Sabía lo que sucedería mañana.
Regresaría al internado para empezar las clases.
Odiaba este sentimiento. Odiaba el hecho de que tendría que alejarme de ella.
-¿Qué quieres desayunar?- preguntó mirando el menú del hotel.
-A ti.- dije sin descaro girando la cabeza para mirarla. Estábamos en la cama mirando televisión, con ella sentada detrás de mí y mi espalda apoyada en su pecho.
En algún punto hicimos normal el pasar la noche en el hotel de su padre.
-Eres insaciable.- se burló dejando un corto beso en mis labios.
-¿Y tu no?- me reí mirando el menú.- Me deseas más de lo que te gustaría admitir.-
-¿Eso crees?- preguntó sarcástica.- Te subestimas- esas fueron las palabras exactas para desafiarme.
-Déjame demostrártelo.- pedí, dejando el menú sobre la mesa de noche y girando mi cuerpo de frente hacia ella. Envolví mis piernas alrededor de su cintura.-¿En realidad crees que eres fuerte?- susurré colocando un mechón de cabello tras su oreja. -Acaso no sabes que lo que más amo de ti es...- me acerqué a su oído para susurrar.- Que estas loca por mi.-
-Te subestimas.- insistió. Tenia que comprobar sus palabras. Empecé a besar su cuello, era su punto débil. Ella movió la cabeza involuntariamente para darme el espacio necesario para que continuara. Una sonrisa escapó de mis labios.
-¿Estas segura?- pregunté bajando mis labios por su pecho. Estaba solo en sujetador y despojarme de su prenda no resultó un problema. Mi mano fue a uno de sus senos y mis labios siguieron besando su cuello a mi antojo.
-Lo estoy.- se las arregló para contestar. Estaba segura de que hizo un gran esfuerzo para no dejar salir un gemido.
-De acuerdo.- me detuve.- es bueno saber que no mueres por mi.- sonreí por su cara de frustración. Amaba jugar con ella. Me acerqué por un beso pero antes de cerrar por completo la distancia, me alejé con una sonrisa confiada.
-No te atrevas a hacerme esto, Camila.- dijo sería y molesta por lo que hice. Intenté ocultar una enorme sonrisa.
-¿Hacerte que, bebé?- pregunté inocente, volviéndome a acercar. Intentó besarme nuevamente pero al último momento me alejé y ella me siguió. Su beso terminó en mi mejilla.
-Por tu bien, deja de moverte.- advirtió y yo seguía sonriendo. Volví a acercarme y esta vez ella notó mis intenciones de seguir jugando. Colocó una mano en mi cuello evitando que me aparte y ella besó mi sonrisa.
-No me hagas esto, Camila.- suplicó entre mis labios. -No me hagas desearte.- volvió a besarme.
Ella acababa de derretirme el corazón.
-No es suficiente que me desees.- terminé el beso para volver a su cuello y mi mano nuevamente en su pecho. Suspiró. – Quiero que pierdas la cabeza por mi.-
-Lo hago.- admitió cuando mis labios descendían lentamente.
En un movimiento rápido me empujó para ubicarse sobre mi cuerpo. Al parecer lo que hicimos la noche anterior no fue suficiente. Nunca parecía ser suficiente. Nunca me cansaba de ella.
-Eres una jodida provocadora – dijo notando mi sonrisa.
-Y tu estas jodidamente buena.- respondí apretando con ganas su trasero. Ella sonrió antes de empezar a besar mi cuello. Mi sujetador desapareció en cuestión de segundos y sus labios recorrieron mis senos sin ningún recelo. Empezaba a esforzarme por no dejar salir los gemidos que se quedaban en mi garganta. Fue por mis bragas pero la detuve girando nuestros cuerpos para quedar sobre ella.
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Siempre tu
Fiksi Penggemar¿Qué pasaría si te enamoras una y otra vez de la misma persona? ¿Una y otra vez en... cada vida? Creo firmemente que algunas personas están destinadas a conocerse, a encontrarse a pesar de las circunstancias, algo así como el mito del Hilo Rojo pero...