Una mujer joven apareció y colocó velas rojas alrededor del templo. Las encendió dándome una mirada curiosa cada cierto tiempo. Supuse que ver un ángel guardián no era cosa de todos los días.
El lugar ya era aterrador sin necesidad de añadir velas rojas como si de un culto satánico se tratara.
Las personas alrededor no se movieron, era como si la espera no los aburriera en absoluto.
Había pasado alrededor de 15 minutos y las personas necesarias hacían una que otra cosa pero siempre volviendo a su posición. Era como si cada uno representara una alineación perfecta de un escuadrón en batalla… y entonces lo entendí. Ellos en realidad estaban preparados para una batalla. No había forma de que un ángel guardián o un Serafín entrara y saliera vivo de aquí. Yo no lo haría.
Miré a Lauren y volví a tratar de despertarla.
Si iba a ser la última vez que la veía al menos me gustaría despedirme de ella.
“Necesito que despiertes, Lolo” suplique mirándola con desesperación.- “Necesito ver tus hermosos ojos una última vez”
No estaba segura de a quien le debía el milagro que ocurrió… pero Lauren empezó a moverse y un sentimiento de alegría me llenó por completo.
Ella se movió y como pudo se colocó boca arriba mientras respiraba con dificultad.
-¡Lauren!- dijo Ally igual de emocionada al ver que se movía.
“Lolo” dije en su cabeza llamando su atención.
“Hola, bonita” respondió levantando la cabeza y mirando a nuestro alrededor. Todas las miradas estaban sobre ella.- “Estamos en problemas, ¿no?”-
Su suave manera de hablar espantaba hasta mis miedos más intensos. Una parte de mí se tranquilizó, aun cuando sabia como terminaría esta historia.
-Me alegra que decidieras unirte, Lauren.- volvió a hablar el hombre de capa roja.- aunque es una lástima que tengas que presenciar tu propio destierro. Si fuera tú, hubiera preferido no despertar.-
Sentí el acelerado pulso de Lauren y sus ojos me vieron con preocupación, aun cuando su rostro intento ocultarlo con indiferencia ante las palabras.
“Lauren…”
Miró alrededor, como reconociendo el lugar en donde nos encontrábamos. Miró a la cantidad de gente que nos rodeaba y terminó mirando a los ancianos que la encerraban en el círculo, de pie frente a ella. Me miró y su tristeza no pudo ser más obvia.
“Lo siento tanto, Camz”-Miré sus ojos y supe que era lo único que necesitaba. Si iba a morir, ver sus ojos… hermosos ojos verdes que jamás dejaron de sentirse familiares, era lo único que necesitaba.
“Lauren yo…” intenté decir pero unos pasos resonaron en la silenciosa habitación.
Todos volvimos la mirada al frente, notando como un hombre anciano ingresaba con lo que parecía ser un pesado libro. Era del mismo tamaño que el libro de Serafín, aquel que leyó antes de abrir el portal que me bajó. Era increíblemente igual solo que este era de color negro.
-Ángeles caídos.- dijo el hombre de capa roja.- ¡Es momento de iniciar nuestro ascenso!- terminó causando los aplausos de su gente. –Pero antes, nos encargaremos del traidor.- su mirada se posó en Lauren y mi desesperación se hizo palpable.
-No, espera. No lo hagas. No te acerques a ella.- pedí golpeando los barrotes para llamar su atención.
-¿Crees que la traición se perdona, querido ángel?- los ancianos se movieron ligeramente para dejar que el hombre entrara en su círculo. Caminó alrededor de Lauren y la miró como si sintiera asco de ella. En su mirada solo había odio.- ¿Olvidaste que traicionar a los tuyos, representa el destierro?-
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Siempre tu
Fanfiction¿Qué pasaría si te enamoras una y otra vez de la misma persona? ¿Una y otra vez en... cada vida? Creo firmemente que algunas personas están destinadas a conocerse, a encontrarse a pesar de las circunstancias, algo así como el mito del Hilo Rojo pero...