El llamado a la Luna #3

XLVI

Edgar Smith:

Me quedo esperando fuera, la mansión ha tomado un aire desolado.

La bruja del pueblo está preparando el cadáver de James para ser enterrado, aún no me atrevo a mandar la noticia al consejo.

El tic tac del reloj me aprisiona, aquí... En el lugar que vio morir a mis padres, que vio morir a Emily y ahora... Qué ve morir a James.

Salgo de la mansión, me siento ofuscado.

A pesar de que ha pasado tiempo, sigo igual de fuerte, se supone que cuando tu mate muere tú te debilitas hasta la muerte, tal vez es porque no ha pasado mucho tiempo.

Por el contrario, parece que he mejorado, me siento vivo y joven.

Me preocupa Sofía... Ella sin duda morirá en menos de un mes ya que no es una lycan.

Observo la mansión a lo lejos.

No quiero regresar, no quiero recordar.

Melan:

-Ángela- Llama Dimitri a mi puerta -Ángela- Vuelve a llamar.

-Señor, ya le he dicho que mi nombre es Melan, no Ángela-

Me quedo quieta en un rincón, he estado encerrada aquí desde que me trajo de Bloody Moon, no he podido contactarme con nadie, ni siquiera con Iván que siempre parece saberlo todo sobre mí.

Dimitri abre la puerta, es una puerta grande y está hecha de plata, para que no salga, pero al parecer cuando él entra en contacto con la plata no le afecta en nada.

Me acorruco más en el rincón, no puedo verlo, a pesar de que es mi mate me inspira miedo.

-Ángela, querida quiero presentarte a alguien-

Empiezo a llorar, solo quiero regresar a mi antigua vida en la manada, esta vez haré las cosas correctamente.

De pronto, un hombre de porte elegante entra, por unos instantes se me queda viendo como si viera un fantasma, después me mira con odio.

A grandes pasos se dirige a mí, la percepción de su gran cuerpo me aterra, Dimitri trata de detenerlo, pero él solo me escupe.

-Ella no es Ángela- Me mira con desprecio -Podrá ser muy parecida pero no es Ángela, deja de confundirla-

El hombre sale de la habitación y detrás de él va Dimitri.

-Roo, es ella, la siento dentro de ella- Intenta decir Dimitri.

Mi-er-da.

Este hombre tan aterrador... Es el mismísimo Roo Lancaster, eso quiere decir... Que... ¿Soy mate de aquel que es el hombre más cercano a Roo?

-¿A CASO NO LO ENTIENDES?- Brama Roo –ELLA NO ES ÁNGELA, ÁNGELA MURIÓ, PERO, POR ALGUNA BONDAD, SU ALMA RENACIÓ EN ESA LOBA, TE HAN DADO LA OPORTUNIDAD DE ESTAR CON ELLA EN ESTA ÉPOCA-

Dimitri se queda perplejo.

Roo Lancaster le tira una mirada de odio.

-Es una crueldad que tú puedas amarla dos veces en esta vida y yo ni siquiera haya podido conocer a mi mate-

A veces, en situaciones muy, muy especiales, es verdad que el Creador de todo otorga a alguien la oportunidad de amar a su pareja dos veces o hasta más en una misma vida.

Roo se retira enfurecido y Dimitri camina en un estado de shock evidente.

Ambos se pierden dejándome la puerta abierta: puedo escapar.

Sofía:

En este instante estoy tomando té en la habitación que me dieron.

Sé que James no está muerto, lo siento aquí, dentro, es un presentimiento que me llena de esperanza.

En la tarde vendrá Gabriel para sedarme pues el proceso de cicatrización ya va a comenzar, aproximadamente será una semana ya que soy humana.

He ideado un plan para escapar, pero tendré que esperar a ganarme la confianza de Gabriel para que no me esté vigilando.

El aroma a rosas de mi cuerpo sigue emanándose, debo admitir que este olor me trae recuerdos de casa, alguien de la manada huele así pero no logro identificar quién.

Casa... Mi manada...

Estoy demasiado preocupada por todos ellos, pero Gabriel no ha querido decir ni una palabra sobre lo que está pasando en Bloody Moon ahora.

Doy un último sorbo a mi taza de té cuando veo por la ventana a un hombre de elegancia asentada mirarme, sus ojos se vuelven negros y entra corriendo a la casa.

Tengo miedo de que sea alguien enemigo de James así que me saco un prendedor de plata que encontré en la habitación.

La puerta sale volando y me deja ver a un lobo de apariencia madura que viene hacia mí.

Me estampa en la pared mientras que me olfatea.

-Te he encontrado...-

Le clavo el prendedor en el brazo, pero parece no ceder, intento gritar, pero él sigue con su cabeza en mi cuello.

De pronto se separa, agitado y enojado.

-¡Una humana es mi estúpida mate!-

¿Qué?

E.