Capitulo 6

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Y justo en este momento empecé a considerar las consecuencias de mi decisión.

¿Cómo iba a llegar a la terraza del edificio para ver el amanecer?

-Solo sube.-

-¿Qué?- pregunté girando para ver a quien creía profundamente dormida. ¿Escuchó lo que pensaba?

-Deja de saltar y ve a la terraza.- No era mi intención saltar pero el árbol fuera de la ventana me lo ponía difícil. Sus ramas me estorbaban. Dinah se acomodó mejor para seguir durmiendo. Creo que mis pequeños saltos la despertaron.

-Pero no tengo mis alas.-

Solo la escuche suspirar.

-Utiliza las escaleras como el resto de los humanos.-

Abrí los ojos. Creo que no se me había ocurrido.

Tampoco podían culparme. Yo tenía alas hace unos días.

-De acuerdo yo...- me apresuré a ponerme unos tenis. No tenía intenciones de quitarme el pijama. Esta cosa era increíblemente cómoda. – Volveré al rato.-

-Espera, iré contigo.-

-¿Qué?-

Se levantó con unas increíbles ganas de no hacerlo. Se puso unos tenis y una manta en los hombros. Podía jurar que seguía media dormida.

-No dejaré que mi compañera de cuarto se mate.-

-¿Qué? No haré eso.-

-Dijo la chica depresiva antes de saltar del cuarto piso.-

Intenté ocultar una risa pero salió sin planearlo. Literalmente me reí. La seguí hasta las escaleras que daban a las habitaciones del siguiente piso.

-No saltaría del cuarto piso. No estoy loca.-

-Seguro, Ángel.- esta vez ella sonrió y me guió hasta las últimas escaleras que daban a la terraza.

Abrí la puerta y el frío viento me caló hasta los hueso.

Esto era nuevo.

Como Ángel las sensaciones como el frió o calor no existían.

Cerré los ojos y me dedique a sentir el viento soplar con fuerza.

Lo estaba disfrutando, en serio que si pero una capa de calor me obligó a regresar a la tierra.

Vi a Dinah a mi lado cubriéndome con la mitad de su manta.

-¿Qué haces?-

-Atraparas un resfriado.-

-No lo creo.- intente soltarme pero ella lo evitó.

-No me arriesgaré a que te enfermes. Si te enfermas, probablemente yo me enfermaré y no quiero estar enferma en mis primeros días de clases.-

Suspiré.

Creo que me agradaba más la Dinah que era algo más... ruda.

Intenté acercarme al borde de la terraza pero ella negó con la cabeza y me obligó a sentarme muy lejos de mi objetivo.

Volví a suspirar.

Al menos ahora podía ver el amanecer. Desde la ventana de la habitación era casi imposible. Unas cuantas ramas de un árbol me obstruían la vista al cielo.

Sentí la mirada de Dinah sobre mí.

-Te gusta mucho, ¿no es así?- sabía que se refería al amanecer.

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora