El llamado a la Luna #3

XXXI

Senka Vackorovich:

Reviso la marca en mi cuello, esa que indica que soy una vampiresa y no cualquiera, soy la última que desciende de la realeza, tengo la fina letra A. De Agation, el creador de los vampiros en el mundo, y esa simple marca me hace descendiente directa.

Nos creen extintos estos estúpidos lobos. Miro a los neófitos que mantengo en las ruinas del castillo principal del reino vampiro, ese que le perteneció a los Marlon, después a los Kylroyan y desde su muerte... A nosotros, los Vackorovich, es un hermoso castillo que con el tiempo y las guerras ha quedado parcialmente destruido.

Cuento con ciento cincuenta recién transformados, y su hambre los hace querer beber de los humanos.

Me pongo a reír al recordar que Lancaster, en su infinita estupidez, me hizo beber de la sangre de Marisa para aparentar que soy un lobo, el hijo de puta me hace pasar por macho porque así es más fácil confundir a aquellos espías e infiltrados que hay, tuve que romper el supuesto "lazo" con la Diosa, un lazo que nunca existió y que a cambio me trajo beneficios.

Ya no tengo que amenazar a esa mala bruja, Gee, para que me haga pociones especiales para controlar esa sed tan ancestral que yo también he sentido, ahora, gracias a que he podido beber la sangre de una Luna, poseo algunos de los poderes de los lobos, como cambiar a voluntad el color de mis ojos sin utilizar lentillas, la dulce ternura que solo las Lunas producen, el poder de no sentir sed por la sangre humana, parte de su olor y lo más importante... Sangrar.

Tomo el cuchillo de plata y me hago un corte en el brazo, los neófitos reaccionan ante el olor de mi sangre.

-Solo unas gotas y jamás tendrán que beber de nuevo- Grito.

A mí mente vienen los recuerdos de la vez que me perdí en el bosque del reino, muchos años antes de la campaña de la muerte roja, cuando un lobo de nombre James que iba de paso me ayudó a salir de ahí y me llevó cerca de mi reino, cuando ese lobo de la misma que yo prometió unirse a mí para detener los problemas entre vampiros y hombres lobo, un amor de la infancia que me costó la vida de mis padres. Un amor que olvidé, pero que ahora que recuperé mis memorias transformé en odio.

Ya no me recuerda. Pero lo haré recordar. Él recordará.

¿Esto es lo que querías James? Ahora lo tendrás.

René:

Después de salir del despacho de James me dispongo a ir a donde Sofía para explicarle esa incómoda situación en la que se vio envuelta.

Camino despreocupada cuando ese olor tan familiar me llama.

(Está aquí.)

Dice Ely, mi loba.

Intento caminar más rápido pero antes de siquiera poder tocar a la puerta de la habitación de Sofía puedo sentir un par de manos en mi cintura que me alejan a una habitación.

Sé quién es por su olor, me doy vuelta, Edgar aún tiene sus manos en mi cintura.

Intenta besarme a lo que yo lo aviento con todas mis fuerzas haciendo que se golpee en la pared.

-¿Qué quieres?- Le espeto.

Edgar me abraza posesivamente, siento algo tibio resbalar por mis mejillas, sus lágrimas.

-Lo lamento mucho René, lamento no poder cumplir todas las promesas que te hice, lamento haberte lastimado-

Lo vuelvo a apartar, siento un nudo en mi garganta y mis dedos me hormiguean, no suelto ninguna lágrima, me prometí que nunca más lo haría.

-Quedaste perdonado hace mucho tiempo Edgar-

Me doy la vuelta dispuesta a salir, pero su mano me impide irme.

-Un solo beso- Me mira de forma suplicante.

-¿Es en serio? ¿Se te olvida que aquella noche fuiste diciendo que la habías dejado? Me hiciste acostarme contigo para volver a los brazos de ella-

Le pego una patada en el estómago, puedo ser expulsada por esto, pero no me importa, hace mucho que tenía ganas.

-Ella fue echa solo para ti, prefiero que estés a su lado-

Salgo corriendo de la mansión, no quiero verle la cara jamás, el primer y único hombre que amé.

(Deberíamos ir en busca de nuestro mate, entonces sabrás lo que es el amor verdadero.)

[No es el momento Ely]

Corto el link con mi loba, no me siento preparada para amar de nuevo, además, está el hecho de sacar a Sofía de aquí, eso es todo lo que me importa.

James:

Gracias a los consejos sabios de René, he logrado comprar y armar todo lo necesario para la primera noche de mi Luna y yo.

Edgar y Emily me han ayudado con algunos de los preparativos y yo he cocinado una cena especial para ella.

Ahora solo queda esperar a invitar a mi Luna.

E.