22 "Después de la tormenta viene la calma"

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Boca semiabierta, las arrugas de la sabana marcadas en su mejilla, los párpados inquietos, perturbados, puedo ver como mueve los ojos de izquierda a derecha... Solo espero este soñando, algo muy bonito. Estamos acostados, Mateo duerme plácidamente, yo lo miro, pensando en todo, intentando procesar todo lo que paso. Pero me cuesta y no lo puedo creer. Solo se, que soy afortunado, afortunado de haberlo tenido en mis brazos. De haber probado el dulce néctar en sus labios y de haberlo... ayudado. Sí, lo ayudé, realmente lo ayudé.

¿En qué momento...? ¿En qué momento fue que me enamoré de ti? ¿En qué momento me hiciste dejar de pensar en mi solamente? ¿Como es que me lograste excitar y me enloqueciste con un mísero sonido? Un gemido ahogado y un dulce ronroneo. ¿Dime como mierda es posible que me haya controlado tanto contigo? Que realmente te haya querido ayudar y no fui agresivo... Sádico... ¿Cómo...?

¿Como es posible que mis ojos se estén llenando de lágrimas ahora mismo por miedo a perderte? Por miedo a que para ti esto no haya significado nada importante... ¿Como?

Narra Mateo:

Un rayo de sol se metió entre mis parpados. Arrugué mi rostro, como cuando los bebes comen limón. Desperté y me senté en mi cama. Recordé... y me paralicé. Recordé sus manos, sus caricias... Todo...

Me sonrojé. Tomé mi celular y vi la hora, son las diez de la mañana. Tengo un mensaje de él.

La locomoción se normalizo y tuve que irme temprano. Gracias por ayudarme a estudiar

Suspiré y me recosté en mi cama nuevamente, observando el techo. Me siento tan... confundido... Tan pero tan confundido...

—¿Mateo? —sentí la voz de mamá. Me senté nuevamente. Vi a mi velador, volví mi vista al frente... Rápidamente volví mi vista al velador. ¡Ay Dios! Tomé el vasito con la muestra rápidamente— ¿Mateito? —sentí de nuevo la voz de mi madre. Se me resbaló el vasito de las manos. ¿Qué...? ¿¡Que hago!? Lo metí rápidamente al cajón al mismo momento en que mamá abrió la puerta de mi habitación— ¿Que estas escondiendo ahí? —preguntó de una manera inquisidora, tragué saliva.

—Nada —dije riéndome nervioso. Ella se sentó a mi lado y besó la mejilla.

—¡Te pillé! Recién estas despertando —dijo riéndose y me tocó la nariz. Me reí nervioso otra vez...

—¿Como te fue? —le pregunté cambiando de tema.

—Fue muy agotador —se lamentó—, pero el jefe me dijo que me fuera, que me veía demasiado cansada —dijo y yo asentí.

—¿Y tu amigo ya se fue? —preguntó... y sentí calor en las mejillas.

—Sí, temprano —balbucee.

Ya estamos tomando desayuno, el temporal ya ha pasado. Ha salido el sol levemente, pero sigue haciendo frio.

Mamá me cuenta todo lo que había pasado anoche, los accidentados y así. Yo realmente quiero escucharla, pero me es imposible concentrarme... Solo puedo pensar en Alexis...

—Mamá.

—Dime amor —respondió a mi llamado mientras escribe algo en su agenda.

—Luego... iré a dejar la muestra al hospital —dije mirando por la ventana de la cocina con mi vaso de jugo.

—Claro, ¿no quieres que te acompañe?

—No, tú quédate acá y descansa —le dije y ella me sonrió, me fui a cambiar.

Salí de la pieza, ya listo.

—Mateo —escuché a mamá llamarme desde su habitación. Fui y abrí su puerta.

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora