-¿Yo… te amaba?-
-Lo que viste fueron solo…-
-Recuerdos.- me adelanté intentando que no encontrara la forma de evadirme.- lo sé y también sé que un recuerdo no puede ser modificado. No para nosotros.-
-Quizá es otro de mis juegos y solo intento divertirme contigo.-
-Las mentiras tampoco son tu fuerte.- murmuré con tranquilidad. -Creo que ya llegó el momento de hablar con la verdad, ¿no lo crees?-
Vi a Lauren dudarlo pero finalmente asintió.
Bajó las pocas gradas que había subido y empezó a caminar. No sabía a donde iba pero la seguí.
Caminamos unos minutos hasta llegar al estadio de fútbol y no me opuse. Al llegar al centro ella finalmente se detuvo y yo también lo hice. Se giró para mirarme y yo permanecí en silencio dejando que ella tome su tiempo para hablar.
-No sé por dónde empezar.- murmuró pasando una mano por su cabello para llevarlo hacia un lado. Ese simple gesto la hizo ver increíblemente atractiva.
-Podrías empezar explicándome por qué estoy en tus recuerdos.- ella suspiró.
-Fuiste parte de mis vidas pasadas.-
-¿Vidas pasadas?-
-Si.- me miró fijamente.- He vuelto a ti en todas mis vidas pasadas. No resulta raro que ahora tú y yo estemos aquí.-
-Espera.- pedí tratando de analizar sus palabras.- hemos tenido vidas pasadas… ¿Tu y yo?
-Todas y cada una de nuestras vidas.-
-¿Estás diciendo que crees en la reencarnación?-
-¿Tu no?-
-No.- dije segura. -Soy un ángel.-
-Lo sé pero antes no lo eras.-
-No estoy entendido esto.- dije sincera.- ¿Por qué yo no tengo los recuerdos de todas nuestras vidas?-
-Porque eres un ángel.- repitió como si la respuesta fuera obvia. La miré esperando que continuara y ella lo hizo.- No entiendo cómo funcionan las reglas pero no es ético mantener tus recuerdos cuando dejas de ser humano. Incluso al cambiar de vida, tus recuerdos son borrados y todo vuelve a empezar. ¿Podrías imaginar una vida con los recuerdos de tus vidas pasadas? Sería un poco abrumador.-
-¿Por qué… por qué tú mantienes los recuerdos?-
-Fácil. Soy un ángel caído.- intentó forzar una sonrisa que no funcionó.- en algún momento recuperé todos los recuerdos. Y al no pertenecer a un bando en específico, nadie se encargo de ellos.-
-¿A qué te refieres con un bando?-
-Al contrario de lo que podrías creer de un ángel caído, yo no estoy en el bando del “mal”.-
-¿Por qué?-
-Porque mi destierro no sucedió igual al resto de ángeles. Yo no caí del cielo.-
-Entonces ¿por qué…-
-Fui el resultado de una guerra olvidada.- la miré sin comprender.- Nadie supo que hacer conmigo. Tenía motivos para ir al cielo pero los mismos me condenaban al infierno. Fue una decisión difícil que terminó siendo olvidada cuando los ángeles caídos empezaron a tomar fuerza. Luego vino la guerra y yo fui enviada a un segundo plano. Posteriormente ambos bandos se olvidaron de mí y terminé aquí, en la tierra, en espera de alguna sentencia.
-¿Qué fue lo que hiciste?-
-¿No crees que ya tienes demasiada información?- preguntó y sentí su incomodidad. No insistí más. Cambie de tema en algo que aún no comprendía.
-Cuando dices guerra, te refieres a…
-Muertes, masacres, exterminio de los caídos.-
-Pero… ¿por qué?- nunca vi a Serafín ni a los arcángeles en una misión para tal tipo de atrocidad.
-Cuando fui desterrada, tuve uno que otro encuentro con ángeles. La batalla estaba terminando para cuando baje. Quizá no eras ángel aun y por eso no lo sabias.- dijo contestando a mi pregunta interna. – el motivo fue fácil. Los caídos querían regresar al cielo. Supe que muchos lo intentaron y murieron en el intento. No hay manera de regresar.
Eso fue algo que claramente olvidaron contarme en mi inducción al cielo.
Hice otra pregunta que rondaba en mi cabeza.
-¿Por qué… siempre vuelves a mí?-
-Cosa del destino, quizá.- murmuró con una tenue sonrisa.
-¿Alguna vez no hemos coincidido en la misma vida?-
-No, siempre estás ahí aunque esta vez tardaste mucho en llegar.- se acercó lentamente a mí.
-¿Cómo supiste que era yo?-
-Siempre lo sé.- dijo volviendo a dar dos pasos hacía mi.- siempre causas el mismo caos en mi vida.-
Esa mirada. La que estaba dándome justo ahora era la misma que había visto en su último recuerdo.
-¿Cuántas vidas pasadas hemos tenido?-
-Demasiadas.- murmuró acercándose a mi rostro. Me mantuve firme mirándola a los ojos.
-¿Siempre terminamos juntas?-
-No.- dijo acercándose peligrosamente para dejar un beso en mi mejilla y apartarse. Mi corazón estaba en mi garganta pensando que me besaría. Me sentí tan idiota al pensarlo y desearlo. Ella empezó a caminar de regreso a la residencia y la seguí.- había vidas en las que fuimos fieles amantes.- me sonrojé de inmediato pero ella no lo vio.- y otras en las que nuestro amor fue algo pasajero.-
-Quiero verlo.-
-¿Disculpa?- preguntó deteniéndose para mirarme.
-Quiero que me muestres tus recuerdos.-
-¿Aquí?-
-No veo el problema.- miré a nuestro alrededor.- Estamos solas.-
-Quizá es algo que debamos hacer con el tiempo…-
-Quiero verlo.-
Ella no estaba convencida, podía verlo en sus ojos pero aun así accedió.
-¿Estas segura?- Asentí y ella dejó escapar un pequeño suspiro.- Mantente cerca.- dijo antes de tomar mi mano. Asentí nerviosa.
Esta vez entrar a sus recuerdos fue diferente. Tenía sus ojos sobre mí y a pesar de mi miedo, me sentía tranquila. Lentamente nuestro alrededor se desvaneció y un escenario diferente apareció ante nosotras.
Era una fiesta de negocios. Podía distinguir la elegancia entre los adultos.
Sentí que tomaban mi mano y asustada volví la vista a la chica de ojos verdes.
“Tranquila, soy yo” murmuró en mi cabeza. Quité la mirada de ella para verla pasar frente a nosotras.
“Deberías estar ahí” dije confundida de que en sus anteriores recuerdos era ella la que los protagonizaba.
“Lo sé pero puedo ser una simple espectadora si lo deseo”
Atribuí el hecho a que esta vez no invadía sus recuerdos, sino que era ella la que me los mostraba. Asentí.
De repente una duda me embargó y no dudé en preguntar “¿Qué año es?”
“Deja que sea un misterio” me susurró con dulzura.
Miré a la otra Lauren y algo era demasiado obvio. Era mucho mayor a la Lauren que conozco. Quizá unos 25 años que solo ayudaban a su increíble belleza.
-Debes saludar a los señores Méndez.- aconsejó un hombre mayor.
-De acuerdo, papá.- dijo mientras bebía de su coctel. Vio el vaso vacío de su acompañante antes de preguntar- ¿Quieres que te traiga más agua?-
-Te lo agradecería.- sonrió dándole el vaso.
“¿Es tu papá?” pregunté al notar el cariño en la mirada del hombre.
“Lo era” susurró con tristeza.
Vimos a la otra Lauren caminar hacia la barra, saludando brevemente a uno que otro conocido. Lauren sin soltar mi mano me guio para ir detrás de ella.
-Agua, por favor.- le pidió al barman que con una pequeña sonrisa dio su pedido.
-Agua en una mano y coctel en la otra. Casi podría adivinar cuál es para ti.-
Vi a la otra Lauren tensarse al solo escuchar su voz.
Incluso sentí a Lauren tensarse a mi lado.
Miré al motivo de su incomodidad y me sorprendí. Era yo.
-¿Camila?- su voz no podía parecer más sorprendida.
-Hola, Lauren.- mi otra yo sonrió ampliamente.
Me miré.
Al igual que la otra Lauren, podía asegurar que quizá tenía su edad. Mi cabello era largo y liso, tenía un vestido ceñido al cuerpo y algo de maquillaje. Lucia tan diferente.
“Lucias hermosa”. Habló Lauren en mi cabeza. La miré sin ánimos de reprocharle que estuviera escuchando mis pensamientos.
-¿Qué… que haces… quiero decir, cuando llegaste?-
Mi otra yo sonrió sin ánimos de evitarlo. Quizá por el nerviosismo de la morena.
-Hace apenas unos días.- se distrajo unos minutos para pedir un coctel.- quería felicitarte por ganar el premio a mejor empresaria pero prefería hacerlo personalmente.-
-Gracias… no… no es nada.- volvió a trabarse sin despegar la mirada de su acompañante.
“¿Estabas bien?” le pregunté a Lauren sin comprender la actitud de la morena. Solo era una persona, no era para tanto.
“No” murmuró tratando de contener una sonrisa. “Estaba confundida, nerviosa y atorada” sonrió negando con la cabeza.
“¿Por qué?”
-No te he visto en 3 años.- habló la otra Lauren respondiendo a mi pregunta.
-Lo sé, ha pasado mucho tiempo.-
-¿Las chicas saben que estas aquí?-
-No.- murmuró tomando de su coctel.- Aun no hablo con ellas.-
-¿No crees que ya ha pasado mucho tiempo? Normani estaría feliz de recibir una llamada.-
-Lo sé.- sonrió suavemente.- intentaré buscarlas.- la otra Lauren asintió.
-¿Volviste para quedarte?-
-Si.- esta vez la sonrisa fue de ambas. -Me haré cargo de los negocios de mi padre.-
“Me alegré tanto de saberlo” habló Lauren llamando mi atención. “Eso solo significaba que ya habías hablado con tus padres”
-¿Cómo están ellos?-
-Literalmente son un dolor de culo, en el buen sentido.- ambas mujeres sonrieron.- los tengo sobre mi todo el tiempo, estoy segura de que empezarán a buscarme por tardar tanto en pedir una copa.- dijo levantando su coctel.
-Es comprensible, ellos te han extrañado demasiado.-
-Lo sé y te quería agradecer el que hayas estado para ellos todo este tiempo.-
-Finalmente tu padre dejó de odiarme.- dijo riendo.- sigue sin ser mi persona favorita pero sé que es un buen hombre.-
-Lo es.- murmuró sin dejar de sonreír. -Lauren yo… te enviaré una invitación pero ya que estoy aquí, aprovecharé para decírtelo en persona. -La otra Lauren asintió.- quiero invitarte a mi boda.-
En ese instante Lauren, la otra Lauren y yo movimos la mirada hacia la mano de la chica. Había un anillo de compromiso en ella.
-¿Te casarás?- preguntó sin ninguna emoción en su rostro.
-En un mes.-
Finalmente la otra Lauren sonrió. Parecía una sonrisa sincera.
“Estaba feliz por ella. En realidad lo estaba.”
-Felicidades, Camz.- dijo sin contener la emoción y acercándose para envolverla en un fuerte abrazo. -Estoy muy feliz por ti.-
“Camz”… pensé al volver a escuchar el mismo apodo en dos recuerdos diferentes.
-Gracias yo… estoy muy emocionada.- podía notar el brillo en los ojos de la pequeña.
-Cuenta conmigo, ahí estaré.-
-¿En dónde estarás?- preguntó una voz a su espalda.
“Adoraba su manía. Siempre interrumpiendo conversaciones”
Lauren giró y ahora ella tenía un magnifico brillo en sus ojos.
-En donde tú estés.- sonrió.
“Gobernada” murmuré haciendo que Lauren sonría.
Vi a una chica con una linda sonrisa, incluso tenía un hoyuelo encantador cuando lo hacía. Su cabello era largo y ligeramente ondulado. Era hermosa.
-No intentes comprarme con tus lindas frases, Jauregui.- jugó acercándose a la morena.- Conozco tus trucos.- finalmente dijo para dejar un beso en sus labios.
-No todos, cariño.- le guiñó el ojo haciendo que las dos mujeres rían.- Ari, quiero presentarte a alguien.- miró a su acompañante.- Amor, ella es Camila Cabello. Camila, ella es mi esposa, Ariana.-
Mi otra yo sonrió. No era una sonrisa sincera pero lo hizo bien.
-He oído hablar mucho de ti.- hablo Ariana estrechando su mano.- es un placer conocerte.
-Hacía años que no te veía.- no estaba segura de si eso era lo que quiso decir porque se retractó de inmediato.- Quiero decir, me alegra conocerte.-
Ariana y yo tuvimos la misma cara de confusión.
“¿Ellas se conocían?”
“Larga historia”
De repente un silencio incomodo las envolvió.
-Creo que ya debemos irnos.- habló la otra Lauren tomando la mano de su esposa.
-Fue un gusto volver a verte.- se despidió la pequeña dándole un fuerte abrazo a la chica de ojos verdes. -Y fue un placer conocerte, Ariana.- igualmente la abrazó.
-El placer es mío.
-Te veré pronto.- dijo confirmando la asistencia a la boda. Camila asintió con una sonrisa.
Ambas mujeres se disponían a irse pero la voz de la pequeña las detuvo.
-¿Ya tienen un nombre?- ambas mujeres sonrieron con un hermoso brillo en sus ojos.
-Clara.- murmuró la otra Lauren colocando la mano sobre el vientre de su esposa.
-A ella le gustaría.- respondió Camila con ternura.
“¿A quién le gustaría?”
“A mi madre”
-Las veo pronto.- esta vez fue Camila quien asintió y se retiró.
-Lamento la demora.- volvió a tomar mi atención la chica de bonita sonrisa.
La chica miraba a Lauren como si ella fuera el centro de su universo.
-Estas aquí y es lo que importa.- besó sus labios antes de caminar hacia su padre.
Posiblemente le pregunte por el vaso de agua que claramente había olvidado
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Siempre tu
Fanfiction¿Qué pasaría si te enamoras una y otra vez de la misma persona? ¿Una y otra vez en... cada vida? Creo firmemente que algunas personas están destinadas a conocerse, a encontrarse a pesar de las circunstancias, algo así como el mito del Hilo Rojo pero...