Domingo en la mañana y Dinah seguía durmiendo. Su alarma no sonó y parecía no tener planes de levantarse.
Estaba aburrida.
Me cambié y me coloqué ropa deportiva y unos tenis para salir a correr.
Eran las 7 de la mañana y el sol empezaba a salir. El campus era enorme para recorrerlo.
Calenté un rato antes de empezar a trotar. Conforme pasaban los minutos, mi velocidad aumentaba y mi respiración se agitaba. Empecé a sentir una fina capa de sudor envolviendo mi cuerpo. Era extraño sentir el líquido resbalando por mi frente. Cosa de humanos.
-Pareces cansada.-me detuve al escuchar su voz a mi lado y la dejé pasar. El simple hecho de que me hablara me sorprendió.
La vi mientras seguía corriendo. Llevaba una playera blanca, un short negro y zapatillas del mismo color. También tenía auriculares y su móvil en la mano.
Volví a correr tratando de alcanzarla.
-¿Ahora me hablarás?-
Sabía que me escuchó porque una sonrisa apareció en su rostro.
-Estoy de buen humor.-
-¿Qué significa eso?-
-Significa que corras o te quedarás atrás.- terminó acelerando su ritmo, el cual intenté seguir a unos pasos por detrás.
Corrimos unos minutos más hasta volver a la residencia. En cuanto vi césped, mi cuerpo simplemente cedió y me derrumbé para recobrar el aire perdido. Sentía mi pecho subir y bajar a una velocidad impresionante, sin contar con el hecho de que sudaba como si mi vida dependiera de ello.
-Te dará calambres si te quedas ahí.- se acercó y me tendió una mano. La miré como si estuviera demente.
-No me levantaré.-
-Debes hacerlo.- sujetó mi mano sin permiso y suavemente tiró de mí para levantarme. -No queremos que te lastimes.-
Sus palabras no sonaron verdaderas.
-Gracias.-
Me alejé de ella para entrar en la residencia. La escuchaba detrás de mí pero no giré para comprobarlo. Entré en la habitación y sin esperar despedirme, cerré la puerta tras mi espalda.
Dinah seguía dormida y no podía despertarla para que me acompañara mientras tomaba una ducha. Sería desconsiderado y un tanto infantil. Y mas teniendo en cuenta que volvió de su fiesta apenas unas horas antes. El problema era que no deseaba estar a solas con la chica de ojos verdes. Tenía sentimientos contradictorios hacia ella y por primera vez desde que la vi, sentí desconfianza.
Me armé de valor, tomé mi toalla y ropa para salir al baño. Al entrar suspiré de alivio cuando lo vi vacío. Tal vez ella llegaría más tarde. Dejé mi ropa limpia sobre un pequeño mueble y entre a la ducha. Me sorprendía la naturalidad con que las chicas se desvisten frente a otras chicas pero yo no era así. Prefería desnudarme cuando la puerta de la ducha estuviera cerrada y así lo hice. Dejé mi ropa en un pequeño gancho y antes de abrir las llaves, escuché la puerta del baño y pasos que siguieron a continuación.
Las posibilidades de que sea ella eran altas pero preferí no pensarlo.
Salí unos minutos después para ir en busca de mi ropa limpia. El lugar estaba despejado y con un suspiro de alivio me dirigí a los vestidores. Al terminar, sequé mi cabello con la toalla y me acerqué al espejo para tratar de peinarme.
Ella estaba ahí.
Estaba detrás de mí por lo que nuestras miradas conectaron a través del espejo. Tenía una pequeña sonrisa y su cabello estaba igual de mojado que el mío.
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Siempre tu
Fiksi Penggemar¿Qué pasaría si te enamoras una y otra vez de la misma persona? ¿Una y otra vez en... cada vida? Creo firmemente que algunas personas están destinadas a conocerse, a encontrarse a pesar de las circunstancias, algo así como el mito del Hilo Rojo pero...