicionó sobre un pilar donde había otro poseedor del Sharingan, pero en diminuto. Ellos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos con ayuda de un jutsu de espacio-tiempo.  

-Hokage...-llamó Suki.

-luego hablaremos.-desactivó el chakra del Kyubi y le sonrió a las niñas.-no puedo sólo dejarlas solas de regreso a la aldea, pero pueden acompañarme. Sarada, Suki, voy en camino de encontrarme con su padre, estoy seguro que querrán venir.

Sarada sonrió ampliamente mientras que Suki sólo fruncía el ceño y rodaba los ojos.

El camino fue normal, todo el silencio mientras sólo corrían y corrían. Tomaban uno que otro descanso a petición de ChoCho.

Al estar cerca de la torre a donde irían, la amiga de las Uchiha se cansó y cayó al suelo rendida diciendo que no podía más.

Optaron por descansar mientras que ChoCho volvía a recuperar fuerzas.

-tengo que ir al baño.-hablaron las gemelas al unísono.

-bien...-suspiró el Hokage.-no vayan lejos.

Ambas se fueron de árbol en árbol, Sarada se adelantaba mientras que Suki sólo buscaba un buen lugar para sus necesidades.

-¡Sarada! ¿a dónde vas?-ella se alejaba más, y ella sólo hacía muecas de incomodidad al sentir como su vejiga dolía.

-iremos a la torre.-habló decidida mientras miraba a su hermana.

En sus ojos se veía el Sharingan de un aspa, lo que dejó boquiabierta a su hermana. Desde aquél día, cuando ella despertó su Sharingan, Sarada no había podido volver a activarlo.

-Sarada... tus ojos.-habló Suki y Sarada sólo talló sus ojos limpiando las lagrimas que escurrían por sus mejillas.

-luego hablamos de eso.-suspiró.-¡ahora vamos!

Suspiró pesadamente y se puso al lado de su hermana. Aunque esta idea no le gustara, no pensaba dejarla sola.

Al llegar a las puertas de la torre, Suki tomó la mano de su hermana. Queriendo brindarle un poco de seguridad, pero también deseando que se replanteara su decisión.

-¿estás segura?-ella asintió.- bien... pero déjame hacer pipi primero.-habló haciendo muecas.

-estoy segura que habrá un baño dentro.-suspiró y jaló la mano de su hermana.-ahora vamos.

Ambas entraron y caminaron por los alrededores del lugar. Todo estaba muy oscuro y en profundo silencio. Sólo se escuchaban los quejidos de la mayor y los pasos de ambas. 

-oye, no creo que halla un baño por aquí.. Iré hacia la otra dirección a buscar, ¿vale?

-no... vayamos juntas...

-si me meo es tu culpa.-arrugó la cara con frustración, pero también intentando ocultar sus crecientes ganas.

-sí aguantas... cállate.

-tú...-una tercera voz se hizo presente en el lugar. Esta era ronca y fría.-¿cómo descubriste este lugar?

Sarada se acorraló ella misma contra una pared mientras aquella silueta se acercaba a ella.

-¿eres su compañera?-preguntó mientras miraba su Sharingan y sacaba su Katana. Parecía ser que sólo notó la presencia de la menor y no la de Suki.

-papá...-susurró con lagrimas apunto de salir.

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-Eurídice.

  

La Sombra de la Arena. (Shinki Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora