XVIII

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Sofía:

Me encuentro en la gran habitación que me han dado preparándome para dormir, el vestido que utilizaba por pijama fue remplazado por uno de mejor calidad, como casi toda mi ropa.

Me siento un poco indignada con el cambio, aunque estoy un poco agradecida por las atenciones que tengo también.

Melan viene a dejarme la comida o a veces yo bajo para comer en la cocina, no me dejan hacer nada, absolutamente nada. Bueno, es mi primer día aquí.

Decido ver una película, la habitación cuenta con una pantalla plana y un vídeo reproductor, le da algo de contraste, parece ser una mansión construida hace bastante tiempo, tiene ese aire viejo de casa de hace mil años, pero sus detalles antiguos se ven realmente bonitos, en contraste con la tecnología que adorna la casa... Solo son testimonios de como los tiempos cambian.

Antes de poder poner la película que elegí, un fuerte dolor me golpea en el estómago, siento que me quedo sin aire, intento gritar, pero a penas me salen unos cuantos jadeos. Las cosas comienzan a ponerse borrosas hasta que logro gritar, y después me desmayo.

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.

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-Por favor despierta... Despierta-

Escucho la voz de un hombre susurrar. Abro mis ojos lentamente, ahí está James.

-¿James?-

Él me mira perplejo. Se ve que no ha dormido, sus ojos están hinchados de tanto llorar. Me abraza muy fuerte.

-Sofía, pensé que no saldrías viva, si algo te llega a pasar...- Me sujeta más a su agarre- No, no puedes dejarme, no lo soportaría-

-Disculpa... Estás asfixiándome- Le digo con el poco aire que sale de mis pulmones.

Él me suelta de inmediato.

-¿Qué fue lo que me pasó?, sentí un dolor en el estómago y luego el aire me falló- Intento explicar.

Los ojos ámbar de James nuevamente se vuelven negros, y aprieta su mandíbula, está enojado.

-Te envenenaron- Dice al fin.

Se levanta de la silla que ha puesto al lado de mi cama y sale sin más de mi habitación.

Melan entra con un brebaje extraño en sus manos y me lo ofrece.

-¿Qué es?-

-La bruja Tali, de nuestra manada lo ha enviado para que pueda recuperarse más rápido-

Está bien que las personas aquí sean raras, pero no me parece correcto que se insulten de ese modo.

Tomo el líquido morado que se revuelve y al instante siento un alivio y paz enormes.

-¿Cuántos días he estado inconsciente?-

-Dos mi Luna-

Otra vez esa palabra.

-¿Por qué me dices Luna?-

-Porque usted es la mate del Alfa James, y por lo tanto, su compañera de vida-

Estoy a punto de hablar cuando una voz gutural que conozco muy bien grita estruendosamente.

-MELAN, VEN AQUÍ, AHORA-

Se escucha desde la planta baja, seguramente la niña recibirá un castigo nuevo por parte de esa bestia.


E.

El llamado a la Luna #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora