Alexis despertó. Algo suena. Es el teléfono fijo en la planta baja. Bajó rápidamente y lo contestó.
¿Quién llama a esta hora?, piensa.
-¿Álo? -dijo extrañado. Sintiendo una respiración.
-Hola.
Dedujo que es Mateo.
-¿Mateo?
-Hola Alexis.
Algo pasa. Lo sabe. Se quedó en silencio y Mateo igual.
-¿Que paso? -preguntó Alexis.
Mateo suspiró.
-Fue un desastre... realmente un desastre...
-¿La comida? -preguntó Alexis e hizo una mueca.
-Sí.
-¿Por qué?
-Nunca vas a creer esto..., pero... Heiko es hijo de Alfredo -dijo bajo. Como quejándose.
Alexis frunció el ceño.
-¿Heiko? ¿Heiko Miller?
-Sí. Y Lucy también -dijo el muchacho, tirándose de espaldas en su cama.
Mateo le contó todo a Alexis. Que se quedó impactado y hasta preocupado.
-Alexis... ¿por qué todo lo malo me pasa a mí? -dijo Mateo apenado-. Siento... siento como si hubiera hecho algo malo... Dime, ¿lo hice?
Alexis sonrió ante la desesperación de Mateo.
-Según yo no... no lo creo tampoco -dijo suavemente Alexis.
-En fin... voy a ir a disculparme con mamá -balbuceó Mateo quejumbroso.
-Está bien... recuerda venir a buscar tu celular uno de estos días -dijo Alexis burlón.
-Sí, sí, lo haré.
Colgaron y Mateo subió las escaleras. Tocó la puerta de la pieza de su madre y esta le respondió con un "adelante". Mateo entró, acomodó sus lentes y se acercó a Melisa, que está planchando su uniforme. Ella lo miró y sin más sonrió de lado, planeaba estar enojada y firme con su hijo.
Pero esos ojitos llorosos le encogieron el corazón.
-Oye..., perdón -murmuró Mateo cabeza gacha. Melisa lo abrazó, él se quedó inmóvil, haciendo un puchero.
-Perdóname a mí -dijo ella.
-No... yo... fui inmaduro, muy inmaduro... solo debí haber ignorado, pero el enojo me ganó mamá -dijo Mateo, realmente arrepentido. Sintiéndose culpable sin mucha razón.
-Eso es... eso es hijo, lo que no me gusta. Mateo.
-¿Que?
-Mírame, ya no llores hijo, Mateo... ¿por qué eres tan...? -Melisa no pudo terminar su frase. Sintió que lo único que lograría seria dañar más a su hijo.
-No debí pisarlo -dijo Mateo con vergüenza, se agarró el cabello con fuerza y suspiró.
-Yo hubiera hecho lo mismo -dijo Melisa y se rió un poco-. Estuvo muy feo lo que hizo... yo hablaré con el Mateo, pero... realmente se veía triste y culpable hijo, ¿sabes?
-Sí..., pero es que me dio mucha rabia mamá... mucha -dijo Mateo.
-Lo se hijo, y te entiendo -dijo Melisa. Acariciándole los cabellos al muchachos-. Y lo que hizo esa chica estuvo horrible, creo... que no le agradamos mucho -dijo y se volvió a reír. Ya no quiere ver a Mateo mal.
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¡Tú eres mi pendejo!
Teen FictionAlexis, un chico aficionado a correr, pierde todo cuando su nivel en la escuela baja demasiado. De muy mala gana, se inscribe en un taller de tutorías, donde conoce a Mateo, un chico bastante especial y que, extrañamente para Alexis, llama su atenci...