49 "Treinta de agosto"

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Narra Mateo:

Después de aproximadamente dos y media horas de viaje al fin llegamos. Se bajaron todos del auto. Primero Alexis, quien tuvo que llevar unas pesadas maletas adentro. El lugar es hermoso, es como un hotel pequeño en medio del bosque. El olor es a hierbas silvestres y tan solo pensar e imaginar estando en aguas termales me hace emocionar mucho, ¡tengo un frío horrible!

-¿Por qué se demora tanto? -susurre cabizbajo. Alexis no ha vuelto.

-Yo te llevo -escuche decir a Isaac. Lo mire, está afuera del auto. Abrió la puerta, hice una mueca-. Debes ser una pluma -dijo y sonrió. Yo fruncí los labios. Vi cómo me iba tomar de nuevo de esa maldita forma que odio y me hace sentir ridículo.

Lo detuve rápidamente exclamando: ¡Isaac llévame en tu espalda! -y el me miro. Frunció el ceño y se encogió de hombros.

-Como digas -dijo y lo hicimos.

¡Ahg! Todos nos miran, me estoy muriendo de vergüenza, ¡y lo peor es que quiero ir al baño! Mi vejiga va explotar. Pasamos por un casino que fue imposible no pasar por alto. Por si lo perturbador de esto no fuera poco, ver a tantas personas con batas blancas y de tan solo pensar que están prácticamente en ropa interior debajo de estas, me hizo sentir incómodo y como mis mejillas ya las sentía ardientes a mas no poder. Llegamos a la recepción y nos dijeron el área que nos correspondía a los estudiantes en el viaje escolar.

-Bájeme -le pedí a Isaac.

-No puedes caminar. El enfermero dijo que hicieras reposo niño.

-No me llevarán a cuestas por siempre, ¡y no me digas niño! -Isaac rodó los ojos y lo hizo. Deje el pie levantado y pise con el otro lentamente. Suspire y el me ayudo a subir al ascensor.

-Okey Mateo... Hazlo, pisa, pisa -dije, preparándome mentalmente para hacerlo. Baje mi pie lentamente, pero aun así y sin tener en cuenta el tamaño y grosor de la planta de la bota pise muy brusco. Me queje por el dolor.

-¡Te dije niño tonto! -dijo Isaac. Me tomo. ¡DE LA ESTÚPIDA FORMA DE "princesa"! Y por más que le rogué no me soltó, salimos del ascensor, en el segundo piso y fuimos a la habitación que estaba disponible. Isaac toco la puerta y para mi sorpresa abrió Keila.

-¡Mateo! -dijo y se hizo a un lado, pasamos e Isaac por fin me bajo. Dejándome sentado en una silla de mimbre que hay al lado de un cama-. ¿Como esta tu pie?

-Bien. ¿Alexis donde esta? -pregunte.

-Con ustedes, ¿o no? -dijo extrañada. Fruncí el ceño, él fue el que salió primero. Vi a Boris saliendo del baño con una bata blanca y me saludo, me estrecho muy fuerte.

Por fin pude ir al baño de esa habitación, puse pestillo y suspiré. Con mucha dificultad me saqué las bermudas y me puse mi traje de baño. Pase la mano por mi cabello y me saque mi zapatilla de lona que Alexis me había puesto. Dios, sigo teniendo mucho frio. Mi polerón está en mi bolso, no tengo carga en mi celular y siento un dolor en mi costilla derecha, en la cintura, seguramente me pegue ahí cuando caí, pero sería algo estúpido porque caí de espaldas. Sin darme cuenta tal vez. Levante mi polera blanca y me vi, un escalofrió me recorrió el cuerpo, cerré los ojos con fuerza. He visto muchas cosas con mamá, documentales de ciencias forenses, vídeos de autopsias y una vez hasta fui a su trabajo, en sala de urgencias, se harán una idea de lo que he visto. El tema de las heridas y sangre no me afecta, pero cuando es en mi cuerpo me desespero, me incomodo demasiado. Y es horrible... tengo esa área, en mi costilla como si me hubieran golpeado igual al que un saco de boxear. Acomode nuevamente mi polera, no puedo seguir viendo...

Salí del baño y vi a Anabelle, Boris y Keila tirados en la cama conversando. Y a Isaac sentado en la silla de mimbre.

-Nos vamos a cambiar -dijeron las chicas y se fueron al baño con sus bolsos. Salte en mi pie bueno hasta llegar a la cama.

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora