34 "Niño bueno"

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-Aun así, no podrías -dijo Alexis y lo miré rápidamente, tiene sus cejas levantadas y hace un puchero. Yo fruncí el ceño, sin entender-. Están recién cicatrizando.

-Oh... Bueno... ¿Cuánto tardan en cicatrizar? -balbuceé bajando mi vista con vergüenza.

-Algo así como seis semanas -dije y asentí sintiendo una puntadita en el pecho. Fruncí el entrecejo, sentir que me enoja el hecho de que no podemos besarnos... me desespera-. ¿Estas enojado? -dijo y sonrió ladeando su cabeza, yo no respondí, me crucé de brazos e intenté relajar mi rostro enfadado-. ¿Tanto te gusta besarme? -dijo con un tono grave y bajo, pero burlón.

-No, no me gusta, de hecho, esto es genial, así me dejas en paz -le confronté intentando sonar firme, pero lejos de intimidarlo sonrió

-Que malo eres... Creí que te gustaba -susurró seria y tristemente encogiéndose de hombros.

-No... Quiero decir... -dije desesperado. Alexis me miró, y rio. ¡Ahg! ¡Lo odio!

-¿Y esto? -dijo sonriendo. Tocándome el cabello, yo quité su mano y lo ignoré. Lo hizo de nuevo, solo lo dejé. Sentí sus dedos en mi nuca, y me dio una corriente. Volví a alejar su mano, me paré rápidamente y fui al baño.

Solo era una broma, y yo me puse realmente nervioso-. Ay que vergüenza -pensé en voz alta mientras subo la cremallera. Quiero estar solo, no quiero que noten mi vergüenza.

Salí del cubículo, a lavarme las manos-. ¡Amigo esta nuevo, y te lo doy con audífonos! -di un salto por el susto que me propinó Milo, ese chico de cuarto, poniendo un celular en frente de mi cara, un celular dudosamente nuevo...

-Esto... N-No gracias -me disculpé tímidamente. Lo vi, y a sus ojos muy rojos bien abiertos. Sonó su nariz y se fue. Suspiré, que susto me dio.

Abrí la llave, para que salga la agüita... ¿Por que digo agüita? ¿Por qué siempre hablo solo? Mateo tú estas loco, reí solo, al escuchar mi voz interior, pero al instante me desconcentré, cuando alguien puso su mochila arriba de los lavamanos bruscamente. Lo que hizo asustarme por segunda vez, miré a ese alguien... Es Marco, ha vuelto de su suspensión. Parecía que recién lo han sacado con grúa de la cama, tenía unas profundas ojeras, nunca lo había visto así. Aunque eso, no fue ni por lejos lo que más llamó mi atención... Tiene el cabello azul.

Se está viendo al espejo, peinándose con los dedos, tragué saliva. ¿Hoy es el día de cambiarse el look o qué?

Me miró fijamente-. Hola -dijo bajo, con una leve sonrisa.

-Hola -dije, también en tono bajo, recordando todo...

-Oye Mateo, debemos hablar -dijo de golpe, mientras se acerca, sacudí mis manos y cerré la llave, yo... te pido perdón -lo miré, suena muy decaído. Quiero llorar, lo consideraba mi mejor amigo, pero después de lo que le hizo a Alexis, simplemente mi corazón se destruyó, todo se vino a abajo. Mi vista se nubló, soy un llorón profesional, pero tragué todo nuevamente, di la vuelta para sacar papel y secarme las manos.

-No te preocupes, ya pasó -dije, sin más, no seguiré un drama. Lo que menos quiero es eso. Ahora, en este momento, la verdad, solo quiero desaparecer. Solo daré por cerrado ese tema, y aunque me duela en el alma me alejaré de Marco.

-Te quiero Mateo, mucho... Yo te dije, que me gustan los hombres, ¿recuerdas? -dijo y al instante me congelé.

Quise estar cinco metros bajo tierra.

-Sí, sí, me dijiste -dije, inevitablemente, muy nervioso. Se acercó y se puso frente a mí, quedo bajo, siento miedo, recuerdo lo que dijo ese día, fue demasiado fuerte, me sentí como un objeto... sexual. Bajé mi vista con pena, puso su brazo contra la pared, y se acercó más a mí. Me quedó mirando y yo igual, tragué saliva, quiero hablar, alejarlo... Pero estoy paralizado, él esta como loco, Marco esta como un loco obsesionado...

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora