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Roo Lancaster:

-¡¿Intentas burlarte de mí?!- Le grito a la luna esperando alguna respuesta -Eres de lo peor...- Miro la rosa echa con un metal solo para lobos: Lunalia.

Un material sagrado que la Diosa nos concedió, se consigue solo en el lago de la Diosa, que está en la manada de James, o en las montañas más altas del mundo.

-Una indefensa humana...-

Sofía:

Ha pasado una semana infernal, no tenemos noticias de Bloody Moon y me han mantenido sedada casi todo el tiempo para evitar que muera por la cicatrización.

Roo ha venido algunas veces a verme, no entiendo que extraña situación está ocurriendo. Por lo que estudié, no puedes tener dos mates, es una de las leyes naturales del Creador que empareja a las almas.

Ahora mismo estoy quitándome la bata de seda, he bajado de peso abismalmente, puedo contar mis costillas sin problemas, mis pómulos están caídos y mis ojos hundidos.

Ahora sólo parezco un triste fantasma de lo que solía ser.

Enjabono mi cuerpo con delicadeza, siento que vuelvo a la vida cuando el agua caliente hace contacto con mi marchita piel.

Quizá me esté muriendo.

Al salir del baño está ahí, Lancaster mirándome con lástima.

-Vístete, vamos a salir-

No me da tiempo de replicarle o negarme puesto que tan rápido como llegó, se fue.

Me coloco un pantalón simple y un suéter ancho, quisiera perderme en el sueño, pero mis deseos son interrumpidos cuando Roo entra en la habitación y me toma de la muñeca casi esquelética.

Pronto estamos fuera de la casa y yo me arrepiento porque hace un frío que se me mete por debajo de la piel.

Roo camina conmigo tomándome de la muñeca hasta que llegamos a un hostal donde una  bruja de aspecto demacrado atiende.

-Necesito que me digas que le está pasando- Dice Roo amenazante.

La bruja toca mi piel con sus ásperas manos, me baja un poco el suéter, ahí está la imborrable marca de James.

Ella no tarda en notar la marca de cicatrización que tengo por el collar que Gabriel me colocó en la mansión cuando el ataque comenzó.

-Está marcada por otro lobo, al parecer su mate por la forma de la marca- Le toma un tiempo en encontrarse con mi vientre.

La bruja me mira de arriba abajo, por su mirada hacia Roo y a mí, creo que sospecha que él me maltrata o algo por el estilo, pero la realidad es que Roo a penas y me visita.

El lobo se enoja.

-¿Qué tiene?- Pregunta de forma impaciente.

La bruja me mira a los ojos directamente, intenta decirme algo, pero no logro comprenderla bien, ¿Quiere que le diga que estoy en peligro?

Asiento levemente para que el movimiento sea imperceptible.

Fui secuestrada por los enemigos de James, por supuesto que estoy en peligro.

-Hay algo dentro de ella... No lo sé, huele extraño- Dice la bruja. -Hay magia dentro de ella que la está matando- Termina por decir.

Repasa con sus dedos la marca del collar que Gabriel me colocó, está incrustado por debajo de mi piel, ella quita la mano rápidamente.

-¿Cómo puedo curarla?- Dice Roo.

-Llévala con su mate- Responde la bruja con algo de determinación.

-Ella también es mi mate-

La bruja me mira y mira a Roo como si estuviera mintiendo.

-Entonces marcarla tú para que sea tuya, solo así se salvará- Dice ella en tono de derrota.

Sabe que si discute con Roo, las cosas pueden ser peores.

Senka Vackorovich:

Dejé a un par de mis neófitos cuidando a René.

Ahora mismo me dirijo al castillo en ruinas de mi reino para poder llevarme a Dominic a la manada Z en dónde me reuniré con Lancaster y planearemos el ataque final.

Al llegar percibo algo inusual: El olor de Dominic ya no está.

A mí velocidad vampiro entro en las ruinas, nadie, no hay nadie.

Grito con todas mis fuerzas, mis ojos se tornan rojos.

Se han llevado a mi tua cantante.

Roo Lancaster:

-Humana estúpida...-

Me encuentro junto a Sofía, abrazándola para calentarla lo más rápido posible, se desmayó en media plaza cuándo le iba a llevar de comer.

Gracias a que había un médico en esta manada, ha logrado estabilizarla y me ordenó dormir junto a ella para darle calor.

No puedo evitar ceder, su delicioso aroma a rosas lo inunda todo.

Me acerco a ella, a pesar de su estado físico me sorprende que haya sobrevivido todo este tiempo.

Acaricio su cabello dañado.

Meto mi cabeza en el hueco de su cuello para inhalar más su delicioso aroma.

De pronto me topo con el aroma de James, debería enojarme, pero por alguna razón eso no pasa.

Pego mi nariz más a su cuello, y entonces me separo bruscamente de ella. Un tenue aroma se ha colado en mis fosas nasales, inocente pero vivo, exigiendo su lugar se dispersa provocando mi asco.

-Frutos rojos... Con chocolate- Odio ese aroma.

E.

El llamado a la Luna #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora