Capitulo 9

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-Hey, Mila.- llamó Dinah sacándome de mis recuerdos. -¿De nuevo sin dormir?-

Asentí suavemente mirándola levantarse de la cama.

-No sé cómo le haces para permanecer despierta en clases.- agaché la mirada aun sintiéndome confundida por lo que sucedió. -¿Estas bien?-

No sabía que sentía en este momento. Tenía un montón de pensamientos y emociones revoloteando a mí alrededor.

-No lo sé.- dije sincera.- Quizá fueron los recuerdos.-

-Quizá es la falta de sueño.- finalmente salió de la cama, tomo su ropa y una toalla pero antes de salir se acercó a mí y depositó un pequeño beso en mi cabeza.- Debes dormir un poco.-

No tuve tiempo de decirle que los ángeles no dormían antes de que saliera de la habitación.

Aún tenía miedo de quedarme sola por lo que fui tras de ella, esta vez con lo necesario para prepararme para otro día en la tierra. No entendía cuando empezó mi miedo hacia los humanos lunáticos.

Mis clases empezaban a las 10 a.m. pero no quería separarme de Dinah, después del recuerdo algo no se sentía bien dentro de mí. Acompañé a la alta chica hasta su facultad y en medio de burlas, claramente hacia mí, la dejé para volver de nuevo a la residencia.

Caminé por el pasillo y antes de llegar a mi habitación vi a Lauren saliendo de los baños. Lucía lista para empezar el día pero su cabello seguía mojado. Pasó la mano alborotando su cabello mientras sus ojos se mantuvieron fijos en mí. Por un momento creí que me saludaría pero solo caminó hasta su puerta, sacó sus llaves y entró ignorándome por completo.

Esperaba que Ally hubiera tenido suerte con ella.

Ingresé en la habitación y sin nada por hacer, me senté en el escritorio y tomé un lápiz. Mis poderes no pudieron desaparecer así tan fácilmente. Coloqué el lápiz en el centro de la mesa y con mi mano derecha hice un ligero movimiento esperando que el objeto se moviera. Nada sucedió. Volví a intentarlo mirando fijamente mi objetivo. Esta vez, logré que el lápiz temblara pero no se movió. Empezaba a desesperarme. Lentamente moví mi mano, logrando por fin que el objeto amarillo gire por el escritorio. Suspiré aliviada al saber que no había perdido mis poderes.

-Pensé que no lo intentarías.- una voz gruesa habló tras mi espalda. -Te dije que tus poderes se debilitarían.-

-He tenido algunas cosas que hacer. ¿Puedes creer que algunos profesores parecen no tener corazón?- pregunté girándome para verlo a los ojos. Tenía una enorme sonrisa en su rostro.

-¿Por qué lo dices?-

-Parece no importarles el exceso de trabajos que ya tenemos y simplemente disfrutan agregando más.-

-Bienvenida a la Universidad.- murmuró caminando hacía mi cama y viendo mis cosas.- ¿Cómo van las clases?-

-Realmente bien. El conocimiento no es un problema, los trabajos lo son un poco.-

-Confió en que lo harás bien.-

-Gracias.- dije caminando hacia él.- ¿Cómo están las cosas en el cielo?-

-Tranquilas. He convencido a los Arcángeles de que la estás pasando mal tras la pérdida de tu protegido y que necesitaras de tiempo para recuperarte y volver al trabajo.-

-¿Cuánto tiempo?-

-Eso debería preguntártelo yo. ¿Cuánto tiempo necesitas para responder a tus preguntas?-

-No lo sé.- fui sincera mientras caminaba por la habitación.- apenas estoy conociendo a Dinah y Ally. He conocido a un chico en mi facultad que resulta muy agradable pero pienso que no he llegado a resolverlo. Necesito más tiempo.-

-De acuerdo.- cedió con un suave movimiento de cabeza.- Solo recuerda que tu tiempo es limitado y que cada segundo cuenta. – Asentí agradecida.- tengo algo para ti.- murmuró dándome un sobre blanco.- Es algo de dinero. Los humanos adoran su presencia. No es demasiado pero te ayudará a cubrir lo indispensable. Úsalo sabiamente...- volví a asentir. – Debo irme pero no olvides cuidarte y no meterte en problemas. Casi lo olvido. Creo que buscabas esto.- Sacó un pequeño libro que llevaba el mismo nombre que la enciclopedia. "Todo sobre los humanos. Tomo 1" No imaginaba cuantos Tomos podía existir pero agradecía enormemente que hubiera convertido la enciclopedia en un libro de bolsillo. Lo recibí agradecida. Sus hermosas alas blancas se levantaron y lo envolvieron desde sus pies a su pecho. -Te veré pronto, Cariño.- y como un rayo de luz, desapareció.

Extrañaba mucho su presencia junto a mí.

Tomé el sobre y lo guardé bajo mi almohada antes de agarrar mi maleta y salir rumbo a mi facultad.

Al llegar Harry esperaba por mí en la entrada del salón y de inmediato empezó a hablar de un millón de cosas. Parecía que nunca se cansaba y me divertía escuchando su rara percepción de la vida.

Las clases transcurrieron normales.

Al llegar la hora del almuerzo, Ally y Dinah esperaban por mí en la cafetería. Empezaron a hablar de su día hasta que finalmente Ally me miró

-¿No tienes hambre?- me preguntó extrañada. Negué suavemente – llevamos más de una semana de clases y desde que te conozco no te he visto comer absolutamente nada. ¿Deberíamos preocuparnos?- volví a negar con rapidez.- ¿Es algún tipo de dieta?- volví a negar mientras fruncía el ceño. -¿Acaso no tienes dinero para la comida? Porque si es eso, debes saber que...

-No, no es eso.- la corté, segura de que seguiría dando opciones sin parar.- Solo no tengo hambre.-

-Que no te sorprenda.- murmuró Dinah comiendo sus papas.- Tampoco acostumbra a dormir y resulta interesante no verla desmayarse en clases.-

-Pero como es eso... posible.- habló Ally incrédula.

Quizá, si ellas sabían mi verdad, me ayudarían con lo que buscaba. Después de todo, mi tiempo se acababa. Necesitaba su ayuda.

La miré y miré el lugar en donde estábamos. Demasiadas personas que podían escuchar.

-Se los diré, pero no aquí.- miré a las chicas y me levanté. Ellas se miraron confundidas y luego me siguieron. Pude ver tristeza en el rostro de Dinah al dejar sus papas sin terminar pero de todas formas me siguió.

Llegamos a la habitación y ambas chicas se sentaron en la cama de Dinah mientras me miraban atentas.

-¿Y bien?- preguntó Dinah impaciente.

Sabía qué hacía lo correcto. Confiaba en ellas. Lo sentía. No eran malas personas.

-Soy un ángel.- murmuré y sus rostros no se inmutaron.

-¿Otra vez con eso, Mila?- preguntó Dinah cansada.- creí que ya lo habíamos superado.-

-¿De qué...- intentó hablar Ally pero la chica alta la interrumpió.

-Sé que eres rara y está bien para mí, me agradas así pero no puedes seguir diciendo que eres un ángel cuando no tienes...

-¿Alas?- completé por ella.

-Un ángel sin alas...- murmuró Ally elevando una ceja.

-Lo sé. Soy un ángel sin alas ahora.-

Debía dar muchas explicaciones y estaba segura de que no sería fácil convencerlas y menos a Dinah que seguía pensando que era la cosa más rara que pudo llegar a conocer. 

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora