38 "Jugo de uva añejo"

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Tocaron, pero no reaccioné. Sigo viendo por donde se fue Alexis, pensando estúpidamente que volverá.

Siento la mirada de mi ex mejor amigo en la nuca. Estoy enojado y muy triste. No me puedo borrar la imagen del rostro de Alexis cubierto de lágrimas. Y ese moretón aún me tiene muy preocupado.

Necesitó una cosa... Vino.

Apreté los puños y me eché en la mesa. Solo una gotita y estaré mejor...

Recordé... Las tantas veces que fui a la oficina del coordinador. En un mueble de madera, atrás de una caja siempre divisaba claramente un corcho y el reflejo de vidrio verde en la puerta.

Miré a mi alrededor de reojo. El profesor no ha llegado y está el típico desorden de la ultima hora. Me paré mientras mi corazón latía con fuerza. Tomé mi mochila y me fui, sintiendo un nudo en la garganta.

Nadie en los pasillos. Nadie en el patio. Nadie pendiente de mí o de lo que este apunto de hacer.

Llegué al tercer piso, que esta desolado y sombrío. Entré a la oficina del coordinador, que para mi conveniencia está en remodelación y tiene la puerta abierta, con algunas cajas a la entrada. Rápidamente cerré la puerta. Más rápido tomé la botella y la eché a mí mochila. Muchísimo más rápido salí de ahí para llegar en solo segundos al baño del primer piso.

Me encerré en un cubículo con la respiración agitada. Arrepentido. Inmediatamente arrepentido. Ya sintiendo los peores escenarios: Me atraparían; me delatarían diciendo que me fui de la sala con mochila y todo; me verían con alcohol en la mochila... Me expulsarían...

Solté una lágrima, sin saber que hacer, me eché en el piso, pensando en la persona causante de mi inexplicable y estúpido arrebato.

Saqué el vino y como me enseñó Alexis, mordí el corcho con las muelas y tiré la botella hacia abajo. Cerré los ojos y bebí, es asquerosamente dulce. Bajé la botella y limpié mis labios con la manga de mi camisa mientras seguía llorando. Volví a tomar la botella y bebí otro sorbo. Leí la etiqueta.

Vignobles Lavigne 1977

Fase dos... ¡¿Cómo salgo de aquí ahora?!


Narra Alexis:

-Ya Alexis... Intenta sonreír -dijo Kei y la miré. Lo dice como si fuera tan fácil. Nos abrazamos fuertemente, me despedí y fue al auto con Boris.

Llegué a mi casa, cabizbajo. No quise ni comer.

Estoy en mi habitación, acostado. Ya ha empezado a oscurecer y Anaís no ha llegado... ¿Por qué Anaís aún no ha llegado?

Me extrañé mucho, se supone que llegaría con Federico. Justo mi celular comenzó a sonar. Giré y me senté en la cama rápidamente para alcanzarlo. Es Martina, que me llama.

-Alexis -escuché que dijo desde la línea angustiada y nerviosa.

-¿Qué pasó? -pregunté extrañado.

-Soy una tonta... Federico hoy sale a las once. Se supone que él pasaría a buscar a Anaís al cumpleaños -dijo, y ahí recordé que Anaís hoy tenía un cumpleaños-. Mi jefa no me deja irme antes -dijo afligida.

-Pero Martina... A esta hora ya no hay locomoción, es muy peligroso -la reñí.

-Si se Alexis... Pero... Alexis está el auto de mamá -dijo. Tragué saliva y cerré los ojos. Voy a matar a Martina.

Todo sea por qué no le pase nada a mi pequeña.

-Voy -dije. Nos despedimos y corté.

Hoy muero...

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora