Capítulo 46

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El objetivo del amable anciano era decapitar mi cabeza. Se notaba que era un hombre muy razonable.

Antes de que él tan siquiera lo intentara, todo se quedó completamente quieto, como si hubieran detenido el tiempo. Fue algo mágico e increíblemente sorprendente pero sólo duró una décima de segundo. El tiempo suficiente para ser arrancada de los brazos de mi agresor.

Cuando estuve junto a Serafín, el tiempo volvió a su ritmo habitual.

-Te dije que te mantendría a salvo.- dijo atrayendome junto a su cuerpo para envolverme en un fuerte abrazo. -No dejaré que nada malo te suceda. No me lo perdonaría.- comprendía sus palabras.

Me mantuvo entre sus brazos mientras soltaba un suspiro de alivio.

-Bien hecho, Serafín.- habló el anciano empuñando su espada en nuestra dirección. -¿Padre estará contento con lo que acabas de hacer? Detener el tiempo infringue sus reglas.-

-Aceptaré su castigo gustoso.- dijo mirándome mientras me regalaba una pequeña sonrisa.

El era mi mundo.

-Bueno, quizá y está batalla está mal enfocada.-

-¿De que estás hablando?- preguntó el Arcángel sin bajar la guardia.

-Por que matarnos entre nosotros, que somos hermanos… - dijo mirando y señalando a todos en el templo. – Cuando el verdadero enemigo se divierte mirando a los hombres sufrir y a los ángeles desear aquello que nunca tendrán. -señaló a sus hombres.- desear la libertad.- y después me miró. Y miró a Lauren.- desear el amor.-

-Querido amigo.- volvió a tomar la palabra el Arcángel.- los hombres sufren por sus propias decisiones y los ángeles… -me miró.- los ángeles solo añoran aquello que alguna vez conocieron y se les fue arrebatado, aquello que olvidaron pero queda en lo más profundo de su ser. Esto no es culpa del Creador.-

- Nunca es culpa de Padre.- dijo el anciano con burla.- pero haré que eso cambie.- Su mirada se posesionó en la celda de Dinah y Ally y mi corazón se aceleró. Sabía lo que haría. Todos lo sabíamos.

-Ahora.- fue el grito que lanzó el anciano para sacar el aire de su celda.

Y fue el mismo grito que dio paso a la guerra.

Serafín me colocó tras su espalda cuando varios ángeles caídos salieron de las sombras. Muchos que no eran incluso visibles hasta el momento, lograron ganar en número a los angeles y arcangeles. Ahora ellos nos duplicaba.

Vi a Serafín atravesar con su espada a varias personas, entre hombres y mujeres que no tuvieron oportunidad frente a él. Uno por uno fueron cayendo.

Vi al Arcángel Miguel destrozar cuellos, atravesar corazones y despojar vidas.

Estaba segura de que todos irían a un mismo lugar. El infierno.

Vi a Lauren. Aún presa del círculo de ancianos que parecían impasibles de lo que sucedía a su alrededor. Con la única diferencia de que se iban acercando a ella. Pasó a paso, como si cerrarán la fuerza que la mantenía presa. Como si también terminarán con su aire.

Entonces vi a Ally y Dinah y sus rostros de desesperación. Gritaban y en un segundo cayeron de rodillas. Como si el tiempo se les acabara.

No lo pensé.

Tomé la espada de uno de los tantos hombres que yacían en el piso y corrí.

Mi instinto me llevó hacia Lauren pero cuando estuve a punto de llegar a ella, me miró y negó con la cabeza.

-Ve por ellas.- dijo segura.

Sin pensarlo, asentí y corrí hacia ellas. Tomé la espada con todas mis fuerzas y la golpeé contra el vidrio que las protegía. Se produjo una fuerte vibración pero no sé rompió.

Ally y Dinah estaban en el piso. Su respiración era tan tenue que el sentimiento de pérdida hizo que volviera a dar otro golpe al cristal. Nada sucedió.

No podía perderlas.

Volví a hacer otro intento con el borde afilado de la espada. Estás cosas eran mágicas, cómo es que no podía romper un simple cristal!!

-¡Camila, cuidado!- dijo Normani haciendo que me mueva lo suficiente para lanzar una flecha al hombre que estaba tras de mí. Estaba segura de que intentaba cortarme el cuello. Qué novedad. Normani se acercó y vio a Ally y Dinah que ya no parecían respirar.

-No, no, no.- dije golpeado el vidrio con la mano.- ¡!Ally, mírame!! ¡!Dinah, solo espera!! Voy a abrirlo, te lo prometo.- dije dispuesta a volver a golpear el vidrio con la espada.

-Mila no.- dijo Normani deteniéndome.- ve por Lauren. Yo abriré esto.-

La mire insegura. Ella nos había traicionado.

-Sabes que no lo hice.- dijo impaciente. -Confía en mi.- Miró a Lauren que empezaba a caer cuando los ancianos terminaban de cerrar el círculo. -Por favor, sálvala-

Dios Santo, esperaba no equivocarme con ella.

Asentí dejando la vida de mis amigas en sus manos antes de correr hacia Lauren.

No era una asesina. Jamás creí justo arrebatar la vida de otra persona, pero no podía perder a Lauren. No podía dejar que ellos la maten y posiblemente la destierren.

Tomé la espada con ambas manos y la clavé en la espalda de uno de los ancianos.

No parecía real.

Sentí como me infiltraba entre sus costillas y traspasaba su corazón.

Yo no era una asesina. 

Pero justo ahora acababa de robar una vida.

El anciano se desplomó a mis pies y me quedé inmóvil.

Mis manos temblaron y mi respiración se entrecortó. Me sentí mareada cuando ví la sangre del hombre a mis pies.

No quería volver a hacerlo.

Permanecí fuera de mi hasta que noté como una mujer corría hacia mí con un cuchillo en su mano. Me moví sin darle tiempo a reaccionar y atravesé su estómago. Su mirada de dolor y angustia me regresó a la realidad.

Había robado otra vida.

Saque la espada de su estómago haciendo que caiga al piso con su mirada asustada y lágrimas en sus ojos. Quise acercarme y ayudarla.
Quise hacer algo para tranquilizarla y ayudarla, pero vi a Lauren y todo lo demás desapareció.

Miré mi espada manchada de sangre y con mis manos aún temblorosas atravesé a otro anciano.

Lo vi caer y agonizar.

Eran 6 los ancianos restantes.

Pero agradecí inmensamente que no tuve que hacerlo más.

Vi a Serafín terminar con los ancianos uno por uno y sin detenerse a pensar en lo que hacía. Tan solo terminó con su vida en un instante.

Cuando todos los ancianos estuvieron en el piso, finalmente pude volver a ver a Lauren que parecía inconsciente.

-Lolo.- dije tirando de sus hombros para sacarla del charco de sangre que se formaba a su alrededor. La moví lo suficiente para alejarla de los ancianos. -hey, por favor despierta-

De repente un pequeño sonido hizo que me sobresaltara. Detrás de mí estaba la celda de las chicas y la pared de vidrio empezó a descender.

Normani lo hizo.

Corrí hacia las chicas que estaban en el mismo estado que Lauren. Respiraban con demasiada dificultad pero estaba segura de que estarían bien.

Miré a Serafín y al resto de ángeles. Quedaban pocos caídos y finalmente parecía controlada la situación.

-Camz.- escuché susurrar y volví hacia Lauren. Se movió lentamente hasta que estuvo con la mirada en el techo. Me ubique a su lado y coloque su cabeza en mis piernas.

-¿Cómo te sientes?- pregunté retirando unos pequeños cabellos de su rostro.

-Como si un camión se hubiera estrellado contra mi.- dijo con una tenue sonrisa.

-Eso no suena bien.- dije tratando de sonreír con ella.

-Voy a estar, bien.- susurró mirándome a los ojos. -Recuerdas esa mierda de ser inmortal y…-

No dejé que terminara. Mi necesidad de besarla me sobrepasaba al borde de solo desear hacerlo. Y lo hice.

Ella no respondió de inmediato. Parecía incluso sorprendida de que lo hiciera, pero lentamente empezó a corresponder. Tomó mi rostro y me acercó un poco más para profundizar.

Y supe que en realidad no había conocido el cielo hasta que la besé.

Unos minutos después y finalmente la matanza había terminado. Casi todos los ángeles caídos o Nefilim estaban muertos y desterrados.

Casi todos.

Ayude a Lauren a levantarse y fuimos hacia las chicas que eran cuidadas por Normani.

Aún tenía mis dudas sobre ella. 

-Yo la obligué a hacerlo- dijo Lauren mirando a Normani.- ella no es una traidora.-

Normani me miró y no pude descifrar exactamente sus emociones.

-Siento mucho que lo pensarás.- hablo Mani que tenía la cabeza de Dinah en sus piernas. También cuidaba de Ally que ahora ya estaba consciente. -yo no le fallaría a Lauren.-

-Parecía que eras parte de ellos.- Dije recordando sus palabras cuando todo empezó

-Estábamos revisando el auto para el viaje cuando supe que venían. No había tiempo de escapar, ni de llegar a ti.- dijo Lauren. -lo único que se me ocurrió fue empezar una pelea con Mami.-

-Gracias por avisarme, eh.- esta vez sí noté su enojo.

-Lamento el golpe.-dijo con una sonrisa.-  pero sabía que tú carácter explosivo nos ayudaría. Mani me regresó el golpe y cuando ellos llegaron, creyeron que intenta atraparme. No le resultó complicado entenderlo y seguir el juego.-

-Pero ellos sabían que Normani estaba de tu lado.- dije no muy convencida.

-Fue Maní quien me dejó inconsciente.- dijo casi con orgullo.- la pelea y entregarme a los caídos, fue suficiente para creer la mentira.-

-No sabía porque rayos me habías golpeado. – continuó Normani acariciando el rostro de Dinah que seguía sin despertar.- y no pude reaccionar hasta que te vi inconsciente. En otras circunstancias jamás lo hubieras dejado tan fácil. Ahí supe que algo estaba mal. Dos segundos después los caídos llegaron y lo entendí.-

-Gracias por hacerlo y cubrirme la espalda.- agradeció Lauren.

-Siempre.- respondió Mani con una sonrisa confiada.

Espalda…

De repente y como si la palabra hubiera desactivado mis defensas, sentí un fuerte mareo que me hizo resbalar. Por suerte para mi, Lauren fue mucho mas rápida y evitó que mi cuerpo llegara al piso. Mi respiración era agitada y mi visión en túnel me indicaba que terminaría perdiendo la conciencia. Escuchaba a todos como si sus voces se alejaran.

-¡Mierda!- dijo Lauren desesperada.- !esta perdiendo sangre!.-

Mi espalda.

Mis alas.

Apenas ahora recordé a aquello que me fue arrebatado.

Mis alas.

-Tuvo un subidón de adrenalina.- escuche decir a Ally como un susurro. Quizá por lo débil que estaba ella o mi manera de dejarme desvanecer.

No comprendia la capacidad del cuerpo humano pero si era capaz de mantenerme de pie en un momento de necesidad, un momento de supervivencia… estaba segura de que sobrepasaba las expectativas de los ángeles. Ahora que Lauren estaba a salvo y que las chicas seguían con vida, mi cuerpo dejó de producir epinefrina, que a su vez dejo de mantener a mi cuerpo en alerta y disminuyó la frecuencia cardiaca.

Ahora sentía el dolor de la ausencia de mis alas y no solo a un nivel emocional.

-Necesita ayuda.- escuché la voz de Serafin cuando mis ojos empezaron a cerrarse.

Mantenerlos abiertos no era mejor.

Tenia el impulso de gritar, llorar y retorcerme de dolor pero mi cuerpo había dado todo cuanto pudo y ahora se sentía tan pesado como un costal.

Lo último que recuerdo fue ver a Lauren y su precupado rostro gritando mi nombre.

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