37 "Perdón, pero te amo"

2.3K 228 39
                                    

Suspiré entrecortadamente, Martina me tomó la cabeza y me miró atentamente. Me solté y rápidamente subí a mi cuarto, cerrando con pestillo. Me agaché contra la pared hasta quedar sentado en el piso, apreté los puños y solté una gruesa lágrima.

—Alexis —me llamó Martina tocando la puerta. Me paré recordando mi maldita reacción al estar con Owen. Una intensa rabia me recorrió todo el cuerpo e hice mi mano puño—. Alexis abre la puerta por favor, dime si estas bien si quiera —apreté los dientes con furia—, converse... —dijo Martina amablemente, pero fue interrumpida por el fuerte sonido del ropero siendo golpeado por mi puño. Rompí la puerta de este y el estallido retumbó en toda la casa.

Lo que término de romper mi corazón, pero que me hizo reaccionar, fue sentir como Anaís gritó asustada, para luego romper en llanto. Sin dudas, una de las peores cosas que he hecho en mi vida. Mi ahora miserable vida.

—Tranquila hija —escuché a Martina consolar a mi pequeña—, a veces sale un monstruito..., pero ese de ahí no es tu tío, te lo prometo... Dejémoslo un ratito solo —sollocé devastado y me tapé la boca para que no me sintiera—. ¿Vamos al parque? —le dijo Martina fingiendo emoción. Anaís seguía llorando, gemiqueando aguadamente.

Se fueron, y reinó el silencio, pero en mi mente el grito y llanto de Anaís iba subiendo de volumen cada vez más.

Me senté en la cama e intenté inútilmente controlarme.

—Mateo —susurré visualizándolo en mi mente.

Su risa, sus miradas encantadoras, cuando me corrige, cuando me regaña, su boca... Sus tímidas y torpes caricias... Ese placer qué siento cuando toco su cuerpo, ese placer que nunca había sentido con nadie... Su compañía y cariño...

Todo eso nunca volverá...

Porque soy basura... Siempre lo fui... Siempre lo seré...

Siento tanta rabia y decepción de mí.

Maldito imbécil caliente... Nunca cambiaste —tapé mis oídos con fuerza, no quiero escuchar esa voz negativa en mi cabeza, solo quiero calmarme y pensar claramente...

Pero fue imposible, la rabia me consumió y golpeé a la persona que más odio en este momento. Me golpeé a mí mismo.

...

—Ya Alexis... Ya pasó —dijo Kei desde la pantalla, estamos en una vídeo llamada. Sorbí mocos. Hace un rato pude calmarme un poco, pero ahora hablando con Kei volví a sentirme fatal, y simplemente no puedo parar de llorar, soy como un riachuelo.

—Regáñame Kei —dijo con la voz entrecortada.

—Ya te regañé mucho Alexis.

—Keila —sollocé y me llevé las manos a la cara.

—Para Alexis... Me voy a poner a llorar yo... Si... ya pasó, ya fue.

—No... No llores por favor, no quiero hacer llorar a otra persona más hoy —dije y ella hizo una mueca acomodándose el audífono—. Ahora... ¿Qué...? ¿Qué hago? —balbuceé. Creo que Kei realmente llorará.

—Pensar... —suspiró— ..., en cómo contárselo... Si te lo guardas vas a vivir con la culpa —dijo ella y yo asentí—. Te va a perdonar Alexis —solté una risita y negué.

—No... La cagué Kei... La cagué.

—Piensa que hubiera sido peor si te hubiera gustado ese beso... Que no hubieras pensado... en Mateo —dijo y sentí mucha vergüenza. Exactamente por eso siento culpa, Mateo es incomparable. Y en ese momento solo pensé con el miembro—. Me siento tan culpable... Si no hubiera ayudado a Owen a entrar no estarías sufriendo ahora... Pensé en lo feliz que estarías... Soy una tonta.

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora