Capítulo 29

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-¿Qué pasó después?- pregunté cuando volvimos a la realidad.

-Bueno, fui a la boda y conocí a…-

-No, no.- corté para especificar mi pregunta.- ¿Qué pasó con nosotras?-

-Seguimos en contacto pero solo por motivos de trabajo. Te hiciste cargo de la empresa de tu padre y realizamos algunos convenios que nos obligaba a vernos de vez en cuando.-

-¿Tú y yo… no volvimos a estar juntas?-

-No en esa vida.- me sentí tan triste sin ninguna razón aparente.- Pero fuiste feliz. Te lo aseguro.-

-¿Por qué me fui durante 3 años?- era lo que había entendido.

-El término que yo utilizaría es “desaparecer”.- la miré confundida.- desapareciste durante 3 años.-

-¿Por qué? ¿Es algo que acostumbraba a hacer?-

-No.- respondió con una tenue sonrisa.- No era algo propio de ti pero desapareciste cuando te enteraste la verdad.-

-¿Sobre qué?-

-Sobre ti.- dejé que ella continuara.- descubriste que tus amigas, yo e incluso tu familia te guardaban un secreto y cuando lo averiguaste, tomaste tus cosas y simplemente te fuiste. Nadie supo de ti hasta que decidiste volver.-

-¿Cuál era el secreto?-

No necesité que ella responda.

Vino a mí con la fuerza de un tren estrellándose ante una pared.

*Un tocador. Ella está ahí. Su intensa mirada no se despegaba de mis movimientos mientras hablábamos.

*Una fiesta de máscaras. Reconocía sus hermosos ojos verdes bajo una elegante mascara negra. Me miraba fijamente mientras caminaba entre la gente con una máscara blanca en mi rostro.

*Una sonrisa. Solo necesité una sonrisa para enamorarme de ella.

*Un beso. En medio de una iluminada bahía.

*Un escape. Corría con un vestido de gala mientras ella sujetaba mi mano y me llevaba fuera del edificio.

*Una casa de campo. Subía las escaleras sujetando su mano tras de mí. Ella me miraba con deseo.

*Una cama. Sábanas blancas envolviendo nuestros cuerpos. Gemidos de placer, sus manos acariciando mi cuerpo, sus ojos sobre mí.

*Un momento. Una noche bajo las estrellas haciendo el amor en su auto.

*Una discusión. Gritos y reclamos que terminaban en llanto.

*Una disculpa. Ella en mi balcón. Sus lágrimas ocultas bajo la fuerte lluvia.

*Una despedida. Mis maletas en la puerta. Un beso desenfrenado que termino entre mis sabanas.

*Un mensaje. Mirando en mi móvil un “te amo” y yo sonriendo ante sus palabras.

*Una llamada. Y mi mundo colapso.

*Poco después… yo colapse también.

Respiré hondo tratando de asimilarlo.

No sabía que podía recuperar el recuerdo de una vida pasada.

Y lo más importante… no imaginaba cuanto la había amado.

Vi a Lauren dudar sobre decírmelo pero terminó haciéndolo.

-Perdiste la memoria en un accidente de auto. Olvidaste un año de tu vida, incluyendo nuestra relación. Luego, por cosas del destino volvimos a encontrarnos y traté de recordarte lo que vivimos sin decirte la verdad. Al final lo descubriste y nos odiaste tanto… me odiaste tanto…-

-¿Por qué no me lo dijiste?- era algo que a pesar de recordarlo, no comprendí.

-Había mucho en juego.-

Por extraño que parezca, sentí parte de ese enojo volver a mí. Me había ocultado la verdad y mi otra yo… simplemente no pudo lidiar con eso.

-Entonces me fui y tú solo…-

-Te deje ir.- aceptó con tristeza.

-Escogiste el camino más fácil.- recriminé.- ¿No pensaste en luchar por mí?-

-Nunca entenderías cuánto amor me costó dejarte ir, Camila.-

Podía ver el dolor en su mirada.

Incluso yo me sentí peor.

-Es demasiada información que necesito procesar.- dije empezando a caminar hacia la residencia. -Te veré después.-

-¿Puedo acompañarte?-

-No yo… necesito pensar.-

Sé que Lauren no estaba de acuerdo, tenía la intención de protestar pero caminé dejándola en medio de la cancha de futbol.

Al volver a la habitación Dinah estaba casi lista para ir a clases.

-¿En dónde estabas?- preguntó preocupada y apurada. -No importa, me cuentas en el camino.- terminó para lanzarme mi toalla mientras ella seguía alistándose.

-No iré a clases.- murmuré dejando mi toalla en su lugar y tirándome boca abajo sobre mi cama.

-¿Estas bien?-

-No.-

-¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? ¿Quieres que me quede contigo? ¿Necesitas…-

-Tranquila DJ, estoy bien.- la corté mirándola a los ojos.- Solo no tengo ánimos de salir.-

-¿Segura?-

-Si.- dije convencida.- Ve a clases, te veré a la hora del almuerzo.-

-Está bien, pero si te sientes mal busca a Ally y que me llame, yo vendré cuanto antes…-

-De acuerdo.- murmuré girándome para darle la espalda.- Vete que te harás tarde.-

-Sí, si.- escuché que hacia un montón de ruido para buscar sus cosas. De repente sentí un beso en mi mejilla.- No dudes en llamarme. Vendré por ti cuanto antes.-

Sonreí.

Ella podía ser tan tierna.

Escuché la puerta cerrarse y de inmediato mi cabeza empezó a trabajar.

Seguí recordando lo que había visto.
Lauren y yo en vidas pasadas.

No terminamos juntas en esa vida pero dijo que fuimos felices. Pude verlo en sus ojos. Ella era feliz junto a la chica de cabello bonito.

Quizá ella y yo también hubiéramos sido felices.

“¿Piensas quedarte todo el día en cama?- miré por la habitación sin encontrar rastro de ella. “¿Puedo pasar?”

Eso lo explicaba.

Ahora ves a través de las puertas” escuché su risa en mi cabeza, yo intenté reprimir la mía.

“Mis poderes no tienen ese alcance, Camila.” Agradecí la falta de esa capacitad. “Vi a Dinah salir pero no a ti. No necesito de poderes para saber que te quedaste.”

Pasa” terminé girando los ojos.

-¿Estas bien?- dijo cuando entró y se acercó a mi cama. Me giré para mirarla, quedando de lado.

-No lo sé…-

-¿Fue demasiado?- sabía que se refería a sus recuerdos.

-Quizá.-

-¿Puedo hacer algo por ti?-

-No, estaré bien.-

-De acuerdo.- se acercó y se acostó junto a mí. Dejó la vista en el techo mientras yo la miraba confundida.

-¿Qué crees que haces?-

-Nada.- comentó elevando los hombros. -¿Y tú?- esa sonrisa burlona empezaba a agradarme.

-Estas en mi cama.- comenté como si no fuera obvio. -¿Acaso no tienes clases?-

-Ally me cubrirá.-

-¿Te quedarás aquí?-

-Si no tienes problema con ello…- me miró unos segundos antes de volver la mirada al techo.

Vi su perfil. Sus cejas pobladas y muy bien cuidadas, sus pestañas risadas, su nariz perfecta con un pequeño piercing. Sus labios rosados y suaves…

La vi sonreír.

-Espero que no estés escuchando mis pensamientos.- dije fingiendo enojo.

-Créeme, lo intento.- me miró sin borrar la sonrisa de su rostro.- pero me gusta cómo funciona tu mente. -entrecerré los ojos aceptando su respuesta como una confirmación. -y más si piensas en mí.-

Finalmente sonreí.

-No pensaba en ti.-

-Seguro.-

-De acuerdo, haremos algo.- me senté para poder tener su atención.- dejaré que escuches mis pensamientos, siempre y cuando no sean sobre ti.-

-¿Piensas mucho en mí?-

-Seguro.- comenté en el mismo tono burlón que ella.

-Pero me gusta entender como me ves…- hizo un puchero como una niña pequeña. Sonreí.

-No tienes permiso.-

-Bien.- murmuró girando los ojos. -Ahora que tenemos una mañana libre, ¿quieres practicar tus poderes?-

-No. Quiero quedarme aquí sin hacer nada.-

-Vamos, no será difícil.- se sentó frente a mi.- Juega con mi mente.-

-Eso no está bien.-

-No es momento para sacar a tu ángel interno.- entrecerré los ojos.- Tienes mi permiso para hacerlo.-

-Pero no sé cómo.- dije dudosa.

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora