Capítulo 25

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Había leído muy poco sobre ángeles caídos. Estas historias estaban prohibidas en el paraíso y los únicos conocedores del tema eran los Serafines y ángeles más antiguos del reino. Gente increíblemente confiable del Creador.

Mi conocimiento sobre ellos era el mismo que el de un simple mortal.

-Tú… fuiste parte de la rebelión en contra del Creador.

-No fue así como sucedió mi destierro.- murmuró caminando hacia la ventana.- mi situación fue diferente pero no tenemos tiempo para esto.- me miró.- necesito que regreses.-

-Yo no… no puedo hacerlo. Serafín dijo que lo mejor era quedarme aquí hasta que las cosas se solucionen.-

-¿Qué cosas?-

-No lo sé, él no lo dijo.-

Su semblante era cada vez más preocupado.

-¿Puedes regresar sola, sin ayuda de Serafín?-

-No. Él tiene la llave.- pasó la mano por su cabello, desesperada.

-Nunca debiste bajar, Camila.- murmuró volviendo la vista a la ventana.

-Debía hacerlo, tenía cosas que descubrir.-

-Bueno, cambio de planes. Ahora lo único que debes hacer es ocultarte por tu vida.- Caminó de vuelta a la cama.- cuanto más tiempo pases en la tierra más débil te vuelves y mientras menos ocupes tus poderes menos tiempo los conservas.-

-Mis poderes fueron débiles en cuanto llegué a la tierra.-

-No es verdad, eres un ángel tus poderes son dos veces más fuertes que los míos o los de Rick. Tan solo no los pusiste en práctica.-

-No quería llamar la atención.-

-Funciona entre los humanos pero no entre nosotros. Ellos sabían que estabas aquí incluso si mantuviste el perfil bajo. Necesito que utilices tus poderes.-

-No entiendo de que serviría.- caminé para sentarme junto a ella.- mover cosas no me salvará de ellos.-

-¿Crees que es lo único que puedes hacer?- me preguntó sorprendida. Asentí.- Camila, el alcance de tus poderes no solo te salvará sino que también te devolverán al cielo.-

-No sé cómo volver.-

-Tampoco yo pero lo averiguaré, por el momento necesito que aprendas a utilizar tus poderes. Jugar con la cabeza de las personas no es tan malo como parece y menos si tratamos de salvarte. –

De repente una pregunta llego.

-¿Juegas con la mente de Ally?- Lauren me miró avergonzada.

-Lo hice al principio. No quería que preguntara cosas que era mejor no saber y le hacía creer que permanecía en la habitación por las noches. Deje de hacerlo cuando vi lo confiable que es. Ally es una excelente amiga y persona.-

Eso explicaba porque Ally aseguraba que Lauren permanecía en la habitación mientras yo iba detrás de ella en medio de la noche.

-Ally es mi amiga, yo no quiero jugar con su mente…-

Detuve mis palabras cuando la puerta se abrió con brusquedad.

-Hola, Mila.- entró Dinah con rapidez.- ¿No deberías estar en clases?- caminó a su escritorio en busca de algo.

-Digo lo mismo de ti. ¿Qué buscas?-

-Dejé mi cuaderno aquí. Lo necesito o moriré si no lo encuentro. ¿Lo has visto?- me miró un poco desesperada.- Es azul con un dibujo de…-

-¿Un gato?-

-¡Si, ese!- dijo entusiasmada. -¿Lo has visto?-

-Está ahí.- señalé el cuaderno sobre su cama.

-Eres un jodido ángel.- tomó el cuaderno y corrió hacia la puerta. -Te veo en la noche.-

No me dio tiempo de responder antes de verla desaparecer y cerrar la puerta a su salida.

-¿Debo suponer que no te vio porque jugaste con su mente?- Lauren solo retiró su mirada de mí. -Es mi amiga y no quiero que juegues con ella.-

-¿Cómo ibas a explicar esto?- preguntó señalando su rostro. -Y el solo hecho de que yo esté aquí ya representa un interrogatorio por parte de Dinah. No estoy para sus preguntas.-

-No quiero que juegues con ella.- repetí con seriedad levantándome de la cama. -Ella sabe que soy un ángel, confió en ella.-

-De acuerdo.- murmuró en voz baja. -Creo que de todas formas se enterará. Me tendrás contigo todo el tiempo.-

-¿Disculpa?-

-Te están buscando, Camila ¿Qué esperas que haga?-

-Quizá me encuentren con mayor facilidad si estás conmigo.-

-Me mantuve aleja este tiempo y Rick te encontró. Al menos junto a mi tendrás una oportunidad de huir.-

-¿Qué le diré a Dinah? ¿Qué de la noche a la mañana nos hicimos amigas?-

-Ella no es tonta, algo mejor se te ocurrirá.- dijo poniéndose de pie y volviendo a quejarse. -En realidad me interesa saber que le dirás a tu novio.-

-¿Novio?-

-Sí, ya sabes… el idiota de Noah que babea por ti.- sentí que mis mejillas se sonrojaron.

-Él no es mi novio.-

-Díselo a tus mejillas.- murmuró con seriedad mientras caminaba a la salida. -Tomaré un baño. Volveré por ti al rato.-

-Estaré bien por un momento. Lo mejor será que descanses y…-

-Si claro.-

Giró los ojos y salió de mi habitación sin darme la oportunidad de protestar.

¿Qué iba a decirle a Dinah? Incluso ¿Qué le diría a Noah?

Conocía su interés por mí. Un chico no sale con una chica y el grupo de sus amigas solo porque sí. Habíamos tenidos más citas y me pasaba muy bien con él pero yo nunca le aclaré mis intenciones. Solo quería su amistad. Tener algo más con él representaba un riesgo muy grande para mí y quizá para él. Era demasiado peligroso.

Si hubiera sido humana… definitivamente saldría con él.
Suspiré.

Tenía una clase a la que aun alcanzaba a llegar pero sentía miedo de que Rick volviera a encontrarme.
Sinceramente la idea de que Lauren este sobre mi todo el tiempo no me agradaba pero me daba tranquilidad.

Aunque aún no la entendía.

No entendía que ganaba ella haciendo todo esto.

Quizá Lauren tendría sus propios motivos para cuidarme y sacar provecho de mi condición.

No sabía si fiarme pero ahora ella parecía ser mi opción más segura.

Dentro de tantos pensamientos, escuche tres suaves golpes en la puerta.

“¿Puedo pasar?” preguntó directamente en mi cabeza. Giré los ojos y le dije que sí. “¿Estas lista?”

-¿Para qué?-

Ahora que nadie intentaba atraparme y que su rostro ya no tenía rastros de sangre, pude contemplar lo que la pelea ocasionó. Tenía su labio partido y un morado en su pómulo que intentó ocultar con maquillaje. Supongo que eso fue de la pelea anterior. Me acerqué a ella para mirar otras heridas pero ella retrocedió. No me importó y tomé su mano para detenerla. Caminé dos pasos más cerca para mirar su labio. Lo toqué delicadamente solo para comprobar lo que suponía. Sus labios eran muy suaves. Ella hizo una mueca de dolor pero no se alejó.

-Yo… no te he agradecido por lo que hiciste.- dije a centímetros de su rostro. 

-Nada que agradecer.- sonrió ligeramente. Ella nunca sonreía y eso me gustó.

Agaché la mirada para centrarme en algo que llamaba mi atención. Había una pequeña mancha morada en su cuello. Casi no se notaba pero tomé su sweater para moverlo y descubrir la parte afectada.

-Lauren…- murmuré viendo como la mancha era el resultado de un fuerte golpe y se alargaba por su espalda. Retiró mis manos de ella. -
Necesitamos ir al médico.-

-Estoy bien, Camila.-

-No es verdad.- intenté acercarme de nuevo pero ella me alejó.

-No moriré por esto.-

-Parece grave.- tomé la parte baja de su sweater y lo levanté para notar que también lo tenía en sus costillas. Ella volvió a apartarme.

-Créeme, no moriré por esto.- dijo pero yo no me confiaba.- Soy jodidamente inmortal, Camila, sanará en unos días –

-¿Te duele mucho?-

-Algo.- murmuró avergonzada.- mientras más tiempo pasas en la tierra más débil te vuelves.-

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?-

-Algunas décadas.-

Permanecí en silencio analizando sus palabras.

¿Tienes clases no es así?” miró su teléfono supongo que para revisar la hora. “Tenemos 20 minutos para llegar”

-Estoy aquí.  No necesitas entrar a mi cabeza para decírmelo.-

Será mejor que practiques. Sé que te molesta pero es lo mejor.”

“De acuerdo” murmuré entrecerrando los ojos y viendo como otra pequeña sonrisa se formaba en su rostro.

Tomé mi maleta mientras Lauren iba por sus cosas y salimos rumbo a mi facultad.

Caminamos en silencio porque no sabía que decir.

Ella estaba protegiéndome y debía ser amable pero nada interesante llegaba a mi cabeza.

Sentía que no era lo suficientemente interesante para ella.

No necesitas ser interesante para agradarme volteé a mirarla y esta vez su sonrisa era más grande. “Me agradas aunque no digas nada”.

Me sentí avergonzada de que ella estuviera escuchando mis pensamientos.

Me siento violada” pensé y ella soltó una carcajada.” Deja de escuchar mis pensamientos sobre ti” dije divertida.

Me gusta cómo funciona tu mente” “Ángel” murmuró girando los ojos.

Esta vez yo solté una carcajada.

Resultaba que no era tan difícil hablar con ella. O mejor dicho, conectar con ella.

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora