51 "Coca-Cola, pandas y Mateo"

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Esto es una pequeña advertencia: Este capítulo tiene contenido homofóbico. Se que hay personas que son muy sensibles a estos temas, a mí misma me ha costado mucho escribir esto.

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Narra Mateo:

-Hola -escuche decir a Keila desde el otro lado de la línea.

-Ho-hola Keila, ¿cómo estás?

-Bien gracias, ¿tu estas bien? Te oyes raro -dijo ella. Tragué saliva nervioso. Me da mucha vergüenza estar a punto de hacer esto...

-Si, esta todo bien. Oye Keila...

-Dime Mateo.

-Tu... ¿Me podrías dar alguna idea de... -tome aíre y lo dije muy rápido- de que regalarle a Alexis? Por favor -sentí mucho calor en mi cuello.

-¡Claro! A ver... déjame pensar -dijo. Yo suspire. Keila es muy amable. Me da vergüenza que... bueno, en este punto... creo... que ella sabe que estoy con Alexis.

-Gra-gracias -dije nervioso.

-Mmm, a Alexis le gustan mucho los buzos, las gorras... Le gusta el plomo, le gusta el blanco... -dijo y rió. Sonreí débilmente. Lo conoce demasiado bien...

-Muchas gracias -dije y se volvió a reír.

-Perdón, es que no se me ocurre nada en este momento. Pero al menos sé que esas cosas le gustan -dijo amablemente. Como la risueña y siempre alegré chica que es.

-Si... Muchas gracias, enserio -dije.

-No hay de que bebé, descansa -dijo y yo sonreí. Keila solo le dice "bebé" a Angelita. Antes de responderle ella corto. Hice una mueca y suspiré.

Tal vez... ¿comida? Pero... eso sería raro. Chocolates es muy típico... Mmm... a Alexis le gustan los tabacos...

-Pero eso solo sería fomentar su vicio y dañarlo -susurre para mí mismo-. ¡Ahg! ¿Por qué es tan difícil? -dije ya rendido. Debo darle algo que... de verdad le guste, quiero sorprenderlo. Quiero que su rostro se ilumine y se ponga muy feliz...

Quiero que me elogie.

Seguí caminando de lado a lado por toda mi pieza. Hasta que... llegue a algo. Evalúe los costos... y me vi obligado a cometer una fechoría.

-Mmm, perdóneme don chancho -dije y solo lo hice. Lo rompí con el martillo. Mi alcancía de chanchito de greda. Dejando una sangrienta y valiosa escena. Conté el dinero. No me da. Hice una mueca y suspiré. Lentamente salí de la pieza y corrí escaleras abajo. Mi mama está en su celular, sentada en la mesita de la cocina. Trague saliva y me acerque, sentándome a su lado.

-Hola -le dije.

-Hola mi amor -dijo ella, sin despegar la pantalla de su celular.

-Uhm... esto... ¿me podrías prestar un poquito de plata? Por favor -pregunte y ella me miro. Asintió y sonrió ladeando su cabeza.

-¿Para qué?

-Es que... le quiero regalar algo a... un amigo -balbucee.

-Ah, por supuesto hijo -dijo y yo sonreí. Me acaricio la barbilla. La mire, volvió a ver su teléfono.

Yo... le cuento todo a mamá, y siento que... no puedo no decirle "eso" a ella...

-Mamá -dije bajito.

-¿Mmm? -dijo ella. Asintiendo.

-¿Te... puedo contar algo?

-Por supuesto mi vida -dijo y bloqueo su celular dejándolo en la mesa. Tomo mis manos y me miro. La verdad, prefería mil veces que este sin mirarme.

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora