24 "Invernadero"

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Narra Mateo:

—No pienses en él... No pienses en él... —susurro con la cabeza entre mis piernas, las abracé con más fuerza. Estoy en mi viejo escondite, aquí venia siempre cuando recién llegué a la escuela. No hablaba con nadie, es un sitio donde hacen un taller de medio ambiente, un invernadero. Es el receso. Mi mente da vueltas y más vueltas, cada vez que cierro mis ojos veo a Alexis. Su brillante sonrisa... Y siento sus manos en mi cuerpo...

Me golpee la cabeza con la palma de mi mano. Rezar no ha servido para calmarme. Siempre es así cuando me gusta alguien, soy un idiota...

Espera... ¡¿Que acabo de decir?! ¡A mí no me gusta Alexis! ¡No y no! ¡Wacala! Odio a ese tonto... Sí, ¡lo odio! Siempre m-me está molestando. Es un idiota, es un pervertido, un agresivo... Bueno... Solo por mi... ha sido agresivo solo por mí, ahora que lo pienso... ¡Pero no! ¡A mí no me gusta Alexis! ¡No me gusta!

Me agarré el cabello con fuerza, esto ya me está superando...

—Soy un tonto... Solo se aprovechó esa vez, ¡eso es!... Sí... No es como que tú le gustes a él —susurré auto regañándome.

¿Qué digo? Es obvio que yo no le gusto a él. Yo soy el que confundió todo... Pero... ¡Mateo eso no te importa! Porque tú no quieres nada con él.

No me gusta... No me gusta... ¡No me gusta!

(Flash-back)

—Ese chico es una bala —comentó el coordinador a mi lado, la única persona con la que he hablado y que ha sido amable conmigo desde que llegué a mi nueva escuela. Estamos en las gradas viendo una competencia de atletismo. Ahora van en una de velocidad.

—Pero no va a ganar —le dije. Mis compañeros de la fila del frente conversan. Nadie se sentó conmigo. Así que me senté al lado del coordinador—. ¿Ve? Ganó ese chico —le demostré. Vi al otro competidor. Todos jadean, pero él tiene su cara seria mirando como el ganador salta de alegría. Ese mismo chico que casi gana pateó una piedra y se fue muy enojado. Yo me reí. Es solo un juego...

(Fin del flash-back)

Era el... Era Alexis... ¿Por qué recuerdo esto ahora? No recuerdo nada mas de eso. Ahora se ha esforzado tanto, ha entrenado tanto, yo... debería estar con él, apoyándolo, como su amigo. Falta muy poco para esa competencia..., pero aquí estoy, escondido de él, porque ni siquiera puedo mirarlo, y de verdad quiero...

—¡No! No... Uno, dos, tres, cuatro... —empecé a contar, volví a esconder mi cabeza entre mis piernas y suspiré.

Narra Alexis:

—Kei te juro que si esto no funciona me enojaré mucho —le dije a Kei, a mi lado. De nuevo estamos en el gimnasio. Yo ayudándole.

—Sí, esto servirá, créeme —dijo tomando unas colchonetas de la bodega—. Ten, ve a dejarlas al invernadero —dijo pasándomelas. Las tomé.

—¿Y dónde está eso? —pregunté, ni siquiera sabía que había un invernadero en la escuela.

Kei realmente es muy mala para dar indicaciones, y yo hasta pensaba que esta parte de la escuela estaba totalmente abandonada. Finalmente ubiqué el invernadero y entré.

Hoy no vino Mateo. Realmente me siento triste, incluso enojado. No me gusta que me ignoren. Divisé el lugar en el que me encuentro. Hay unas siembras, plantas colgantes y una plantación de tomates.

Escuché... a alguien balbucear, luego claramente escuché una voz muy familiar—. ¿Mateo? —le dije y me miró para arriba rápidamente— ¿Qué haces aquí? —Le pregunté riéndome. ¿Acaso se está escondiendo?

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora