VI

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Sofía:

Han pasado algunos meses desde que llegué a este pueblo, todo está muy tranquilo, y he comenzado a estudiar por línea, quizá después tenga que entrar a la universidad para hacer las prácticas, pero ya veremos.

En la veterinaria todo a corrido bien, siempre hay trabajo, y cómo René es dos años mayor que yo, ya sabe cómo encargarse de los animales.

He estado saliendo con el taxista, se llama Gabriel, nunca imaginé que tuviéramos tanto en común, es muy bueno conmigo, todo un caballero.

Esta noche saldré con él, al parecer hay un pueblo oculto en el bosque en donde celebrarán una gran fiesta. René me comentó que también estaría ahí, al parecer ella y Gabriel se conocen.

Me ha estado dando una cantidad de perfumes para ocultar mi aroma, aún no me queda tan claro eso, pero confío plenamente en ella.

Compramos nuestros vestidos días antes, el mío es uno de volantes negros, con el contorno beige, nunca he sido fan de la ropa corta, así que lo escogí tan largo como se pudo.

Al contrario de mí, René se puso un vestido de brillantes muy pegado, bueno, muy su estilo.

Gabriel y un amigo suyo pasan por nosotras al departamento a eso de las 8:00 de la noche, conduce calmadamente por un camino empedrado, los árboles se situan hermosamente a nuestros costados.

En cuanto llegamos pude ver que la reja para entrar al pueblo tiene en lo alto las letras escritas: Bloody Moon.

Luna sangrienta.

Traduje para mis adentros.

Hay en cada lado estatuas enormes de lobos enojados, mostrando los dientes, lo que les da un aspecto atemorizante.

Gabriel conduce hasta entrar, entonces toda la fachada cambia, las casas son todas de madera, hay unos pocos niños correteándose con luces en las manos, y las personas adultas bailan y ríen en círculos, parece todo tan tranquilo.

Aparcamos en un estacionamiento cerca de lo que imaginé es la gran plaza, porque ahí hay muchos puestos de comida y juegos. Gabriel se apresura a abrirme la puerta y ayudarme a salir del coche.

En cuanto a René, rápidamente la perdí de vista, seguramente se ha fugado con el amigo de Gabriel.

-Mira Sofí, por allá hay postres, vamos por algunos-

Yo solamente sonreí y me dejé llevar, al poco rato de comer postres, Gabriel y yo fuimos a la plaza, donde todos bailan en enormes círculos tomados de las manos al son de canciones realmente pegajosas y movidas, comenzamos a bailar junto a los demás, quienes rápidamente nos hicieron un espacio y me ayudaron a seguir el ritmo.

Me estoy divirtiendo muchísimo.

Entonces aparece un hombre muy alto, parece atleta, de inmediato llaman mi atención sus ojos ámbar. Comienza a hablar en voz alta, está dando la bienvenida a la celebración. Gabriel me toma del brazo, se insinúa de manera juguetona y me dejo llevar a una parte más alejada, en dónde los árboles vuelven a alzarse.

-Sabes Sofí, eres demasiado hermosa-

No supe que decir, las piernas me tiemblan, Gabriel me gusta mucho.

-Te verías mejor si quitaras esa tela que cubre tu cuello-

Con sus manos quitó mi improvisada mascada llena de perfume, René me la había puesto antes de salir, y me advirtió que por nada del mundo me la quitara.

Sin embargo, cedí ante los encantos de Gabriel.

La mascada cae en el pasto, Gabriel se acerca mucho a mí, estamos a punto de besarnos.

Y de pronto siento unas manos fuertes alrededor de mi cintura, cierro mis ojos por instinto, el hombre que me ha tomado me estrella contra un árbol, siento un dolor punzante en la cabeza.

-Mía- Gruñe aquel hombre que en seguida frota su nariz en mi cuello -Solo mía-

Temerosa, abro los ojos, Gabriel está paralizado a unos metros, entonces miro al hombre que me está olfateando, es el mismo que ha aparecido para dar el discurso.

La descarga de adrenalina y miedo se apoderan de mi cuerpo, el dolor de cabeza se vuelve insoportable. Después de unos segundos todo se termina tornando negro.

E.

El llamado a la Luna #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora