Capítulo 11

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-Vamos, Camila…- creía que sus suplicas no terminarían.- No me va para nada esta materia. Dime que estudiarás conmigo.-

-Pero acabamos de empezar clases y falta demasiado para los parciales.-

-Lo sé, pero eres buena y en cuanto el resto lo sepa, más de uno te querrá como su compañera de estudio. Solo aseguro mi semestre.- se encogió de hombros causando una sonrisa en mi rostro.

-Bien, seré tu compañera de estudio.-

-¿Te he dicho que me agradas?- preguntó juguetón antes de darme un beso en la mejilla y caminar hacia su grupo de amigos en el comedor. Yo hice lo mismo cuando encontré a las chicas.

-¿Cómo estuvo tu día?- preguntó Ally en cuanto me senté. Me tendió un plátano que acepté dudosa.

-Gracias pero no tengo hambre.-

-Lo sabemos pero estas en la tierra y las personas comen.- intervino Dinah.- Estas aquí y nunca tienes un plato de comida frente a ti. Alguien podría notarlo. –

-¿Notar que soy un Ángel?- pregunté preocupada. Dinah negó con la cabeza.

-Notar que eres rara.- sonrió.

-No pierdes nada intentándolo.- continuó Ally. Miré insegura la fruta que tenía en la mano. –Se llama banana y es delicioso.- intentó explicármelo.

Esta vez solté una pequeña sonrisa.

-Sé lo que es, Ally.- las mejillas de la pequeña tomaron un poco de color. –Lo intentaré.-

No era ajena a la comida. Mi protegido comía todo el tiempo y lo hacía más veces de las que podría contar. Nunca se cansaba y era algo que admiraba. El problema es que ver y hacer eran dos cosas totalmente diferentes.

Retiré la cascara del plátano y le di un pequeño mordisco bajo la mirada atenta de las chicas.

Mis ojos se abrieron en su totalidad.

-¿Vas a vomitar? ¡Hazlo sobre Ally, fue su idea!-

-¡Esto es el cielo!- empecé a comer la fruta como si mi vida dependiera de ello.

-Bueno, tranquila… -detuvo mi mano apartando un poco la fruta.- La gente nos observa y ahora sí pensarán que eres rara.-

-No me importa lo que piensen, ¿han probado esto? – Se los ofrecí pero ambas negaron.- es demasiado bueno.-

-Bienvenida a la tierra, Mila- 
Cuando terminé mi plátano, tomé el de Dinah. Ella no se molestó por quedarse sin postre.

-¿Qué se siente, Mila?- atrajo mi atención, su rostro era pensativo.- ¿Qué se siente tener alas?-

Miré a la gente a nuestro alrededor. Todos estaban sumidos en sus propios asuntos, todos menos Lauren. Ella hablaba animadamente con Normani a unas mesas de distancia pero tal vez sintió mi mirada y ahora su atención estaba sobre mí.

Nuevamente me puse nerviosa. Ella me regaló una tenue sonrisa antes de volver la atención a su acompañante.

-¿Mila?-

-Lo… lo siento.-

-¿Prefieres que lo hablemos en un lugar más privado?-

-No, está bien.- volví a mirar a nuestros acompañantes.- No parecen escucharnos.-

-Entonces…-

-Bueno, es… es increíble.- no encontraba una palabra exacta para definirlo.- el sentirte libre y… y desplegar las alas es tan… majestuoso...-

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora