Capítulo 50

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Camine en dirección al estacionamiento con un profundo sentimiento de perdida. Limpie mis lagrimas mas de una vez antes de llegar al auto.

Lauren abrió la puerta para mi pero antes de intentar subirme, ella me abrazó.

Era lo único que necesitaba para ponerme a llorar.

Deje que me abrazara mientras mis lagrimas mojaban su camiseta. A ella no pareció importarle y en lugar de eso me abrazó mas fuerte. No sé por cuanto tiempo lloré, pero ella no me soltó hasta que me tranquilice.

Tenia sentimientos encontrados y tantos motivos por los que llorar. Era culpable el castigo de Serafín. Había privado a Lauren de llegar al cielo y tuve que despedirme de las personas mas increíbles que había llegado a conocer.

-Nada de esto fue tu culpa.- dijo Lauren alejándome un poco para limpiarme las lagrimas

-¿En serio?- dije con sarcasmo. – Mira en donde estamos.-

Ella sonrió.

-Ally y Dinah tuvieron el placer de conocerte, de conocer un verdadero angel. Eithan tiene la oportunidad de encontrar a la chica que ama. Yo tuve la suerte de volver a verte. Y no cambiaria eso por nada del mundo. Y serafin, bueno… digamos que él necesitaba unas vacaciones.- dijo con ternura. Su sonrisa fue motivo de la mia.- nada de esto fue tu culpa, ¿de acuerdo?- asentí lentamente antes de que ella se acercara y depositara un pequeño beso en mis labios. Esta vez mi sonrisa fue mas grande.

Subi al auto y Lauren hizo lo mismo. Salimos del campus y nos dirigimos a su apartamento.

Me sentía cansada y apenas pude ver la hora cuando entramos a mi habitación. Había un reloj digital en el velador. Eran las 23:15.

-Fue un dia largo.- murmuró mientras sacaba una pijama del armario para dármela. –Iré a preparar algo de comer mientras te cambias.-

-¿Puedo tomar un baño?-

-Si, seguro.- dejo el pijama sobre la cama, se acerco y depositó un beso en mi frente.- Te espero en la cocina.- dijo antes de salir y dejarme sola.

Miré el reloj. 23:20 pm.

Suspiré.

Se terminaba el tiempo.

Tome la ropa y lo necesario para entrar a bañarme.

15 minutos después el olor de tostadas me llamaban a la cocina.

Miré a Lauren bastante entretenida preparando todo. Se movia con mucha agilidad por la cocina. Yo por el contrario solo haría un caos. Caminé hacia el mesón de la cocina para sentarme sobre el. No dejaba de mirarla.

-La cocina nunca fue tu fuerte.- dijo con dulzura mientras colocaba las tostadas en la mesa.

-¿De que estas hablando?- pregunté divertida.- siento que en alguna vida pasada fui una chef profesional.- ella soltó una carcajada.

-No, en ninguna vida.- dijo sirviendo el jugo.

-Esta bien, quizá podría intentar con la próxima vida.- ella sonrió. Se acercó a mi y se colocó en medio de mis piernas. Colocó sus manos en mi cintura para bajarme del mesón.

-Quiza.- dijo llevandome al comedor para empezar a comer.- tu puedes ser lo que desees, Camz.-

¡Oh por Dios! Sus tostadas eran deliciosas. Termine de comer el bocado en mi boca para hablar.

-Creo que te dejaré eso a ti.- murmuré tomando algo de jugo.- esto esta increíble.-

-Gracias.- dijo con una sonrisa.

Continuamos hablando de cosas banales durante la comida. Creo que no queriamos arruinar la noche asumiendo la realidad.

Cuando terminamos de comer, ayudé a Lauren a lavar los platos antes de volver a la habitación. Encendí el televisor mientras Lauren tomaba un baño.

No quería dormir pero el cansancio estaba poniéndome las cosas difíciles. Quería esperar a Lauren pero mis ojos se cerraban despacio. Lentamente las caricaturas dejaron de tener mi atención y mi lenta respiración junto a lo agotado de mi cuerpo, me envolvieron en lo mas profundo del sueño.

Me moví cuando sentí un poco de frio. Estiré el brazo para acercarme a Lauren, asumiendo que ella estaría a mi lado. Pero eso no sucedió. El espacio junto a mi estaba vacio.

Me levanté para mirar la hora.

2:00 am

¡Mierda!

No esperaba quedarme dormida. Y menos dormir sin ella.

Tomé la manta que Lauren había puesto sobre mi para colocarla en mis hombros. Me sentí molesta por dejarme sola y tenia todas las intenciones de reclamárselo.

Ingresé a su habitación sin avisar pero su cama estaba vacia. Como si nadie la hubiera tocado. Volvi a la sala pero ella no se encontraba ahí. Estaba en el balcón, con la mirada a la cuidad.

Me quede de pie, mirándola un rato hasta que decidi ir por ella.

Abri la puerta de vidrio llamando su atención.

-Hola.- dijo con una sonrisa forzada.- Te despertaste.-

-No te atrevas a dejarme dormir sola de nuevo.- dije con enojo que rápidamente se transformo en tristeza.- No quiero despertar y no encontrarte a mi lado.-

Ella borró su sonrisa y la tristeza en su mirada finalmente salio. Ella me atrajo a su cuerpo para envolverme en un abrazo.

Su cuerpo estaba frío. El viento soplaba lentamente pero no se cuanto tiempo llevaba fuera.

-¿Qué sucederá si no te encuentro?- pregunté sujetando con fuerza su suéter.

-Eso no sucederá-

-¿Pero si no coincidimos?-

-Te voy a buscar.- dijo segura.

-¿Y si algo sucede y nacemos en diferentes países? ¿Quiza en otros continentes?- la miré desesperada.

-Camz…-

-Quiza yo nazca unos años antes y tu muchos años después. ¿Cómo voy a enamorarme de una niña?

-Camz…-

-Y si no nos agradamos, y si eres una niña rica, odiosa y engreída y yo de clase baja ¿Cómo podrias fijarte en alguien como…- ella me besó. Tomó mi rostro entre sus manos y me besó tan despacio que hizo acelerar mi corazón.- … yo.- dije cuando terminó el beso.

-Te voy a encontrar, Camz.- dijo pasando su dedo pulgar por mi labio inferior.- te lo prometo.-

Y ahí, en medio de la madrugada y la leve brisa del viento, con la mujer mas hermosa que había visto jamas, con sus hermosos ojos verdes que nunca dejaron de sentirse familiares… supe que la encontraría. Que ella hallaría la forma de volvernos a unir.

-Te amo.- dije segura. Ella sonrio pero no dejé que contestara. Tomé su rostro entre mis manos y la besé. Pude sentir su sonrisa antes de que tomara mi cintura para acercarme a su cuerpo. Dejé caer la manta que llevaba en los hombros y tomé su sueter para quitársela. Ella terminó el beso para mirarme.

Tomé su mano para regresar al apartamento y caminé hacia mi habitación. Ella no dijo nada, solo me siguió.

Cuando ingresamos, volvi a besarla, esta vez en un beso mas demandante. Sentí sus mano vagar por mi cintura y su deseo de tocar bajo mi camisa. Ella llevaba una camiseta negra de alguna banda y unos shorts como pijama. Tomé el borde de su camiseta y la miré, como pidiendo permiso para quitársela. Ella asintió.

La miré. No llevaba brasieer y sus blancos senos me robaron la atención por varios segundos. Ella sonrió antes de tomar mi rostro para que la mirara. Volvió a besarme mientras me llevaba a la cama. Cuando sentí el filo, me senté sin terminar el beso. Ella me empujo para que me recostara y lentamente se ubico sobre mi. Colocó ambas manos a mi costado para mirarme.

-¿Estas segura de esto?- preguntó colocando un mecho de mi cabello tras mi oreja.

Miré sus labios, sus rosadas mejillas y sus increíbles ojos verdes, que justo ahora eran mas oscuros de lo normal.

-Te voy a perder.- susurré, acariciando su mejilla.- Me arrepentiré si no lo hago.-

Ella agachó la mirada y sentí que la tristeza arruinaría esto pero no lo permitiría.

Volví a besarla con necesidad. Como si ella fuera aire. Como si la necesitara para vivir.

Sentí como su mano empezó a vagar por debajo de mi camisa y mi respiración se atoró cuando llegó a mis senos. Empezó a acariciarlos y mi deseo por ella me sobrepasó. Lauren dejó mis labios y empezó a besar mi cuello. Lentamente como si el jodido mundo se detuviera. Movi mi cabeza para darle un mayor acceso y ella no lo desaprovecho. Se quedó ahí unos minuto hasta que decidió continuar con su camino. Mi respiración ya empezaba a salir con mayor dificultad.

Sentí sus manos querer levantar mi camisa y me miró. Supuse que también me pedia permiso para hacerlo y asentí. Ella se retiró un poco de mi para poder sentarme. Levante los brazos y ella se deshizo de la prenda. Sonrió cuando vio mi brassier.

-Dejame ayudarte con eso.- dijo con una sonrisa.

No sentí vergüenza. Para ser mi primera vez, me sentía muy segura. Quizá los sueños con ella me hicieron perder el miedo.

Cuando retiró la prenda, me miró. Me miró y en sus ojos solo había deseo. Sentí mis mejillas empezar a arder. La vi acercarse y pensé que me besaría pero en lugar de eso me empujo suavemente de vuelta a la cama y se dirigió a mis senos.

Cerré los ojos cuando ella empezó a besar y morder a su antojo. Coloque la mano sobre su cabeza para que no se detuviera. Estuvo ahí unos minutos y cuando la sentí succionar, juro por Dios que hice todo por no dejar salir un gemido.

Ella subió para volver a besarme mientras su mano jugaba con mi abdomen.

-¿Te he dicho que eres hermosa?- preguntó con una dulce sonrisa.

-No que yo recuerde.- dije entrecerrando los ojos. Su mano amenazaba con bajar al lugar donde mas la necesitaba pero cuando pensaba que lo haría, su mano volvia a subir.

-¿Y que estoy loca por ti?- preguntó esta vez tocando por encima de mi ropa interior. Dejé salir un suspiro que aumentó su sonrisa.

-No, quizá en otra vida.- dije sujetando su brazo cuando hizo otro intento por volver a mi abdomen. –Si sacas tu mano de ahí, tomaré el control de la situación y algo me dice que no eres de ceder.- ella soltó una carcajada mientras se acercaba de nuevo a mis labios.

-No te equivocas, amor.- dijo mientras me besaba. Su mano volvió al lugar donde la necesitaba pero esta vez bajo mi ropa interior. Solté un suspiro en sus labios.- el problema es que me encanta jugar con tu autocontrol.- cerré los ojos mientras acariciaba mi zona de placer.- y siempre he creido que tienes menos autocontrol del que finges tener.- y no lo dudaba. Ella estaba acabando conmigo. Volvió a retirar su mano pero antes de tener la oportunidad de protestar, ella se deshizo del pantalón de mi pijama. Y yo del suyo. Incluyendo la ropa interior.

Cuando volvió a ubicarse sobre mi, estábamos en las mismas condiciones. Desnudas. Esta vez deje salir un gemido cuando su mano volvió a mi entrepierna. Ella continuó besando mi cuello mientras su mano causaba un caos completo ahí abajo. Después de un rato y cuando mis gemidos salían con mayor facilidad, ella me miró.

-¿Puedo?- preguntó.

-Debes.- dije antes de que ella sin dejar de sonreir, introdujera dos dedos en mi. Intenté mirarla pero la oleada de placer me obligó a mover mi cabeza hacia atrás. Mordí mis labios para no gemir.

Ella me beso, sin detener el movimiento de sus dedos.

-Haré que vuelvas al cielo, angel.- susurró en mi oído. Sonó como un desafío y no lo dude.

Ella continuo con los movimientos y yo la abrace mas fuerte, clavando mis uñas en su espalda cada vez que soltaba un gemido incontenible.

No se por cuanto tiempo nos mantuvimos asi. Lo único que recuerdo es haber llegado al climax entre sus brazos.

Ella tenia razón.

Volvi a sentir que alcanzaba el cielo pero ahora que conocía los placeres humanos, no podía esperar para volverla a encontrar.

Esta vez no la volvería a perder.

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora