El llamado a la Luna #3

XXI

James:

Sofía se ve muy linda durmiendo, como todas las noches, me cuelo en su habitación para observarla dormir un rato.

No sé cuánto tiempo más podré contenerme, el deseo de marcarla ha estado aumentando y Jack no ayuda mucho en esto.

Beso su frente, de ahora en adelante solo seremos ella y yo.

Me aseguraré de eso.

Sofía:

He estado teniendo la sensación de que alguien me vigila por las noches, no es algo agradable.

Está mañana James me ha llamado para desayunar.

-Sofía-

Levanto la vista, él parece algo nervioso.

-¿Qué vas a hacer hoy?-

Esperar a que René me diga el plan.

-Seguir aquí encerrada-

-¿Vamos a dar una vuelta?, me gustaría presentarte a la manada.-

-¿Tengo opción?-

-No mucha, no, es eso o quedarte aquí-

-Salgamos entonces-

Puedo ver su risita cómplice, quizá sí me comporto como él quiere va a dejar esa vigilancia tan rigurosa que tiene sobre mí, y podré aprovechar esa oportunidad para poder huir lejos de este maniaco de una buena vez.

Me alisto para salir, James maneja hasta el pueblo de la ocasión pasada.

Mientras paseamos, él me dice datos interesantes sobre el pueblo o sobre ciertas construcciones. Las personas nos miran con asombro y con cierta alegría, hacen reverencias y algunos susurran algo como "Luna".

-¿Deseas comer algo?-

Quiero decir que no, me siento incómoda con todas esas miradas curiosas y de recelo que algunas mujeres y hombres me dirigen.

-Sabes... Conozco un lugar que hace las mejores crepas del país-

-¿Crepas?- Pregunto medio confusa...

-Sígueme- Toma mi mano y me guía a un pequeño local, huele bien.

Nos sentamos en una de las mesas, un chico con cabello revuelto hace una reverencia y nos toma la orden.

-¿Qué desea comer Alfa?-

-Una crepa de queso con zarzamora-

-¿Y para la Luna?-

Yo sigo mirando el menú algo indecisa, ya para esta altura me he cansado de decirles a todos que mi nombre es Sofía, además, da igual como me llamen, pronto escaparé.

-De Nutella con... Miel-

No tardaron mucho para traernos las crepas, son una especie de hot cakes en triángulo, saben delicioso, la Nutella caliente se escurre al rededor ensuciando mi boca, no me doy cuenta hasta que James se comienza a reír.

-¿Qué es gracioso?- Pregunto con algo de fastidio por toda esta situación.

James señala mis labios, estoy a punto de limpiarme cuando siento su pulgar.

Quiero apartar sus manos, pero mi cuerpo no responde. Su toque me hace sentir en calma, aunque solo ha limpiado mis labios.

¿Por qué tiene que ser tan guapo?

Tal vez si fuera más feo yo podría odiarlo sin tantos problemas, me resultaría menos difícil portarme grosera con él.

Ah... Lo cierto es que esos ojos ámbar son los más peculiares que he visto en mi vida, extrañaré verlos cuando me valla de aquí.

Después de limpiarme el chocolate, se lleva el pulgar a su boca y lo lame, mi corazón empieza a latir mucho, quiero abalanzarme sobre él y besarlo.

-Así está mejor-

Salimos del establecimiento y nos adentramos en un parque, no hay muchos niños, tan solo unos pocos.

Ahora que lo pienso... No he visto niños.

-Oye... ¿Por qué casi no hay niños? Es sábado, deberían estar en el parque o con sus familias.-

El rostro de James se torna muy serio.

-No hay... Muchos niños, pero con tu llegada... Todo cambiará-

-¿Ya me vas a decir por qué estoy aquí?-

-Pronto Sofía, espera un poco más-

Después de comer helados, regresamos a casa, el día casi llega a su fin.

Tomo una ducha, me siento extrañamente necesitada... De James, de su cercanía, de su cuerpo... De él.

¿Qué me está pasando? ¿Estoy desarrollando síndrome de Estocolmo? No... Necesito salir de aquí, estoy enloqueciendo.

Es mi secuestrador, mi secuestrador mi secuestrador.

No me puedo sentir así por un hombre que me ha retenido sin ninguna explicación aquí, no puedo ser amable con alguien que solo grita y se enfada si no le sigues la corriente.

No, no y no...

...Pero James huele bien, huele a chocolate caliente.

E.