Capitulo 44

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-Estamos listos, señor.- dijo el anciano que cargaba el libro. Levanté la mirada para observar como varios hombres movían la pesada mesa que se encontraba en el centro del altar, mostrando una chimenea en el fondo. Era un portal.

Los hombres que antes me sostenían, volvieron a acercarse para ponerme de pie.

Deje salir un grito de dolor cuando el movimiento me obligó a enderezar la espalda y mis lágrimas no tardaron en aparecer. Me llevaron hasta el hombre de capa roja, que volvió a sacar su cuchillo mientras apuntaba hacia mi corazón.

-¡No, Mila!- gritó Ally comprendiendo lo que sucedería.

-Por favor, no. ¡Detengan esto!- suplicó Dinah en medio del llanto.

"Lo lamento, Camila"- dijo Normani y por una centésima de segundo me pregunté cómo había vuelto a entrar en mi cabeza.

"Lo siento tanto, Camz"- dijo Lauren como un susurro. "Te amo tanto..." dijo apenas audible.

Volví la mirada hacia ella, pero esta vez sus ojos miraban al piso mientras las lágrimas marcaban un largo camino por sus mejillas. Ella no quería mirarme.

"Te amo, Lauren" dije con firmeza mientras volvía la mirada al frente y agachaba la cabeza.

-¡Posiciones!- gritó el hombre de capa roja haciendo que todos en el lugar sacaran sus armas. El sonido de espadas sacadas de sus envolturas era inconfundible.

Habría una batalla digna de contar.

-El Creador enfurecerá al saber que uno de sus queridos ángeles volvió al reino sin alas y degollado.- dijo apuntando su cuchillo a mi cuello.- o con un cuchillo atravesando su corazón.- bajo apuntando al órgano que había mencionado.- Gracias por la visita, ángel.- terminó con una enorme sonrisa. Cerré los ojos antes de sentir el filo del cuchillo desgarrando mi piel. Todo se quedó en silencio hasta que la fuerte risa del hombre hizo que abriera los ojos.

Miré la parte de mi cuerpo que dolía y sangraba. Era mi mano.

-¿En serio, Ángel?- preguntó con burla mientras me llevaban frente al libro antiguo.- ¿Nunca viste como funciona una negociación?-

-¿De que estas... hablando?-

-Ya sabes, esa mierda de ganar – ganar, ganar – perder...- miró mi mano con desaprobación, como si la sangre que salía no fuera suficiente. Volvió a clavar su cuchillo haciéndome un corte mucho más profundo. Grite mientras lloraba de dolor.- Principios básicos de la negociación.- continuó.

-Pensé... pensé que su plan era solo provocar la guerra.- hablé en medio de sollozos.

-Lo es, cariño.- me miró divertido.- ese es el plan. Tu solo eres nuestra carta de seguridad.- lo miré confundida y el no tardó en aclararlo.- El plan es morir pero sin una negociación, es probable que solo consigamos el destierro. Ganar – ganar, ¿lo recuerdas? Ellos nos liberan de la maldición y tienen de vuelta a su ángel. Todos ganan.

Había dos grandes faltas en su teoría.

1. No creía posible que la maldición terminara. Fue impuesta por el Creador y solo él tendría la opción de abolirla.

2. Él era un ángel caído. Nada me aseguraba que después de la negociación, el me devolvería con vida.

Esto no funcionará.

-Ahora vamos, querido ángel.- me acercó al enorme libro, aun sosteniendo mi mano llena de sangre. -Que empiece la batalla.- terminó con una enorme sonrisa confiada. Tomo mi mano y colocó la palma sobre el libro. La sangre mancho sus hojas y una luz azul brilló alrededor de mi mano. Era como si estuviera escaneándome. Cuando pareció haberlo comprobado, abrió el portal a mi espalda. De nuevo una pared gelatinosa de color celeste y dorado se formó en donde antes solo había madera seca y ceniza.

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora