29 "Todo está bien"

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Siento algo muy cómodo, es muy caliente y suave, pero a la vez es duro. También siento una presión en mi espalda.

Mis parpados se fueron abriendo lentamente. Y me di cuenta que estaba encima de Alexis, abrazado a su pecho. Me congelé por un segundo, ¿esta despierto? Miré hacia arriba, está durmiendo profundamente. Solo me quedé ahí y volví a cerrar mis ojos. ¿En qué momento terminamos así? Ni la menor idea. Solo sé que intente moverme, pero estaba en modo zombi.

...

Ya estoy en mi casa, duchándome. Recuerdo cuando estábamos desayunando en la casa de Alexis, por debajo de la mesa nuestras piernas se enredaban, yo intentaba detenerlo, le pateé varias veces, pero él seguía, siempre tan molestoso. Aunque debo decir que en un momento no me reconocí, y con mi pie acaricie su pantorrilla, él me lanzaba miradas y sonrisas. Si supieran los otros que estaban en la mesa, como jugábamos, cómplices, traviesos.

Me terminé de duchar y fui a mi pieza. Conociendo el clima de esta ciudad, me siento dudoso en que ponerme. Vi el tiempo en mi celular, estará nublado. Salí de mi casa y fui a la parada. Tomé el autobús y apoyé mi cabeza en la ventana cuando y estuve sentado.

Llegué al hospital justo a tiempo. El doctor Alfredo me atendió muy bien como siempre. Me dio los resultados, me dijo que todo estaba en orden y yo le comenté que no había sentido el dolor. Hablamos de mis resultados y de la primera cita.

Salí del hospital, sabiendo y agradeciendo que nunca más volveré a ver a ese hombre. Di un gran suspiro, sé que la pesadilla ha terminado. Sonreí y miré el cielo, sintiéndome en calma y feliz.

...

Ya es domingo y estoy almorzando con mamá. Recordé una de las tantas ocurrencias de Alexis y me reí-. ¿Se puede saber que pasa por esa cabecita? -me preguntó mamá sonriendo, la miré rápidamente y negué sonriendo como tonto.

Terminamos y recogí los platos. Luego me fui a sentar al sillón y prendí la televisión.

-Ya sé lo que vas a ver, Los Simpson -dijo apoyándose en el respaldo del sillón, yo sonreí y asentí.

-Mateito -dijo bostezando, la miré-, voy a dormir un rato.

-Vale -dije, me acarició el cabello y fue a su habitación.

Recordé lo que dijo aquella noche..., y pude sentir una corriente recorrerme el cuerpo.

Narra Alexis:

Lunes, y estoy en el terminal de buses con papá, lo único que me deja más aliviado es saber que solo se irá dos meses y luego pasaremos unas hermosas vacaciones de primavera juntos.

-Te amo -me dijo, y lo abracé con fuerza. Supe que debía marcharse, pero no lo pude soltar, no quise dejarlo ir, supe que lo necesitaba un par de días más.

Llegué a la escuela, inevitablemente estoy muy triste, yo nunca estoy triste. No quiero hablar, mi rostro ha decaído, solo quiero que llegue el receso para ver a Mateo, en esta etapa de mi vida él es mi refugio y con el me desahogo.

Receso, fui a la cafetería y encontré a los chicos como siempre carcajeándose alborozados, me senté y sus risas cesaron, saben que estoy sensible. Llegó Mateo y se sentó a mi lado.

-¿Como estas? -me preguntó, lo miré.

-Bien -respondí algo seco, él sonrió cabizbajo. Suspiré y estiré mis piernas.

-¿No vas a comer nada? -me preguntó y negué con mi cabeza. Se puso de brazos cruzados y se alejó un poquito de mí. Solo deseo un abrazo, y si es de él, muchísimo mejor.

Los chicos no están locos como siempre, solo conversan tranquilamente. Hay momentos en los que estamos callados. Yo no puedo dejar de estar triste, se me hace extraño, sé que es por lo de mi padre, pero también hay otra cosa, algo tengo. Supongo que años y años de aguantarse penas y lágrimas en todas las situaciones no hace bien.

Miré la blanca mesa, mi vista se nubla lentamente, y el nudo en mi garganta no me está dejando respirar.

Narra Mateo:

Vi, como una lagrima cayó por su mejilla, Alexis me miró y luego rápidamente miró hacia el lado secándosela, haciéndose el fuerte. Para este entonces estoy muy sorprendido. Alexis, ese chico que parece ser malo a primera vista, pero que cuando lo conoces te das cuenta que solo es molestoso, ese chico duro, reservado, serio e intimidante... Bueno, todos lloramos Mateo, no seas tonto...

Siento una roca en la garganta, verlo así me destruye por dentro... Tampoco quiero que sienta... que no lo quiero o no lo apoyo...

Tragué saliva y lo hice. Tenía su mano en su rodilla, y yo lentamente acerqué la mía temblante. Mi dedo índice tocó sus nudillos tímidamente. Volteó a verme sorprendido, realmente sorprendido. Si yo lo estaba de mí era obvio que él igual lo estaría. Sus ojos rojos hacen que por primera vez tengan un brillo, un brillo que es inexistente en los ojos de Alexis. Soltó otra lagrima, que se deslizó hasta entrar a sus rosados labios.

Dio vuelta su mano y tomó la mía, la entrelazamos. Encajan perfectamente y por primera vez sus manos están calentitas. Lo volví a ver y le sonreí débilmente, transmitiéndole ese mensaje: Todo está bien... y bajé mi vista, tímido.

Narra Alexis:

Su mano es pequeña en comparación a la mía. Pero es fuerte, y el dorso es muy suave... Di un suspiro, me he logrado calmar inmediatamente. Miré al frente, Kei nos mira enternecida. Es la única que se ha dado cuenta. Yo aun no puedo creer lo que ha hecho Mateo.

En ese momento pensé rotundamente que de ahora en adelante... No lo molestaré tanto.

















Aquí un capítulo cortito, me pareció bien tierno. Quería y necesitaba escribir algo así.

Muchas gracias por leer, no olviden votar y comentar.

💓💓💓

-Dolly

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